La Propuesta 2016 correspondiente a ciclo básico de educación secundaria surge con el fin de sustituir el Programa Aulas Comunitarias (PAC), política socioeducativa de carácter interinstitucional creada en 2007.

El PAC se comenzó a implementar en 12 espacios educativos, orientado a estudiantes desafiliados de ciclo básico. En una de sus modalidades, “Inserción efectiva en primer año del ciclo básico”, los adolescentes cursan primer año de ciclo básico en el aula comunitaria –espacio provisto por las organizaciones de la sociedad civil– para en una instancia posterior continuar en el liceo o escuela técnica. La Propuesta 2016, por su parte, tiene carácter de plan de estudio y se comenzó a implementar en 2016 en ocho liceos, en primer año de ciclo básico.

Ambas propuestas cuestionan y modifican algunos rasgos del formato escolar tradicional, aunque de manera particular en cada caso, y con diferentes sentidos.

En cuanto al PAC, surge con el fin de pensar una propuesta diferente a la hegemónica del Consejo de Educación Secundaria, desde la cual los estudiantes puedan reencantarse con lo educativo. Al reconocerse que el formato escolar tradicional expulsa, se entendió que el PAC debía funcionar fuera del liceo y actuar como “puente”. Hay aquí un punto de partida interesante: la necesidad de alterar el formato escolar tradicional bajo el supuesto de que este produce exclusión.

Ciertas condiciones organizacionales de la propuesta propician aspectos favorables para el trabajo pedagógico. La escala del Aula Comunitaria habilita el trato personalizado, “cara a cara”, y promueve la consolidación de vínculos más cercanos. Otra de las alteraciones clave del PAC refiere a la confluencia de la educación formal y no formal, así como a la coexistencia de diferentes actores educativos.

En términos comparativos, se pueden visualizar distintas alteraciones que promueven una y otra propuesta respecto del formato escolar tradicional. En cuanto al PAC, se destacan las siguientes:

» Sujeto de la educación. Prevalece en la propuesta la concepción del sujeto como sujeto de posibilidad. A partir del PAC, se ha buscado desarticular los sentidos asentados en la carencia que conducen a fijar destinos, a pensar que no se puede con ciertos sujetos en lo que respecta a la integración a la educación secundaria.

» Currículum. El PAC trabaja a partir del plan hegemónico del Consejo de Educación Secundaria –“Reformulación 2006”–, introduciendo la semestralidad que exige realizar adaptaciones curriculares y determinar qué es lo esencial de cada programa de asignatura. En este contexto, se destaca la interdisciplinariedad y el trabajo en duplas como aspectos significativos al momento de pensar el desarrollo curricular.

» Resignificación de la figura del docente y nuevos actores educativos. El PAC no sólo configura nuevos espacios y tiempos pedagógicos que posicionan al docente desde otro lugar, desarrollando aprendizajes que luego trasladan a otros formatos, sino que también genera nuevas figuras educativas (equipo socioeducativo, profesor referente, profesor de estrategias de aprender a aprender). El equipo socioeducativo es clave, en tanto constituye la “memoria” del programa al mantener cierta estabilidad que permite recuperar los aprendizajes de la experiencia.

Por su parte, en el diseño de la Propuesta 2016 surgen las siguientes expresiones sobre la población destinataria: “con perfil de alta vulnerabilidad social y educativa”, “en situación de rezago y con fuerte riesgo de desafiliación”. De este modo, al referir a los sujetos de la educación, prevalecen discursos que los ubican en un lugar negativo, asociado muchas veces a la carencia, la vulnerabilidad y los bajos resultados educativos.

Las principales alteraciones que desde esta propuesta se producen con respecto al formato escolar tradicional refieren al currículum y a la evaluación.

» Currículum. Confluyen en el diseño curricular asignaturas de cursado anual y semestral organizadas en trayectos, trabajo en duplas docentes que promueven la coenseñanza y la interdisciplinariedad, horas de tutorías, talleres desarrollados a contraturno. Como aspectos en tensión, cabe destacar que el diseño expresa el peso del formato escolar tradicional en cuanto a la cantidad y tipo de asignaturas.

» Evaluación. Este se constituye como uno de los aspectos más novedosos. La propuesta promueve una evaluación por ciclo más que por grados, apostando así a la trayectoria de los sujetos de la educación. En este sentido, el estudiante podrá obtener fallo “en proceso”, que, a la vez que cuestiona la repetición prevista en el sistema educativo, promueve la búsqueda de otras estrategias desde lo pedagógico.

Podría decirse entonces que en el PAC existe un mayor cuestionamiento y modificación de elementos vinculados a la relación pedagógica y a las formas organizativas de la Escuela, mientras que en la Propuesta 2016 se hace énfasis en aquellos vinculados al currículum y la evaluación.

Ninguna de las propuestas aquí señaladas escapa a la tensión focal-universal, aunque se evidencian manifestaciones particulares en cada caso. El PAC, como política que surge en el contexto del primer gobierno del Frente Amplio, puede reconocerse como parte del “movimiento focal universal” planteado en el Plan de Equidad, en tanto el propio programa se constituye como “puente” hacia el liceo o la escuela técnica. El carácter de “puente” hacia el formato escolar tradicional expresa una clara dificultad identificada en las evaluaciones del programa, que podría estar dando cuenta nuevamente de sus efectos excluyentes.

La Propuesta 2016 surge en el marco de esta disputa entre el carácter focal-universal, ya que se entiende que el liceo debe ser concebido como un espacio universal, por lo que debe estar abierto a todos los sujetos. Este es un aspecto importante desde una perspectiva de derechos. No obstante, si bien la Propuesta 2016 inscribe a estos sujetos en el espacio liceal, produce mayor focalización al generar circuitos diferenciales al interior del centro educativo. Así, mientras algunos estudiantes cursan en el marco del plan Reformulación 2006, otros son identificados previamente a los efectos de que cursen en la Propuesta 2016. Ello evidencia algunos de los “efectos perversos” de las políticas en lo que respecta a la estigmatización.

De este modo, continúa siendo un desafío la producción de alteraciones al formato escolar tradicional desde una perspectiva de justicia, cuyo reconocimiento a las diferencias no se traduzca en respuestas focalizadas a grupos poblacionales específicos.

En términos de construir una educación cada vez más justa, se torna esencial recibir y enseñar a cualquiera sin necesidad de tipificar a ciertos sujetos previamente. Se trata, pues, de recibir a cualquier otro sin condiciones, sin sospechas, para posibilitar el encuentro y la transmisión de la cultura, para vincular lo común con las diferencias sin transformarlas en desigualdad.

Stefanía Conde es docente de educación media y licenciada en Ciencias de la Educación.