Jazmín Juárez, guatemalteca que viajó a Estados Unidos para solicitar asilo, fue detenida al cruzar la frontera. Mientras estaba bajo la custodia de los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas estadounidense (ICE, por su sigla en inglés), su hija se enfermó a causa de las condiciones inhumanas y la falta de atención médica. En su testimonio ante un panel del Congreso estadounidense, hace unos días, Jazmín compartió los relatos de primera mano de la cultura de crueldad y deshumanización que está ocurriendo en los centros de detención. Además, mencionó que un agente de ICE le dijo: “Trump es mi presidente y mi país es solo para americanos”. La declaración de Juárez no sólo es contundente, sino que nos invita a hacer una pausa y reflexionar sobre lo que está sucediendo con las políticas migratorias en Estados Unidos. El mensaje que recibió del agente no puede pasar inadvertido. ¿Cuál es el significado detrás de la idea de que Estados Unidos es sólo para los americanos?

Durante los últimos años he formulado esta pregunta en diversos espacios. ¿Quiénes son los americanos? Más específicamente, ¿son sólo los individuos de ascendencia europea? Esta no es sólo una pregunta etimológica, sino que refleja la historia y la ideología sobre las cuales el país ha sido construido y continúa operando.

Rápidamente puedo mencionar cuatro grupos para describir la diversidad de personas que viven en Estados Unidos: asiático-americano, afroamericano, latino-americano y nativo-americano. Si conocemos el mapa del mundo, estos prefijos hacen referencia a zonas geográficas como Asia y África, también a los pobladores que son originarios en el continente, así como a los descendientes mediante el mestizaje, quienes por medio de la colonización asumieron un idioma derivado del latín. Pero hay un grupo étnico que vive en Estados Unidos y que proviene del otro lado del océano Atlántico, de Europa. Los migrantes europeos y sus descendientes que se instalaron en Estados Unidos en busca de refugio y para escapar de la miseria y la hambruna que vivían en sus pueblos constituyen el único grupo que no tiene prefijo y a cuyos integrantes, por común acuerdo, se denomina “americanos”. Para ellos esta lógica de prefijos no se aplica, ya que construyeron una ideología por la cual, al ser América su “tierra prometida”, ellos no sólo eran los descubridores, sino también los propietarios legítimos. Todos los demás grupos, tanto los pobladores originarios como los que fueron llegando en calidad de esclavos o de mano de obra barata para construir el país soñado, pasaban a segunda categoría. Así fue como fueron apoderándose de las tierras para luego tomar posesión del nuevo nombre del continente. Pero si seguimos la lógica de los prefijos, quienes integran este grupo deberían ser llamados “euroamericanos”.

A la luz de esta reflexión y volviendo a las declaraciones de Juárez, lo que el agente de ICE le estaba diciendo era que Estados Unidos es sólo un país para los europeos y sus descendientes blancos; ella y su hija, que llegaban desde un pueblo de Guatemala, nunca serían parte de su país. Su bebé de menos de dos años moriría lentamente como consecuencia de una infección pulmonar contraída durante su detención en la frontera.

Esta declaración nos debe llevar a prestar mayor atención a las palabras que usan tanto el gobierno de Estados Unidos como sus políticos, ya que cada vez que utilizan la frase “nosotros, los americanos”, no sólo están haciendo una referencia al territorio estadounidense, sino que están tomando el nombre del continente americano como de su propiedad. Cuando el agente migratorio usa el término “sólo para los americanos”, refleja una ideología que tiene su base en diversos documentos, como el destino manifiesto, la doctrina Monroe (América para los americanos) y la supremacía blanca, que ponen por delante la superioridad blanca por sobre el resto del mundo, en especial sobre los otros 34 países pertenecientes al continente americano.

Los casos de racismo no son aislados. Lo que venimos escuchando de los casos denunciados en la frontera, así como lo que podemos escuchar en un supermercado en Texas, en un restaurante en Carolina del Sur, en una escuela en Kansas o desde la Casa Blanca en forma de un tuit que dice “regrésate a tu país”, no sólo es el deseo de ofender a la otra persona, sino la intención de dejar expuesta la ideología que por siglos se enseña como doctrina desde el gobierno.

El domingo, mediante un tuit, la Casa Blanca de Donald Trump atacó a cuatro congresistas, ciudadanas americanas, diciéndoles: “Vuélvanse a su país”, sugiriendo que estas ciudadanas no pertenecían a Estados Unidos, ya que al ser mujeres de color no formaban parte de la sociedad imaginaria de Trump. Ellas, al igual que Juárez y su bebé, no serían nunca parte.

La ideología que está detrás de esta retórica es clara. Lo que el presidente y el agente de ICE están haciendo y diciendo es supremacía blanca, y debemos denunciarlo una y otra vez. Estados Unidos necesita reconocer su diversidad, y si nosotros debemos usar un prefijo, queda claro que los “euroamericanos” también deberían hacerlo.

_Yenny Delgado es psicóloga, teóloga, especialista en desarrollo y analista política. Escribe desde Washington DC, Estados Unidos.