Los gobiernos de Rusia y Estados Unidos trabajan de manera coordinada para definir un plan que conduzca al final de la guerra en Ucrania, aunque este proyecto para poner fin al conflicto no involucra ni a ucranianos ni tampoco a los países de Europa que son los aliados más firmes de Kiev.
En este contexto, este miércoles AFP informó que Moscú valoró positivamente la última versión del borrador del plan de paz de Estados Unidos que fue enviado al Kremlin.
Yuri Ushakov, uno de los principales asesores del presidente Vladidmir Putin dijo en declaraciones a la televisión estatal rusa que el nuevo borrador requería un “análisis verdaderamente serio”.
“Algunos aspectos pueden considerarse positivos, pero muchos requieren debates especiales entre expertos”, aclaró Ushakov.
Los detalles del nuevo plan se desconocen, pero el martes el presidente estadounidense, Donald Trump, declaró que se trataba de una versión “afinada” del plan anterior de 28 puntos que Kiev y Europa rechazaron de forma categórica por las durísimas condiciones que implicaba para Ucrania.
Este plan planteaba la retirada de Ucrania de la parte que todavía controla de la provincia de Donetsk y el reconocimiento de facto por parte de Estados Unidos de las regiones de Donetsk, Crimea y Lugansk como rusas.
Funcionarios ucranianos declararon en el comienzo de esta semana que habían llegado a un “entendimiento” con Estados Unidos y que ambas partes habían reducido algunos de los puntos con los que Kiev discrepaba durante las conversaciones que se desarrollaron en la ciudad suiza de Ginebra.
De todas maneras persisten enormes diferencias en las posiciones negociadoras entre Rusia y Ucrania y no está claro qué puntos se eliminaron del plan original y cuáles se mantuvieron.
Paralelamente este miércoles la agencia Reuters citando tres fuentes informó que el plan original de 28 puntos que Washington presentó como propio le fue entregado a la administración Trump por los rusos, verdaderos autores del proyecto de armisticio netamente favorable a sus intereses.
Según las fuentes de Reuters, representantes rusos entregaron el documento con las condiciones de Moscú a altos funcionarios estadounidenses a mediados de octubre, tras la reunión de Trump con el presidente Volodímir Zelenski en la Casa Blanca. De acuerdo a lo que recordó el portal ruso con sede en Letonia Meduza, el texto del plan de paz estadounidense de 28 puntos fue publicado inicialmente por el sitio estadounidense Axios.
El documento proponía que Ucrania, además de las cesiones territoriales ya mencionadas, redujera el número de sus Fuerzas Armadas de los actuales 800-850.000 a 600.000 efectivos y abandonara sus intenciones de ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), especificándolo en la Constitución ucraniana.
Tras conversaciones entre las delegaciones ucraniana y estadounidense, el plan fue actualizado.
Según el diario británico Financial Times, el plan se redujo de 28 a 19 puntos. De acuerdo a lo que informó la cadena estadounidense ABC, el nuevo plan excluye disposiciones sobre la reducción del número de las Fuerzas Armadas de Ucrania y una amnistía total para ambas partes por sus acciones durante el conflicto.
Todas estas negociaciones están siendo vistas con extremo recelo por las potencias europeas, que en los hechos no están teniendo ninguna capacidad de decisión en las negociaciones, más allá de las sanciones económicas que la Unión Europea (UE) le viene imponiendo al Kremlin, medida que en última instancia no tiene mayor relevancia para la resolución del conflicto militar que empezó en febrero de 2022 con la invasión de las fuerzas rusas al territorio ucraniano.
En este sentido, este miércoles la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, habló en la sede del Parlamento de la UE en la ciudad francesa de Estrasburgo, desde donde se mostró en contra de la “división unilateral de una nación europea soberana”.
En su discurso ante los legisladores del bloque comunitario, Von der Leyen afirmó que Rusia no mostró “ninguna voluntad real de poner fin al conflicto” y que sigue operando con una mentalidad que no cambió desde los días de la Conferencia de Yalta, la cumbre realizada en febrero de 1945 en la que se establecieron las bases del orden mundial ante el inminente fin de la Segunda Guerra Mundial.
“Debemos tener claro que no puede haber una división unilateral de una nación europea soberana y que las fronteras no pueden modificarse por la fuerza. Si hoy legitimamos y formalizamos el debilitamiento de las fronteras, abriremos la puerta a más guerras mañana, y no podemos permitir que esto suceda”, afirmó Von der Leyen, según lo consignado por el diario británico The Guardian.