El pensamiento aristotélico sustenta múltiples análisis, ensayos, artículos de opinión vinculados a la covid-19, en muchos casos de forma desapercibida, en otros expresamente. Afirmaciones como “el todo es más que la suma de las partes” constituyen un muy buen disparador para el análisis de la coyuntura y para explorar alternativas más allá del control de la ola de contagio y el colapso de los servicios de salud.
El contexto global presenta una configuración muy particular debido a la superposición de tres grandes crisis: sanitaria, económica y ambiental. En muchos casos a esta tríada se agrega la crisis política, por el debilitamiento tanto de la democracia en varios países como de los espacios de gobernanza a nivel regional y global. Al mismo tiempo, surgen múltiples ensayos sobre el futuro que, a grandes rasgos, plantean dos grandes grupos de alternativas: la aceleración y profundización de las tendencias previas a la covid-19, o la transformación hacia una nueva configuración de múltiples subsistemas (económicos, sociales, culturales, políticos).
La cantidad, así como la diversidad de información que se transmite tanto a nivel global como nacional, puede generar confusión y perplejidad por las limitaciones humanas para su comprensión. En este sentido, debemos destacar la pertinencia de haber conformado un grupo de especialistas en el campo de la biomedicina, liderado por el doctor Rafael Radi, para generar aportes que permitan controlar y superar la emergencia sanitaria. La cantidad de información que aparece día a día en este campo de conocimiento es sencillamente asombrosa, con formatos particulares, como por ejemplo la ausencia de revisión por pares o vínculos poco transparentes con intereses económicos y políticos, lo que requiere equipos altamente capacitados y especializados.
El ejemplo indicado nos conduce a una pregunta inevitable: ¿no deberíamos contar con grupos similares en otras áreas de conocimiento que informen y asistan a los procesos de toma de decisión en los distintos niveles de gobierno? Particularmente, en las áreas económicas, de desarrollo, de análisis del futuro... la lista puede ser mucho más extensa, sin duda. El contexto actual presenta características muy particulares, algunas inéditas en la historia de la humanidad, por lo tanto, la mayor diversidad de aportes siempre contribuirá a una toma de decisión más informada y robusta.
La multiplicidad de espacios puede generar, no intencionalmente, una excesiva fragmentación en el análisis de la realidad. Una forma de contrarrestar este desafío es contar con una visión de conjunto, denominada sistémica u holística. Ilustremos con un ejemplo concreto esta afirmación.
En cualquier escenario futuro pos emergencia de covid-19, seguramente se producirá un incremento de la demanda de alimentos con mayores niveles de inocuidad y sostenibilidad ambiental.
La salida a la crisis económica demandará un considerable esfuerzo del conjunto de la sociedad. El primer paso adoptado, acertado, sin dudas, fue el aporte desde el ámbito público en la materia. Sin embargo, este resulta absolutamente insuficiente y requiere la definición de nuevas medidas que canalicen los esfuerzos de aquellos sectores de la sociedad que cuentan con más recursos. La decisión de recortar aportes a la investigación en el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), analizada recientemente en una extensa entrevista del periodista Leo Lagos a Miguel Sierra y José Paruelo en la diaria, ejemplifica el tema central del presente análisis.
En cualquiera de los dos grandes grupos de escenarios futuros pos emergencia de covid-19 indicados, seguramente se producirá un incremento de la demanda de alimentos con mayores niveles de inocuidad y sostenibilidad ambiental. La capacidad de respuesta en esta materia requerirá anticipación a los cambios y respuestas rápidas a los desafíos identificados. En este proceso, necesitamos destinar los apoyos necesarios y rediseñar las prioridades de investigación, desarrollo e innovación. La urgencia sanitaria determinó la adopción de medidas, bien intencionadas, que resolvieron problemas concretos, pero que pueden condicionar la superación de la crisis en sus múltiples dimensiones. En resumen, se requiere una visión de conjunto, así como capacidad de evaluación y ajuste continuo.
El tránsito de la reacción a la anticipación requiere la participación de todas las capacidades disponibles en el país. Al mismo tiempo, es indispensable contar con la habilidad de identificar y enfrentar los desafíos en múltiples escalas de tiempo (corto, mediano y largo plazo) para adaptarnos a un contexto que cambia de forma vertiginosa, y que puede dejar postergados y relegados a sectores muy amplios de la sociedad. Los ámbitos de análisis y reflexión sugeridos no deben sustituir el papel del ámbito político, sino asistirlo e informar al conjunto de la población de las certezas e incertidumbres.
Uno de los principios del pensamiento resiliente (Biggs et al., 2015) es promover e incorporar la perspectiva del análisis de sistemas complejos adaptativos, que constituye un aspecto central para contrarrestar el predominio del reduccionismo de nuestra educación, que sustenta cómo se organiza el Estado, y cómo enfrentamos las crisis o tomamos decisiones de forma cotidiana. El mencionado aporte se basa en afirmaciones de Aristóteles como las indicadas inicialmente, y las que siguen a continuación: “Lo que tenemos que aprender, lo aprendemos haciendo”, “La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica”.
Néstor Mazzeo, Manfred Steffen, Gabriela Bardecio y Ana Fierro Núñez son integrantes del Instituto SARAS y de CURE-Udelar.
Lecturas y videos recomendados
Biggs, R., M. Schlüter, y M. L. Schoon. 2015. Principles for building resilience: sustaining ecosystem services in social ecological systems. Cambridge University Press, Cambridge, UK. https://doi.org/10.1017/CBO9781316014240
Chomsky N. Conferencia. https://www.youtube.com/watch?v=KwTQsvhq3ew
Harari YN. Entrevista por la BBC. Hardtalk. https://www.youtube.com/watch?v=gfVrin7Ybp8
Walker BH, Salt D. 2006. Resilience thinking: sustaining ecosystems and people in a changing world. Island, Washington, D.C., USA.