Este martes, horas después de que el gobierno de Estados Unidos que encabeza Donald Trump anunciara que suspendía de forma parcial toda la ayuda militar a Ucrania, el presidente de este país, Volodímir Zelenski, acusó el golpe y dio una serie de pasos para intentar restablecer el apoyo estadounidense.
En un mensaje publicado en su cuenta de X, Zelenski, por primera vez desde que comenzó la guerra con Rusia, hace tres años, cuando las fuerzas del Kremlin invadieron el territorio ucraniano, ofreció una tregua a Moscú y aseguró que está comprometido a lograr un acuerdo de paz.
“Nadie quiere una guerra interminable. Ucrania está dispuesta a sentarse a la mesa de negociaciones lo antes posible para acercar una paz duradera. Nadie desea la paz más que los ucranianos. Mi equipo y yo estamos dispuestos a trabajar bajo el fuerte liderazgo del presidente Trump para lograr una paz duradera. Estamos dispuestos a trabajar rápido para poner fin a la guerra, y las primeras etapas podrían ser la liberación de prisioneros y una tregua en el cielo (prohibición de misiles, drones de largo alcance, bombas en la energía y otras infraestructuras civiles) y una tregua en el mar de inmediato, si Rusia hace lo mismo”, escribió el mandatario ucraniano.
Zelenski también lamentó el altercado que tuvo el viernes en la Casa Blanca con Trump y su vicepresidente, James David Vance. “Es hora de hacer las cosas bien. Queremos cooperación futura y comunicación para ser constructivos”, agregó el ucraniano en su mensaje, en el que lejos del tono altivo que adoptó en otros momentos, fue conciliador, en una señal de que tiene claro que sin el apoyo estadounidense carece de chance alguna de acabar con la guerra en términos convenientes para sus intereses.
El líder ucraniano, además, agradeció el apoyo que desde hace tres años viene recibiendo de Washington. “De verdad valoramos lo mucho que ha hecho Estados Unidos para ayudar a que Ucrania mantenga su soberanía e independencia”, expresó.
Aún con el tibio apoyo de Washington, que desde que asumió la nueva administración está decididamente en sintonía con el gobierno ruso de Vladimir Putin, tampoco es factible que Ucrania pueda finalizar la guerra sin perder una parte importante de los territorios que ya no controla, que incluyen a la mayor parte de las dos provincias que conforman la región del Donbás, Donetsk y Lugansk, además de Jersón y Zaporiyia.
Si bien cuenta con el apoyo de la mayor parte de los países de Europa occidental, incluidos Reino Unido y Francia, las dos únicas potencias regionales que tienen armas nucleares, el peso de la ayuda militar estadounidense para Ucrania es absolutamente determinante. Y fue por ello que Zelenski en su mensaje de este martes expresó también que su país está listo para firmar el acuerdo de minerales, por el cual Estados Unidos podrá explotar las tierras raras ucranianas. La firma de ese tratado se iba a realizar el viernes, pero se frustró luego del cruce diplomático público.
Zelenski consideró que la firma de este acuerdo significaría “un paso para consolidar las garantías de seguridad en Ucrania” hacia el futuro. Durante su frustrado encuentro en Washington, el presidente ucraniano remarcó varias veces esta pretensión, mientras Trump esquivó el tema, afirmando que por el momento eso no era relevante, sino que lo importante era la firma para la explotación de los minerales ucranianos.
Antes, el mandatario estadounidense, tomando distancia de sus aliados del otro lado del océano Atlántico, había dicho que las garantías de seguridad de Ucrania debían quedar en manos de los países europeos, que son sus vecinos, y que aportaron mucho menos dinero y armamento que Washington desde que empezó la guerra.
Trump defendió la idea de que, después de la guerra, se establezca en Ucrania una fuerza internacional de tropas de países europeos y aseguró que había hablado sobre ello en una de sus conversaciones con Putin, quien no habría mostrado objeciones al respecto.
Pero desde el Kremlin nadie se mostró de acuerdo con esa idea. En Moscú tampoco parece haber ninguna aceptación de la idea de una tregua, menos aun cuando todavía las fuerzas rusas están intentando expulsar a las tropas ucranianas, que desde agosto invadieron la provincia rusa de Kursk, donde actualmente controlan un área menor a 1.000 kilómetros cuadrados.