Este miércoles se conocieron reacciones internacionales a los planes que evalúa el gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de anexar parte de Cisjordania, en represalia por el reconocimiento de Palestina como Estado que prevén declarar varios países en la próxima Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Uno de esos países es Francia, cuyo presidente, Emmanuel Macron, dijo que “ninguna ofensiva, ningún intento de anexión o de desplazamiento de poblaciones frenará” ese reconocimiento.
A su vez, la enviada especial de Emiratos Árabes Unidos, Lana Nusseibeh, una alta funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores emiratí, dijo al diario The Times of Israel: “La anexión sería una línea roja para el gobierno que integro, lo que significa que no puede haber una paz duradera. Impediría la integración regional y sería la sentencia de muerte de la solución de dos estados”.
El periódico israelí señaló que la declaración fue “una alarma impactante” en momentos en que se están por cumplir cinco años de los Acuerdos de Abraham, una iniciativa del primer gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump. Justamente, Emiratos Árabes Unidos y Baréin fueron los primeros estados en sumarse en 2020 a esta iniciativa, que apuntó a normalizar las relaciones entre Israel y los países árabes, sin tener en cuenta el conflicto entre israelíes y palestinos. Hasta entonces, ese asunto había condicionado las relaciones regionales. A esos dos países árabes se sumaron después Sudán y Marruecos.
Según The Times of Israel, desde la firma de esos acuerdos, las autoridades de Emiratos Árabes Unidos se habían referido a esa “decisión estratégica” como prácticamente irreversible, hasta ahora. Nusseibeh agregó: “Para cualquier capital árabe con la que hables, la idea de la integración regional sigue siendo una posibilidad, pero la anexión para satisfacer a algunos de los elementos extremistas radicales en Israel sacaría este asunto de la mesa”.
Sus declaraciones fueron bienvenidas por la Autoridad Nacional Palestina, y se alinean con el Consejo de Cooperación del Golfo, que repudió la propuesta del ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, de anexar 82% de las zonas ocupadas de Cisjordania.
Smotrich había defendido: “A los enemigos hay que enfrentarlos y no permitir que vivan cómodamente. Por lo tanto, el principio general de la soberanía es: máximo territorio y mínima población. De esta manera, también mantendremos una clara mayoría judía en un Estado de Israel judío y democrático”.
Heridos y barrios destruidos
Mientras tanto, la ofensiva de Israel en la Franja de Gaza avanza en la destrucción del lugar y también en las muertes y daños irreversibles a su población.
El avance en la toma militar de la ciudad de Gaza, la principal de ese territorio palestino, lanzada el 13 de agosto, está implicando la “destrucción sistemática” de sus barrios con ataques aéreos y detonación de explosivos terrestres, en algunos casos transportados por robots, denunció el movimiento islamista Hamas, que gobierna ese territorio.
De acuerdo con Hamas, desde el 13 de agosto el ejército israelí mató a 1.100 palestinos y dejó 6.000 heridos en la ciudad. A su vez, en el transcurso de agosto, en toda la Franja de Gaza murieron 2.500 personas por los ataques israelíes, 600 de ellas niños. También la falta de comida está matando a los gazatíes cada vez más. De las 348 muertes por desnutrición desde que comenzó esta ofensiva, 95 ocurrieron en julio y 185 en agosto.
Un informe del Comité de la ONU sobre los Derechos de Personas con Discapacidad divulgado este miércoles por la agencia Efe reporta otros daños graves sufridos por la población gazatí a causa de la ofensiva de Israel.
Señala que desde que comenzaron los ataques, 21.000 niños sufrieron como consecuencia algún tipo de discapacidad. No aclara cuántos casos corresponden a heridas y cuántos a enfermedades u otros motivos.
Desde que comenzó la ofensiva israelí, murieron 18.000 niños, 40.500 padecieron heridas de guerra y 10.000 sufren “deficiencias permanentes”, señala el informe de la ONU.
Menciona las amputaciones sin anestesia, la falta de acceso a tratamientos de rehabilitación, el impacto psicológico y la extrema vulnerabilidad que sufren las personas con discapacidad en un lugar en el que la población está sometida a constantes desplazamientos y casi no funcionan hospitales.