En la última escala de su gira por Asia, que incluyó una significativa visita a Corea del Norte, el presidente ruso Vladimir Putin pasó este jueves por Hanói, la capital de Vietnam, donde mantuvo una reunión de alto nivel con el mandatario de la nación del sudeste asiático, To Lam.

Putin se reunió también con el secretario general del gobernante Partido Comunista de Vietnam, Nguyen Phu Trong, considerada la personalidad más importante en el gobierno de este país, que tiene fuertes lazos históricos con Rusia que se remontan al período soviético.

Fue desde Moscú que llegó la mayor parte de las armas que contribuyeron al triunfo de la revolución liderada por Ho Chi Minh contra los colonialistas franceses en 1954 y del mismo destino provenían las que usó Vietnam del Norte en su conflicto con Estados Unidos, que finalizó en 1975 y un año después propició la reunificación del país bajo un gobierno socialista.

Ahora, en el marco del 30º aniversario de la firma del Tratado sobre los Principios de las Relaciones Amistosas entre las dos naciones, que puso las bases para su desarrollo luego de la desintegración de la Unión Soviética, el mandatario ruso pasó toda la jornada del jueves en Vietnam, donde antes de emprender su retorno a Moscú fue invitado de honor en un banquete celebrado en el edificio de la Ópera de Hanói.

En una conferencia de prensa que ofrecieron de manera conjunta luego de su encuentro por la mañana, el presidente vietnamita, To Lam, expresó: “Aumentaremos la cooperación en el campo de la defensa y la seguridad, y juntos lucharemos contra los nuevos y tradicionales desafíos [a la estabilidad internacional]”. El mandatario dijo además que ni Rusia ni Vietnam celebrarán “alianzas ni tratados con terceros países que menoscaben la independencia, la soberanía y la conexión territorial”.

En la misma rueda de prensa el presidente ruso afirmó que está interesado en invertir en proyectos de gas natural licuado en Vietnam y que está dispuesto a asociarse con el país del sudeste asiático en materia de energía.

Desde que invadió Ucrania y empezó a ser sancionado por las potencias occidentales, el Kremlin diversificó sus políticas comerciales, dándole mucha importancia al continente asiático.

En este contexto Vietnam, país habitado por más de 98 millones personas, está ganando cada vez más relevancia por ser un mercado emergente con un rápido crecimiento.

Según publicó Nhan Dan, el diario oficial del Partido Comunista de Vietnam, sólo en los primeros cinco meses de este año, el comercio entre Vietnam y Rusia alcanzó los 1.960 millones de dólares, lo que significa un aumento interanual del 51,4%.

Las exportaciones e importaciones del país indochino a ese mercado ascendieron a 955,6 millones de dólares y 1.000 millones de dólares respectivamente, lo que supone un alza anual del 44,7% y el 58,4%.

En particular, el valor de las ventas de productos acuáticos, anacardos, granos de pimienta, prendas textiles y equipos de maquinaria de Vietnam a Rusia se disparó entre un 82% y más del 100% a 76,4 millones, 28 millones, 12,5 millones, 320,8 millones y 90,1 millones, respectivamente.

Las principales exportaciones del país asiático, según datos publicados por el Observatorio de Complejidad Económica, son los equipos de transmisión eléctricos, teléfonos, circuitos integrados y piezas de máquinas de oficina (entre otras, computadoras, impresoras, proyectores).

Basándonse en su economía pujante y en un fino trabajo de su cuerpo diplomático, Vietnam está jugando su propio partido en el escenario regional y mundial y sus dos socios comerciales más fuertes son China y Estados Unidos. Fue por esta razón que los mandatarios de las dos potencias visitaron el país recientemente.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, estuvo en Hanói en setiembre del año pasado para promover los lazos entre ambas naciones, en un momento en que su administración intenta convertir a Vietnam en un proveedor alternativo de componentes clave de alta tecnología para reducir la dependencia estadounidense de China.

En diciembre el que desembarcó en la capital vietnamita fue precisamente el presidente chino, Xi Jinping, en un intento de contrarrestar la influencia de Washington sobre Hanói, con el trasfondo complejo de las relaciones entre Vietnam y el gobierno de Pekín, que no son fáciles, incluso con disputas territoriales y con reclamos por la soberanía de parte del Mar de China Meridional.