Zonas de la ciudad de Gaza que ya habían sido devastadas por el ejército israelí en ataques en noviembre y diciembre volvieron a ser atacadas este lunes. La población que había regresado a esa ciudad en los últimos meses, a medida que los ataques se dirigían hacia otras zonas, volvió a ser evacuada de los barrios Sabra, Rimal, Tal al Hawa y Daraj, entre otros. Cientos de personas debieron dejar una vez más el lugar donde vivían y hubo decenas de muertos.

La noche del domingo al lunes “fue una de las más duras en la ciudad de Gaza, ya que el enemigo criminal intensificó las incursiones y bombardeos contra civiles y trabajó para desplazarlos y torturarlos”, dijo uno de los integrantes del buró político de Hamas, Hossan Badran, según citó Efe. “Hay varias casas que fueron blanco de forma intencionada y hay gente bajo los escombros en este momento”, dijo una autoridad de la Defensa Civil gazatí, Mahmud Bassal, publicó la agencia. “Según testimonios de nuestros equipos médicos, vieron ciudadanos tirados en el suelo por los ataques, y no pudimos llegar a ellos ni llevarlos al hospital”, agregó.

Según Al Jazeera, bombardeos contra varios edificios, entre ellos el Banco de Palestina, ocurrieron sin que la gente de la zona fuera evacuada, y las personas no tuvieron otra opción que esconderse en sus casas.

A su vez, el Ministerio de Salud de Gaza informó que, en 24 horas, las fuerzas israelíes mataron a 40 personas y dejaron 75 heridos. Desde octubre, el número de muertes que dejó la ofensiva militar israelí en la Franja de Gaza es de casi 38.200, y el de heridos supera los 87.900.

Durante la incursión en la ciudad de Gaza de este lunes, según el ejército israelí, murieron “más de 30 terroristas”. Además, el ejército comunicó que los militares ingresaron en un complejo de la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos en Tal al Hawa, donde encontraron “armas”, sin aclarar de qué tipo, así como “celdas”.

“Las Fuerzas de Defensa de Israel ya operaron previamente en la zona, matando y arrestando a muchos terroristas de Hamas y destruyendo una importante ruta subterránea que pasaba por debajo del complejo”, manifestaron en un comunicado. Agregaron que habían realizado ataques también en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, donde incautaron armas y localizaron “túneles”.

En un comunicado, el grupo palestino Hamas afirmó acerca de Israel: “Intensifica su agresión y sus crímenes contra nuestro pueblo, así como sus intentos por desplazar por la fuerza [a los habitantes de Gaza] para sabotear todos los esfuerzos de llegar a un acuerdo”. Agregó que Israel intenta “sabotear” las negociaciones hacia una tregua, que está previsto que se retomen el miércoles, y que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, “está poniendo más obstáculos” en ese camino.

Las conversaciones tendrán lugar en El Cairo y Doha, adonde se dirigirán delegaciones de Estados Unidos e Israel para dialogar con los mediadores. Sin embargo, hay puntos de desacuerdo difíciles de conciliar.

Mientras que Hamas insiste en que cualquier acuerdo debe incluir un alto el fuego permanente, Netanyahu reiteró el domingo que un pacto debe “permitir a Israel reanudar los combates hasta que se hayan logrado todos los objetivos de la guerra”. El gobierno israelí plantea que debe rescatar a todos los rehenes cautivos en Gaza y desmantelar Hamas, aunque no está claro qué implica esto último.

Uno de los integrantes del gabinete de Netanyahu, el ultraderechista Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas y líder del partido Sionismo Religioso, dijo este lunes que un acuerdo con Hamas implicaría “una derrota y una humillación para Israel y una victoria para [el líder islamista en Gaza, Yahya] Sinwar”. Durante un acto político, dijo que “el pueblo de Israel, las familias de las víctimas y los soldados del ejército exigen la victoria” y no hay que “decepcionarlos”.

Smotrich insistió, dirigiéndose públicamente a Netanyahu, en que un pacto con Hamas sería “un completo fracaso”, y agregó: “No seremos parte de un acuerdo para rendirnos ante Hamas”.

Una postura distinta mantienen las familias de las personas que Hamas secuestró en Israel en octubre, de las cuales más de un centenar siguen en manos de los milicianos. Los familiares reclaman a Netanyahu que postergue sus planes de viajar a Estados Unidos hasta que logre un acuerdo para la liberación de esos rehenes.