Este lunes el Comando General del Ejército desmintió mediante un comunicado que existiera un operativo militar en el Trópico de Cochabamba con la finalidad de detener al expresidente Evo Morales, luego de que medios afines al líder cocalero difundieran tal versión.
“Con relación a la falsa información difundida respecto a una supuesta operación militar a ser ejecutada en el Trópico de Cochabamba, rechazamos enérgicamente las afirmaciones malintencionadas que buscan desprestigiar a nuestra institución, intentando vincular con supuestos actos que se encuentran fuera de las misiones específicas del Ejército y de toda normativa vigente”, expresa el comunicado de la institucional militar, consignado por el diario paceño La Razón.
A través de sus redes sociales, medios afines al evismo informaron el domingo sobre un operativo denominado “La batalla final” para intervenir la zona de Lauca Ñ, ubicada en el Trópico de Cochabamba, para detener a Morales.
La radio Kawsachun Coca, un medio afín con el expresidente, dijo que este operativo militar “de gran escala” iba a ser llevado adelante por diversas unidades de élite de las Fuerzas Armadas que fueron movilizadas hacia los departamentos de Santa Cruz y Cochabamba. Desde filas castrenses negaron enfáticamente la existencia de dicho plan, “ni se ha emitido orden para intervenir militarmente la zona de Lauca Ñ”.
En el comunicado, también negando otras versiones que habían circulado, desde el Ejército se descartó que existan presiones internas u ofrecimiento de ascensos o condicionamiento a personal militar. Evo Morales permanece desde octubre de 2024 en la región de Lauca Ñ.
Sobre él pesa una orden de aprehensión por el delito de trata de personas con agravante, relacionado al presunto embarazo de una adolescente de 15 años cuando era jefe de Estado, en 2016. Morales niega todas las acusaciones y afirma que se trata de una maniobra política para desacreditarlo impulsada desde el gobierno de Luis Arce.
Paralelamente, este lunes la Policía comenzó a habilitar las rutas en el departamento de Cochabamba y otros puntos del país que habían sido bloqueadas durante dos semanas por seguidores de Morales, exigiendo que a su líder se le permita participar en las elecciones del 17 de agosto, cosa que no sucederá.
Los bloqueos de ruta generaron durísimos enfrentamientos entre los manifestantes y la Policía que se saldaron con seis muertos, cuatro de ellos policías, un campesino y un estudiante de secundaria. El gobierno calificó la protesta como “criminal”.
La violencia marcó, principalmente, la última semana de las movilizaciones, en la que se dieron todas las muertes, algunas en la localidad en Llallagua, en el departamento de Potosí, y otras en el departamento de Cochabamba.
El Ministerio de Gobierno denunció que en el caso de Llallagua actuaron francotiradores y que por eso hay policías asesinados por impactos de arma de fuego.
En los violentos choques también resultaron lesionadas muchísimas personas, de acuerdo a lo que informó la ministra de Salud del gobierno de Arce, María Renée Castro. La jerarca dijo que hasta el domingo se habían reportado 203 heridos, entre efectivos policiales, profesionales trabajadores de la salud y civiles.
Castro señaló que en las últimas semanas hubo una serie de hechos violentos sin precedentes y que los manifestantes que estaban cortando las rutas, incluso, atacaron establecimientos de salud, ambulancias, agredieron a personal de la salud e impidieron la atención médica y el abastecimiento de insumos esenciales.
El domingo, el evismo determinó una “pausa humanitaria” en los cortes de carretera; sin embargo, anunciaron que continuarán con otras medidas de presión en distintas ciudades del país, informó el diario El Deber de Santa Cruz de la Sierra.