El Comité Internacional de la Cruz Roja anunció que “la escalada de las operaciones militares en la ciudad de Gaza” lo obligó a “suspender temporalmente sus actividades allí y reubicar a su personal en las oficinas del sur, con el fin de garantizar su seguridad y la continuidad de las labores humanitarias”.

En un comunicado, advirtió que “esto ocurre mientras decenas de miles de personas que permanecen en la ciudad de Gaza se enfrentan a condiciones humanitarias terribles y necesitan desesperadamente más ayuda”.

También la organización Médicos Sin Fronteras decidió suspender sus actividades. “La implacable ofensiva israelí en Ciudad de Gaza ha obligado a Médicos Sin Fronteras a detener sus actividades médicas vitales ante el rápido deterioro de la seguridad”, anunció el viernes. “Nuestras clínicas están rodeadas por las fuerzas israelíes”, dijo el coordinador de emergencias de la organización en Gaza, Jacob Granger, y denunció ataques aéreos en torno a sus clínicas y el avance de tanques a menos de un kilómetro.

Aclaró que suspender sus actividades era “lo último” que querían, porque personas que no pueden desplazarse, desde bebés en cuidados neonatales hasta heridos graves, necesitan su atención.

Pero la invasión terrestre en la ciudad de Gaza que Israel lanzó el 16 de setiembre, aumenta cada vez más su intensidad. Por entonces, se estimaba que la habitaba un millón de personas, que comenzaron a desplazarse hacia el sur de manera forzosa por la orden de evacuación dictada por el ejército israelí.

Sin embargo, no todos pueden desplazarse, y algunos no están dispuestos, como los responsables de las dos iglesias cristianas de la ciudad, en las que se refugian cientos de civiles.

Este miércoles, el ministro de Defensa Israel Katz advirtió que quienes no abandonen esta ciudad serán tratados como “terroristas y simpatizantes del terrorismo”. Advirtió: “Esta es la última oportunidad para los residentes de Gaza que deseen desplazarse hacia el sur y dejar a los terroristas de Hamas aislados [...] y afrontando las operaciones de alta intensidad del Ejército”.

Katz dijo también que “todos los que salgan hacia el sur se verán obligados a pasar por los puestos de control del ejército”. A su vez, las fuerzas militares impedirán el ingreso a la ciudad.

Para Hamas, el movimiento islamista palestino que controla parcialmente la Franja de Gaza, los dichos de Katz son “un preludio a la escalada de crímenes de guerra cometidos por su ejército contra cientos de miles de residentes inocentes de la ciudad, incluidos mujeres, niños y ancianos”. Las palabras del ministro “representan una flagrante manifestación de arrogancia y desprecio por la comunidad internacional y los principios del derecho internacional y humanitario”, agregó en un comunicado.

En este contexto, Hamas estudia el plan de Trump para un cese del fuego en la Franja de Gaza. Según informaron fuentes de ese movimiento palestino a la agencia Efe, existen posturas divergentes y dudas sobre las garantías internacionales que pueden existir para que Israel cumpla con todos los puntos previstos en ese plan, que incluye el desarme total de Hamas. Además, la entidad exige un calendario de retirada de las tropas israelíes de Gaza para aceptar el plan.

Hamas pretende además que en caso de que se apruebe el plan de paz, la situación se encamine hacia una solución de dos estados, algo que el gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ya rechazó de manera rotunda.