El portugués António Costa, presidente del Consejo Europeo, el órgano que reúne a los 27 jefes de Estado de la Unión Europea (UE), rechazó el lunes cualquier intento de Estados Unidos de interferir en la vida política europea, después de que Washington publicara el viernes su nueva estrategia de seguridad, criticando las políticas europeas en materia de inmigración e instando a alinearse con la extrema derecha.
En el marco de la conferencia anual del Instituto Jacques Delors, en París, el socialista Costa, quien fue primer ministro lusitano entre 2015 y 2024, afirmó que, si bien es normal que Estados Unidos no comparta la misma visión que la UE en muchos temas, las amenazas de interferencia en la vida política interna son inaceptables.
“Estados Unidos sigue siendo un aliado importante, un socio económico importante, pero Europa debe ser soberana”, expresó Costa, cuyas declaraciones fueron consignadas por Radio Francia Internacional.
El dirigente europeo afirmó que existían diferencias de larga data con la administración estadounidense que lidera Donald Trump, pero agregó que la nueva estrategia comunicada por la Casa Blanca “va más allá” de los matices. Como ejemplo, Costa enfatizó que la visión de la libertad de expresión es diferente en la UE y en Estados Unidos. “Estados Unidos no puede reemplazar a Europa en su visión de la libertad de expresión. No habría libertad de expresión si se sacrificara la libertad de información de los ciudadanos para defender a los tecno oligarcas en Estados Unidos”, dijo el portugués al respecto. “Esta estrategia sigue hablando de Europa como un aliado. Está bien, pero si somos aliados, debemos actuar como aliados”, concluyó Costa.
La nueva estrategia de seguridad nacional de Washington, entre otros puntos, critica a sus aliados europeos, calificándolos de excesivamente regulados, faltos de “autoconfianza” y enfrentándose a una “destrucción civilizatoria” debido a la inmigración proveniente de países africanos y asiáticos.
En este contexto, Estados Unidos se marcó el objetivo de apoyar a los partidos y movimientos políticos de extrema derecha, euroescépticos, islamófobos y reaccionarios, a los que denomina como “fuerzas patrióticas”.
El documento establece también que Estados Unidos impediría el dominio de otras potencias, pero deja claro que “esto no significa derrochar sangre y dinero para reducir la influencia de todas las grandes y medianas potencias del mundo”.
Lógicamente y al contrario de lo que sucedió con la UE, Rusia recibió con satisfacción los cambios en la estrategia de seguridad nacional estadounidense, afirmando que los ajustes, que marcaron un cambio radical con respecto a la política anterior de Washington, eran “en gran medida coherentes” con la visión de Moscú.
Al comentar sobre la nueva estrategia estadounidense, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que la actual administración estadounidense era “fundamentalmente diferente a las anteriores”. “Diría que los ajustes que estamos viendo son en gran medida coherentes con nuestra visión”, declaró Peskov en una entrevista con la cadena de televisión estatal Rossiya, emitida el domingo. “El presidente Trump mantiene actualmente una postura firme en política interna. Esto le da la oportunidad de ajustar el concepto a su visión”, agregó Peskov, informó The Moscow Times.
La publicación de la actualización de la estrategia de seguridad coincidió con la reunión en el estado de Florida de funcionarios del gobierno ucraniano que lidera el presidente Volodímir Zelenski con los enviados de Trump sobre el plan elaborado por Estados Unidos para poner fin a la guerra que empezó en febrero de 2022 con la invasión rusa.
Después de tres días de conversaciones entre estadounidenses y ucranianos, no se produjeron avances sustanciales. De todas maneras, Zelenski se comprometió a continuar las negociaciones para lograr una “paz real”, al tiempo que los bombardeos rusos sobre territorio ucraniano no cesan, y las líneas en el frente de batalla se mantienen prácticamente sin cambios.
Este lunes el mandatario ucraniano se reunió en Londres con los líderes de las tres principales potencias europeas, el presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro británico Keir Starmer y el canciller alemán Friedrich Merz, para evaluar las negociaciones y establecer nuevas metas, en momentos en que Europa está quedando completamente afuera de las decisiones sobre el futuro de la guerra, que están siendo concertadas por Moscú y Washington.