Este jueves representantes de Egipto, Estados Unidos, Qatar e Israel comenzaron una nueva rueda de reuniones en El Cairo, la capital egipcia, para reanudar las negociaciones sobre la posibilidad de implementar un alto el fuego en la Franja de Gaza.

En esta nueva instancia, al igual que la semana pasada en Doha, la organización Hamas no enviará representantes, sino que sus intereses en las conversaciones serán defendidos por los emisarios qataríes, estrechamente ligados al movimiento islámico palestino.

Si bien desde la Casa Blanca diversos funcionarios vienen expresando su optimismo en que en esta ocasión pueda haber un acuerdo, las posiciones de Israel y Hamas son distintas.

Estados Unidos viene ejerciendo una enorme presión sobre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, una misión clave para el gobierno de Washington en este momento, a menos de tres meses de las elecciones presidenciales. La concreción de un acuerdo sería beneficiosa para los demócratas, que reciben críticas sobre su desempeño en el conflicto tanto desde la interna de su partido como de los republicanos.

La embajadora de Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield, le expresó al Consejo de Seguridad de la entidad que el acuerdo de alto el fuego “está a la vista” e instó al organismo de 15 miembros a presionar a Hamas para que acepte la propuesta actual.

“Es un momento decisivo para las conversaciones de alto el fuego y para la región, por lo que cada miembro de este consejo debe continuar enviando mensajes contundentes a otros actores de la región para evitar acciones que nos alejarían de finalizar este acuerdo”, dijo la representante estadounidense según consignó el diario británico The Guardian.

No obstante, Netanyahu viene evitando un acuerdo. En el mismo sentido se manifestaron en las últimas horas voceros de Hamas.

En este caso, el tema concreto que está trancando el acuerdo es la presencia, luego de un eventual alto el fuego, de tropas israelíes en el denominado corredor Filadelfia. Este es una estrecha franja de territorio, de aproximadamente 100 metros de ancho, que recorre de lado a lado los 14 kilómetros de la frontera entre Gaza y Egipto, incluyendo el cruce de Rafah, la principal ciudad en la que convergen el territorio palestino y el de su vecino.

De acuerdo a lo que negoció en Doha, Israel podría mantener esa presencia militar, lo que es rechazado de plano por Hamas, que se aferra al plan que ofreció el presidente estadounidense en julio.

Pero, además de Hamas, funcionarios de Egipto también dejaron en claro su discrepancia respecto de la presencia de israelíes en esa ruta situada casi en territorio egipcio.

La negativa de El Cairo a aceptar este punto se conoció este jueves. Esto podría debilitar todavía más la posición de Estados Unidos en las negociaciones, aunque por lo bajo algunos analistas deslizaron otra teoría: los negociadores de la Casa Blanca, de manera taimada, pudieron haberle pedido a Egipto –que es su socio– que endureciera su negativa para presionar aún más al imperturbable Netanyahu.

Por otra parte, también en el marco de las negociaciones, este jueves medios israelíes publicaron la noticia de que el jefe militar y ahora también político de Hamas, Yahya Sinwar, habría pedido garantías a Estados Unidos de que no atentarán contra él y otros dirigentes de Hamas durante el cese del fuego, teniendo en cuenta el antecedente del asesinato del exjerarca de la organización conservadora palestina Ismail Haniyeh a fines de julio en Teherán, la capital de Irán.

Sobre las negociaciones que comenzaron este jueves y que se prevé que se extiendan hasta el sábado, el periódico israelí Yedioth Ahronoth, citando a funcionarios israelíes cercanos a las conversaciones, expresó que “las posibilidades de llegar a un acuerdo son escasas”.

Mientras tanto, en Israel hay de manera permanente manifestaciones populares presionando para detener la guerra y conseguir el retorno de la mayor parte de los rehenes que siguen con vida en Gaza. Por otro lado, también la poderosa ultraderecha israelí deja en claro que quiere seguir adelante con el proceso de aniquilación de Hamas y de la población palestina en general.

En Gaza continúan sin pausa los ataques de las fuerzas israelíes sobre varias zonas del territorio, que causan diariamente docenas de muertes, por lo que la cifra de personas asesinadas desde el comienzo de la guerra supera ya ampliamente las 40.000. A esto se suman centenares de miles de heridos y el desplazamiento de sus hogares de aproximadamente el 85% de la población del enclave palestino, donde viven algo más de dos millones de habitantes.