En las primeras horas de la noche del lunes, el presidente estadounidense, Donald Trump, se reunió en la Casa Blanca con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
En el encuentro, celebrado luego de la ofensiva israelí contra Irán apoyada por Estados Unidos, los mandatarios abordaron esta cuestión y el futuro de los planes nucleares del gobierno de Teherán, pero también estuvo sobre la mesa la discusión sobre lo que está pasando en Gaza, donde Trump pretende que haya una tregua cuanto antes.
Sobre esta cuestión, en Doha, la capital de Qatar, prosiguen las negociaciones que empezaron el domingo entre funcionarios del gobierno israelí y de la organización islamista palestina Hamas, mediadas por representantes qataríes y estadounidenses.
Existe un medido optimismo de que sobre el final de la semana las partes puedan llegar a un acuerdo que implicaría una tregua de 60 días, pero cuyas condiciones están aún en discusión.
Durante la reunión en la Casa Blanca entre Trump y Netanyahu, una cena que se realizó a puertas cerradas, el mandatario estadounidense le planteó a su par la posibilidad latente y ya avanzada de una normalización de relaciones diplomáticas con Siria, como incentivo para que Israel acepte poner fin a la guerra en Gaza.
“Existe una clara aspiración a ampliar los Acuerdos de Abraham, y no es ningún secreto que queremos que Siria participe en esto”, expresó un funcionario estadounidense al diario Israel Hayom.
Los llamados Acuerdos de Abraham, promovidos por Trump en su primera administración, posibilitaron en 2020 el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Israel y dos países del golfo Pérsico, Emiratos Árabes Unidos y Baréin.
Ahora, además de Siria, desde hace varios años la diplomacia estadounidense está tratando de normalizar las relaciones entre Israel y Arabia Saudita, un socio muy fuerte de Washington, pero que por ahora no es viable, ya que los saudíes anteponen un acuerdo en Gaza, entre otras exigencias, antes de dar el paso de su normalización de establecer relaciones con Tel Aviv.
¿Un futuro para Gaza?
Respecto a la situación en la Franja de Gaza, este lunes el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, hizo un anuncio significativo, cuando informó en una conferencia de prensa cubierta por medios locales que dio instrucciones al Ejército para que elabore un plan para construir una “ciudad humanitaria” sobre las ruinas de lo que queda de Rafah, en el extremo sur del enclave palestino, muy cerca de la frontera con Egipto.
Según Katz, la idea de la zona humanitaria es albergar inicialmente a unos 600.000 palestinos que actualmente viven en su mayoría en viviendas improvisadas en la zona de Al-Mawasi, también en el sur de Gaza, pero sobre la costa del mar Mediterráneo, tras ser desplazados de otras zonas de la Franja.
Según informó The Times of Israel, Katz, dejando de lado cualquier especulación sobre la naturaleza de esta acción deliberada de limpieza étnica, agregó que, una vez dentro de la ciudad, no se permitirá la salida de los palestinos de la zona.
Para reforzar la idea, el ministro expresó que el objetivo final del plan es trasladar a toda la población civil palestina a la zona, que será vigilada a distancia por militares israelíes. Katz también enfatizó su ambición de alentar a los palestinos a “emigrar voluntariamente” de Gaza a otros países, y afirmó que este plan “debe cumplirse”.
El director general del Ministerio de Defensa, Amir Baram, ya comenzó a avanzar en la planificación de la zona, que, según Katz, no será administrada por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), sino por organismos internacionales que el ministro no especificó.
Al mismo tiempo, existe la preocupación de que grupos de colonos establezcan asentamientos en algunas de las zonas de Gaza que serán evacuadas de manera forzosa.
Netanyahu expresó que ese no es su plan, pero que está en deuda con sus socios de gobierno más extremistas: el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, y el de Finanzas, Bezalel Smotrich, quienes sí están decididos a llevarlo a cabo.