La Dirección General de Educación Secundaria (DGES) tiene pensado implementar para las próximas elecciones de horas la modalidad virtual. Tal vez algunas personas digan que es lo mejor, porque de esa forma los docentes no tienen que faltar a clase, como pasa habitualmente en los períodos de elección de horas que coinciden con el período lectivo. Personalmente no lo vería mal, aunque considero que las elecciones de horas deben desarrollarse de manera presencial, porque es la forma de que sean democráticas, justas y transparentes. A diferencia de otros trabajadores, los docentes, todos los años, elegimos la cantidad de horas de trabajo y dónde trabajamos; no es en sí un trabajo estable, cada año puede variar, incluso si se es docente de séptimo grado.

Como docente de educación secundaria, tengo todo mi material didáctico digitalizado, uso la plataforma Crea desde el año pasado (antes usaba un sitio web), y uso diversas herramientas digitales. No uso más tinta y papel, uso poco el pizarrón porque tengo uno digital. Entiendo que es fundamental el uso de las herramientas digitales en el aula, ya que estamos viviendo una revolución digital, con lo cual hay que agiornarse. Aclaro esto para que se entienda que no soy un docente que no sabe usar las herramientas digitales. Dicho todo eso, voy a pasar a explicar por qué considero que no es correcto ni conveniente realizar la elección de horas de manera virtual.

Primero, por lo que dije antes: la elección presencial es democrática y transparente, no da lugar a dudas. Que esté mal organizada es otra historia, pero es un derecho nuestro que las elecciones de horas sean transparentes y justas, y la única forma de garantizar eso, en estos momentos, es que se realicen presencialmente. El gran problema que tienen las elecciones de horas es su organización, pero eso no es responsabilidad de los docentes, incluyendo el gremio docente; la responsabilidad es exclusiva de quienes son los encargados de dirigir la educación secundaria.

La elección virtual, tal como la está planteando Secundaria, no genera las garantías en cuanto a ser democrática y transparente. Para entender esto, hay que entender cómo son las elecciones presenciales. En la web de Secundaria se publica un pizarrón digital en el que el docente puede ver los liceos y la cantidad de horas por grupo a ser elegidos. A medida que los docentes eligen, los grupos van quitándose del pizarrón. Esto se hace automáticamente y en el momento. Los docentes esperamos fuera del lugar de la elección para ser llamados a elegir las horas, según el lugar de la lista en que nos encontremos. Así que todos nos vemos y sabemos a quién le toca entrar según el calendario de la elección de horas y el lugar en la lista en que se encuentre; de esa forma nadie puede entrar si no es llamado delante de todos. Eso hace que la elección sea transparente y no dé lugar a acomodos... Cosa que antes pasaba, porque las horas no eran visibles para los docentes sino que estaban escritas en un pizarrón común en el que se elegían las horas y sólo podían ver las horas quienes ingresaban al salón. Además, al no estar en línea, no sabíamos hasta el momento de entrar al salón qué liceos, grupos y horas había para elegir. Con la creación del pizarrón digital de horas, la presencialidad, si bien es lenta y lleva su tiempo, es garantista y transparente al 100%.

La elección virtual, al no ser presencial, genera varios inconvenientes, algunos técnicos y otros que pueden generar acomodos, quitándole transparencia a la elección.

En relación a los problemas técnicos, uno tiene que tener una buena conexión a internet, un equipo que cuente con cámara web y micrófono, con lo cual, acá ya tenemos por lo menos dos inconvenientes: primero, que el lugar cuente con conectividad y no falle, ya sea porque se corte la conectividad o porque no haya energía eléctrica. Si pasa eso, el docente deberá tener un equipo con capacidad de conectarse con datos móviles, con lo cual no sólo debe tener saldo disponible para estar conectado varias horas, sino también un equipo que sea bueno... además de saber cómo usarlo, o que pueda conectarse directamente con el celular. Sin dejar de mencionar que no todos los docentes tienen amplios conocimientos en informática, más si son veteranos. Esto ya de por sí generaría ansiedad y estrés, porque estás corriendo el riesgo de no poder elegir las horas para el próximo año.

La elección virtual, al no ser presencial, genera varios inconvenientes, algunos técnicos y otros que pueden generar acomodos, quitándole transparencia a la elección.

Además, ¿qué pasa si el problema se genera en el lugar donde se desarrolla la elección de horas? Va a haber muchos docentes conectados al mismo tiempo, lo cual podría generar problemas de conectividad. Eso lo hemos apreciado tanto en la plataforma Crea como cuando usábamos Conference (lo cual motivó a que muchos docentes, como yo, termináramos usando Zoom... que a veces tenía problemas también), e incluso en el uso del Portafolio Digital: cuando se realizan las reuniones de profesores, el sistema se vuelve lento.

El otro problema, no menos serio que una posible falta de conectividad, es la falta de transparencia. Al no vernos los docentes, no podemos apreciar si hay gente entrando antes o no. Como los docentes somos divididos en grupos, no sabemos si por otro lado o por otros medios les están dando horas a otros docentes que están después en la lista. Es un detalle, pero que puede pasar, por más que supuestamente habría delegados. Nada garantiza que haya gente que, por amiguismo, que los hay, no esté dando grupos a docentes a quienes no les tocaba elegir. Todo esto genera desconfianza y quita la transparencia que toda elección de horas debería tener.

Y esto no sólo perjudica al docente, también puede perjudicar el comienzo del año lectivo, porque si hay muchos reclamos por fallas, la elección de horas se suspende, se debe confeccionar un nuevo calendario, y esto puede alterar seriamente el comienzo de cursos el próximo año.

Por otra parte, la modalidad de elección virtual no fue consultada ni negociada en los ámbitos legales que corresponden. No se entiende esta necesidad de generar conflictos con los docentes, de actuar sin respetar las leyes ni los acuerdos. Un gobierno de la educación debería tener como principio fundamental el diálogo con los actores principales, más cuando, como docentes, buscamos incentivar a los estudiantes a solucionar los conflictos a través del diálogo... Pero esto no ocurre con este gobierno de la educación, se toman decisiones inconsultas que pueden afectar seriamente el trabajo de miles de docentes, así como el normal comienzo de los cursos.

Emiliano Galasso es docente de secundaria.