Las iglesias cristianas protestantes del mundo entero han organizado múltiples eventos, en estos últimos años, para celebrar los 500 años de la Reforma Protestante. En estos han participado también otras iglesias cristianas y distintas organizaciones a nivel mundial. Sin lugar a dudas, la Reforma es un acontecimiento muy importante y significativo para la historia de la humanidad. Su impacto en el cristianismo, en la educación, en la política, en la sociedad y en la cultura en general hace de ella un acontecimiento que es necesario reconocer y valorar. Aunque la Reforma responde a un kairos, a un momento oportuno que permite su surgimiento, sin lugar a dudas la figura de Martín Lutero tiene un valor fundamental.

Sin embargo, es necesario tener en cuenta que la Reforma no es un movimiento homogéneo. Por esta razón, no es posible hablar de la Reforma en singular, sino de las reformas, así como tampoco se puede hablar del reformador, sino de los reformadores. Entre las reformas es posible identificar además de la Reforma Protestante, la reforma humanista, en la que pueden ubicarse pensadores tan brillantes como Erasmo de Rotterdam; la contrarreforma católica, que también es un intento de reforma dentro de la iglesia católica; y la Reforma radical. Es precisamente sobre esta última que quisiera centrarme, para señalar, muy brevemente, algunos aspectos que considero relevantes. De igual manera, de los reformadores es necesario mencionar, además de los nombres de Martín Lutero, Calvino y Ulrico Zwinglio, algunos más como Tomas Müntzer, Baltasar Hubmaier y Miguel Servet, entre otros. Aunque este último no lideró un grupo o movimiento específico, representó una propuesta de reforma que se vio eliminada tras su muerte, entre las llamas y las cenizas, en Ginebra, la ciudad de Calvino. Por supuesto que la lista de reformadores no se limita a estos nombres, sino que es más amplia.

Hoy en día, los investigadores de la iglesia reconocen, además de la Reforma clásica o magisterial (Lutero, Calvino y Zwinglio) y de la iglesia católica, la existencia de la Reforma radical, conocida también como el ala izquierda de la Reforma. A diferencia de la Reforma clásica, la radical representa la ruptura más extrema respecto de la iglesia medieval. Pero así como la Reforma no fue un movimiento homogéneo, tampoco lo fue la Reforma radical; dentro de ella es posible identificar por lo menos tres tendencias: los anabautistas, los espiritualistas y el racionalismo evangélico.

El ala izquierda o la Reforma radical representó no sólo un problema para la iglesia católica, sino sobre todo para el protestantismo clásico y, específicamente, para Lutero, Calvino y Zwinglio, quienes asumieron frente a este movimiento no sólo un rol de oposición, sino incluso de persecución. Como dice el teólogo protestante Ernest Troeltsch, el protestantismo buscó distinguirse de modo riguroso y hasta sangriento de esta ala radical de la reforma (Troeltsch, 1983: 32).

La Reforma radical es parte de un movimiento heterogéneo en el que confluyen distintas concepciones acerca de la fe y su práctica; algunas se acercan a la Reforma clásica y otras tienen marcada diferencia respecto de ella. Entre los asuntos controvertidos estaba la concepción del bautismo de los creyentes y no de infantes. Negarse al bautismo de los infantes y plantear el rebautismo de los adultos era considerado no sólo un acto contrario a la fe cristiana, sino un acto de desobediencia a la autoridad política.

Los radicales abogaron por una iglesia libre del poder político, por la libertad y la tolerancia religiosa, por el rechazo a la guerra y la violencia (en especial los anabautistas), y por la autonomía de cada una de las comunidades en el nombramiento de sus pastores. Los radicales le dieron un fuerte énfasis al carácter ético-político del Evangelio, antes que doctrinal. En este sentido, no se centraron en la iglesia como institución, sino que pusieron el énfasis en la importancia de la comunidad. Una comunidad que no sólo comparte la fe, sino que comparte los bienes y la solidaridad.

Si bien para Lutero, Calvino y Zwinglio esta “otra reforma” representó un problema que exigía ser eliminado, las propuestas teológicas de la Reforma radical son relevantes y pertinentes para la sociedad actual en aspectos como el compartir los bienes en comunidad como alternativa económica, la no violencia activa y el énfasis ético-político, entre otros.

Lamentablemente, el ocultamiento de esta “otra reforma” es muy grande, incluso entre los herederos de la Reforma. Quizá este mensaje aún incomoda; la vida en comunidad y la búsqueda de la paz con justicia sigue siendo un problema para los que detentan la centralidad del poder.

Dr. Jairo Alfredo Roa Barreto