En 1991, con la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Azerbaiyán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán lograron su independencia, procurando convertirse en repúblicas independientes. Sin embargo, el pasaje de la independencia del bloque a la república no fue acompañado por una democracia emergente, y la alegría de comenzar a vislumbrar un futuro independiente con garantía de libertades y derechos ciudadanos, otorgados por la democracia, se vio envuelta en una nube gris con la emergencia de gobiernos dictatoriales que se mantendrían en el poder por décadas.

Estos países, que tienen al islam como religión predominante, conforman un grupo de democracias de particular interés, ya que la combinación entre las riquezas de sus suelos, la heterogeneidad de los pueblos (mezcla de migrantes rusos, ucranianos, turcos y locatarios) y la realidad en cuanto a derechos humanos y civiles, ligada a la situación política, sumerge a estos pueblos en la censura, la represión, el hostigamiento y, en algunos casos, hasta la esclavitud. Cabe destacar que países tan ricos en recursos naturales como el gas o el petróleo conviven con esta dicotomía entre el poderío económico y la fragilidad social del pueblo; caso de Kazajistán, noveno país más grande del mundo, pero también de Uzbekistán, país muy rico en oro y en la producción de algodón, pero con una población muy pobre.

Lo cierto es que la situación varía entre estos países, ya que no todos gozan del mismo poder económico, como es el caso de Kirguistán, con un índice de pobreza de 32%, o Tayikistán, el país más pobre de la ex URSS.

Situación geopolítica de la ex URSS

Azerbaiyán, país ubicado entre el Asia Occidental y la Europa Oriental, es un país muy rico en recursos naturales como el petróleo y el gas, que representan 95% de sus exportaciones y 75% de los ingresos que percibe el gobierno. Su capital, Bakú, se presenta al mundo como la nueva Dubái, dado su crecimiento económico y su arquitectura exótica y deslumbrante.

En lo que respecta a la religión, si bien este país cuenta con una población que en su mayoría es musulmana, de la corriente chiita, lo cierto es que apoya al secularismo y se caracteriza por una amplia tolerancia religiosa, lo que, en palabras de la analista internacional Susana Mangana, da reflejo de una nación abierta, plural y que se muestra con una visión de apuesta al futuro.

Producto de ser una nación con un estilo de vida desestructurado de las exigencias religiosas, su población vive el islam de forma que la religión se adapte a su vida según sus trabajos o estudios, y no viceversa, omitiendo de esta manera la realización diaria de ciertos mandatos, como por ejemplo las cinco oraciones diarias.

Respecto de su política exterior, dado el considerable peso de las exportaciones de gas y petróleo para la economía nacional, la diplomacia ejerce una relación muy pragmática con los demás estados, incluso con Israel, siendo esto una característica que afianza el carácter de laicidad en la toma de decisiones.

En otro orden, Kazajistán, otro ex miembro de la URSS, con sólo 19 millones de personas (mezcla de kazajos, rusos y ucranianos), se encuentra en el noveno lugar en el ranking de países más extensos del mundo, y es el mayor productor de uranio. Con una variación climática que asciende a 40 grados en verano y desciende a -40 en invierno, Kazajistán cobra una vital importancia tanto para Rusia, su principal aliado, como para China en el ambicioso proyecto de la nueva Ruta de la Seda.

Este país, el último en declarar su independencia de la URSS, formalmente es considerado una democracia aunque posee una dictadura de facto, razón por la cual recibe denuncias de movimientos y organismos pro derechos humanos como Amnistía Internacional. Por otra parte, dado que la poligamia es una práctica común en Kazajistán, donde en la gran mayoría de los casos, debido a la falta de posibilidades económicas para las mujeres, terminan accediendo a ser segundas y terceras esposas en un matrimonio, la violencia de género está muy presente en estos contextos de vulnerabilidad y dependencia ante los hombres, y esto también motiva denuncias en distinto foros internacionales de derechos humanos.

Otro de los países más cuestionados en foros internacionales y en la propia Organización de las Naciones Unidas por violaciones de derechos humanos es la República de Kirguistán. Con una población de poco más de seis millones de personas, mantiene, aunque de manera ilegal, una práctica que cobró durante el siglo XX un fuerte empuje: el rapto de mujeres para contraer matrimonio, más conocido en este país por el nombre de ala-kachuu (atrápala y corre, o tómalo y vuela).

A su vez, es de destacar la inestabilidad democrática de esta república, lo que se expresa claramente en las últimas dos décadas, con la Revolución de los Tulipanes en 2005 y posteriormente con la Revuelta de Osh en 2010, que significó, entre otras cosas, la remoción del poder de dos presidentes, pasando por un gobierno provisional, con una presidencia de un año, luego de un período de cinco años a cargo de Almazbek Atambayev, y desde 2017, la presidencia del actual jefe de Estado, Soorombay Jeembekov.

Por otra parte, Kirguistán vive, desde su independencia de la URSS, una situación económica compleja, ya que con la pérdida de mercados a raíz de la ruptura de acuerdos que se tenían dentro de la URSS, el país no ha podido desarrollar una economía fuerte, lo que coloca a esta nación entre los países más pobres de la ex URSS.

Por su parte, la República de Tayikistán, que sufre la falta de ciudadanos hombres producto de las fuertes olas migratorias hacia otras partes de Asia y hacia Europa, vive una pobreza aún mayor que la de Kirguistán, convirtiéndose en el país más pobre de los ex miembros de la URSS. Por esa causa las mujeres han tenido que aprender a desempeñar todos los trabajos que tradicionalmente eran realizados por el hombre cuando estos salen a buscar posibilidades laborales fuera de las fronteras.

Dentro de este contexto de pobreza, para la población de este país la educación no es una herramienta con la que todos cuentan, sesgándose a favor de las familias urbanas y adineradas. Y es justamente por causa de esta falta de preparación que, al crecer, los jóvenes optan por migrar a otros países, mientras que las adolescentes se preparan para contraer matrimonio y para la maternidad; el resultado de esto es un elevado índice de matrimonios y embarazos precoces. Por causa de esta situación el país es extremadamente dependiente de las remesas que los familiares envían a quienes dejaron en su lugar de origen, y el gobierno cuenta con una capacidad reducida para responder a la crisis humanitaria que azota al país cuando este sufre las pérdidas por catástrofes ambientales, que a menudo golpean a esta vulnerable nación.

Uno de los mayores problemas que ha enfrentado este país refiere a la conflictiva situación de algunas de sus fronteras, como en el caso de Afganistán, donde ha tenido que lidiar con la amenaza del grupo Talibán, pero también en la frontera con Uzbekistán, donde el Movimiento Islámico de Uzbeko poseía bases.

En otro orden encontramos a la República de Turkmenistán, país que posee una de las cuatro primeras reservas más grandes de gas, producto del que provee a China, su principal comprador, y a Rusia, entre otros países, como Turquía, Pakistán o Corea del Sur. En un proyecto ambicioso, denominado TAPI (Turkmenistán, Afganistán, Pakistán, India), que comenzó en 2015 y finalizó su primera etapa en 2018, Turkmenistán, junto con el resto de países que lo conforman, ha creado un gasoducto que atraviesa estas naciones, de manera que su gas llegue hasta India, sorteando los obstáculos que aparecen en el camino, por ejemplo en Afganistán, donde el grupo Talibán amenaza con destruirlo.

Sin embargo, este país tan rico en gas no tiene una economía tan fuerte, producto de sus dificultades para desarrollar una industria exportadora sólida y también por el hecho de que tiene uno de los regímenes más secretos y cerrados del mundo, con la censura de medios y el difícil acceso a las visas como algunas de sus principales características. Con un gobierno singular, que aplica leyes como la de multar a los autos que se encuentran sucios al entrar a la capital, puesto que esta se conoce no sólo por sus edificios de mármol y oro sino también por su limpieza extrema, la política se manifiesta de una manera poco convencional. Su presidente transmite anuncios y fotografías donde aparece, al estilo hollywoodense, practicando deportes extremos, cantando o haciendo exhibiciones en la famosa “puerta del infierno” (un gran cráter de fuego).

Entre políticas de censura de información, por las que quienes pretenden investigar son presos, torturados o asesinados, sumadas a la exaltación obligatoria al líder y la expulsión de las familias que vivían en la capital para construir la nueva Ashgabat, Turkmenistán se manejó como posible sede de los Juegos Asiáticos en 2017 y del próximo mundial de ciclismo, en 2021. De esta manera, logra mantener el vínculo con sus socios comerciales, a expensas de una dictadura extrema que lo aísla del ojo del mundo.

Por último, pero no menos importante, la República de Uzbekistán, el país más poblado de Asia Central, conforma una dictadura de las más largas de la ex URSS. Islam Karimov, presidente desde 1989 hasta 2016, fecha de su muerte, instauró una dictadura que somete al país a una gran pobreza, censura de medios de comunicación y violaciones de derechos humanos.

Este país, de mayoría musulmana, que cuenta con grandes yacimientos de oro, es uno de los mayores productores de algodón del mundo, y su gobierno ha intentado combatir al islamismo radical como prevención a una desestabilización del statu quo del régimen, que desde 2016 y, tras unas controvertidas elecciones, es presidido por Shavkat Mirsiyoyev.

Sin duda que la política dictatorial de los 25 años de Karimov en el poder ha sido un antecedente clave para entender la pobreza que vive el pueblo uzbeko, que con un régimen político opresor, torturador y de políticas económicas fraudulentas ha hecho que la economía de este país, rico en hidrocarburos, se vea sumamente dañada.

Sin importar la profesión o la edad (niños incluidos), durante el largo mandato de Karimov las personas eran sometidas año a año a realizar trabajos forzosos para la cosecha de algodón, producción de la que sólo se beneficiaba el líder. De no acatar este mandato, los empleados públicos o privados obligados a asistir a la cosecha podían ser castigados con el despido o con la prisión.

Consideraciones finales

Si bien hay muchos puntos en común entre estas repúblicas, como el hecho de que todas fueron parte de la URSS o de que poseen mayoría musulmana, el abuso a los derechos humanos termina siendo el factor común más relevante y al que se le ha decidido prestar la mayor consideración en este artículo.

Sin embargo, y por razón de los intereses geopolíticos con estos países, las potencias mundiales como Rusia e incluso Estados Unidos no han querido valerse de esta situación como moneda de cambio a la hora de sentarse a negociar sobre política militar o económica.

Ya sea por tener intereses militares en las fronteras con Afganistán y Uzbekistán (caso de Estados Unidos) o por compartir frontera con Azerbaiyán y Kazajistán (caso de Rusia), lo cierto es que en este escenario, como en tantos otros a lo largo y ancho del mundo, los intereses económicos, políticos y militares prevalecen sobre los de carácter humanitario.

Mientras la comunidad internacional en su conjunto no aúne fuerzas en reclamo del restablecimiento de democracias libres de abuso a los derechos humanos y este aparezca presente como un elemento para llegar a los acuerdos que buscan negociar, la situación de represión no virará en un corto plazo.

Resta entonces preguntarse, como observadores a la distancia de estos hechos, que, no obstante, en un mundo globalizado llegan a nuestro conocimiento, si pensaremos en estas realidades como algo ajeno a nosotros o si asumiremos un compromiso de reflexión y preocupación en procura de un cambio.

Ana Laura de León es licenciada en Relaciones Internacionales y posgraduada en Estudios Internacionales, especializada en el área del mundo árabe y en Medio Oriente