Hemos leído con atención la columna publicada en la diaria el lunes 24 de agosto, bajo la firma del señor Claudio Alonso, ex director de Política de Defensa y de Asuntos Internacionales en la anterior administración.

El artículo está plagado de calificativos e inexactitudes sobre la gestión llevada a cabo por el ministro de Defensa Nacional, Javier García. Es poco sustantivo, como suele suceder cuando hay poco para aportar.

Se cuestiona la presencia de militares retirados en la mayoría de los cargos de dirección. Esa apreciación es falsa. Además, los cargos en el Ministerio de Defensa Nacional (MDN) se han ocupado en virtud de la idoneidad técnica y política, más allá de la condición de militar o civil de los jerarcas designados. Lo que sí se ha decidido es no transformar el MDN en un club político, lleno de militantes rentados, como sucedió en la gestión que integró Alonso.

Pero aun si ello fuera real, no hay ninguna ilegalidad ni prohibición en designar a militares retirados en cargos de dirección del ministerio. La discriminación no es buena cosa. Y así como en el Ministerio de Salud Pública hay médicos o en Transporte hay ingenieros y arquitectos, en Defensa puede haber militares que aporten su experiencia y conocimientos profesionales. En lo que tampoco hay dudas es en el poder político, tal como mandan la Constitución y la ley.

Advierto que hablando de confusión de roles, en este Ministerio de Defensa, el ministro no pasa revista de uniforme militar, como pasó en la administración que integró el señor Alonso.

No es la primera vez que se pretende instalar la idea de que se cede poder a los militares. En eso el señor Alonso es poco original.

Advierto que hablando de confusión de roles, en este Ministerio de Defensa, el ministro no pasa revista de uniforme militar, como pasó en la administración que integró el señor Alonso.

El señor Alonso abandona en su reflexión el recorte y pegue de viejas noticias, para asumir uno de los roles preferidos de los integrantes del Frente Amplio: ser los refundadores de la Nación. En este caso aconseja sobre el apego a las normas y la insoslayable necesidad de seguir avanzando en la modernización del sistema de Defensa Nacional.

Nadie puede negar la intachable trayectoria democrática del señor ministro García, que se extiende desde su activa participación en la actividad gremial estudiantil, en la lucha por el restablecimiento de la democracia, como su prolífera actividad como legislador y ahora como ministro. No sucedió lo mismo en cuanto a convicciones democráticas en la gestión de Alonso.

De seguir el avance de la denominada “modernización” promovida por el Frente Amplio de nuestro sistema de Defensa Nacional, como alude el señor Alonso, no existiría otra consecuencia que caer en el abismo, con barcos que no navegan y aviones que no vuelan. Esa “modernización” dejó a Uruguay al borde de la indefensión.

El señor Alonso parte de un grave error conceptual al afirmar que el avance y la modernización en el Ministerio de Defensa Nacional se hace negando el aporte militar. Ante tal afirmación decimos que este ministerio no adolece de complejos ideológicos y que el avance y la modernización del ministerio se realizan con un trabajo en equipo que integran civiles y militares. Uruguayos todos, sin exclusiones ni discriminaciones infantiles.

Fabián Martínez es director general de Secretaría de Defensa Nacional.