En 2015, todos los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas, por intermedio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, aprobaron sus objetivos mundiales de cara a 2050. Entre esos objetivos se encuentra el de “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”. Este objetivo tiene como finalidad asegurar que todas las niñas y niños completen, de forma gratuita, la educación primaria y secundaria para 2030. Remitiéndonos en concreto al caso uruguayo, desde 1967 nuestra Constitución expresa: “Todas las personas son iguales ante la ley, no reconociéndose otra distinción entre ellas sino la de los talentos o las virtudes”.

Pero la igualdad de derechos no es suficiente, cuando el acceso a la educación es un desafío pendiente en Uruguay. Si bien se ha avanzado mucho, a tal punto que 58% de los egresados universitarios son primera generación de universitarios en su familia, el reto radica en generar oportunidades para aquellos jóvenes que por diferentes motivos no están pudiendo acceder a la educación terciaria.

Durante los últimos 15 años, el gobierno nacional tomó una serie de acciones para acercar los centros de estudios al interior (evitando el decir de Pablo Estramín: “morir en la capital”). Recordemos la inauguración de la sede de la Universidad Tecnológica en Rivera, la posibilidad de cursar Ingeniería en Energías Renovables en Durazno, Jazz y Música Creativa en Mercedes y la ampliación de cursos en la Regional Norte de la Universidad de la República.

El panorama de Canelones, a pesar de su cercanía con Montevideo, está lejos de ser ejemplar. La tasa de acceso a la educación terciaria es 23,84% menor que la media nacional.1 Es un error ver a un departamento tan heterogéneo como Canelones desde una perspectiva metropolitana. El departamento es sumamente complejo en cuanto a su demografía y a las conexiones en el transporte público.

Hoy los estudiantes ven avasallado su derecho de acceso a la educación por una quita importante en partidas destinadas al subsidio del boleto.

Hace poco menos de un año, el departamento canario inauguró una residencia estudiantil terciaria en Montevideo, que les permite seguir sus carreras a jóvenes que se veían en la necesidad de aplazarlas por el hecho de no contar con un lugar donde pernoctar o, peor aún, por no lograr coordinar los horarios de clase con los del transporte.

Hoy los estudiantes ven avasallado su derecho de acceso a la educación por una quita importante en partidas destinadas al subsidio del boleto. El Programa de Boleto Estudiantil Gratuito (oportunamente creado por el Frente Amplio) tiene como cometido principal promover y facilitar el acceso de los jóvenes que cursan enseñanza secundaria o media en el sistema público.

Este programa se suma al conjunto de acciones adoptadas por el gobierno nacional desde 2006, tendientes a universalizar la educación secundaria entre toda su población.2 En particular, contribuye a favorecer la concurrencia a clase de la totalidad de los jóvenes inscriptos en los diferentes centros de enseñanza secundaria pública de todo el país, independientemente de la condición económica de su núcleo familiar, lo que ha permitido abatir sensiblemente una de las principales causas de la desvinculación del estudiante del sistema educativo.

Nos causa asombro y preocupación que el gobierno encabezado por el doctor Luis Lacalle Pou haya tomado esta medida. Recordemos su discurso de asunción: “Quienes no acceden a una educación de calidad no tendrán oportunidades de trabajo de calidad en el futuro próximo y, por eso, como lo dijimos en campaña electoral, como lo manifestamos en el borrador de la ley de urgente consideración, vamos a proponer un cambio en la gobernanza de la educación para hacerla más ágil y efectiva”.

Hoy, el cambio parece implantar una matriz de educación elitista, con un Estado ausente y ajeno a las necesidades de los jóvenes. Nos duele mucho que el gobierno sea omiso, porque, sin dudas, más de un canario quedará por el camino.

La educación es gratuita, no así estudiar. Y como todos nacemos en igualdad de derechos, pero no de oportunidades, debemos esforzarnos para acortar la brecha y permitir que todos puedan explotar el máximo de su potencial.

Como somos, fuimos y seremos eternos estudiantes, no permitiremos retroceder ni un paso en la conquista de derechos que a tantos otros les costó obtener.

José Gutiérrez y Gérson Vila, impulsores del programa Rumbo a la Udelar


  1. Oficina de Planeamiento y Presupuesto (2019). Observatorio OPP-Canelones: https://otu.opp.gub.uy/perfiles/canelones

  2. Ministerio de Transporte y Obras Públicas (s. f.). Boleto gratuito-MTOP: http://www.mtop.gub.uy/transporte/boleto-gratuito