En estos días, como en todos los niveles educativos, estarán comenzando los cursos en el Consejo de Formación en Educación (CFE). Cada inicio de año educativo es producto de una planificación previa y un trabajo de muchos meses antes, por lo menos así debería ser.

Entre otros aspectos, para que las clases comiencen con normalidad debe preverse la oferta educativa que se va a presentar en cada centro para abrir las inscripciones y designar a los docentes para cada uno de ellos. Es decir, la cantidad de cursos para cada unidad curricular o asignatura y los profesores para dictarlas.

Durante años hemos escuchado, con insistencia, las críticas a los procedimientos seguidos por administraciones anteriores para las elecciones de horas docentes. Sin embargo, en esos años se fueron tomando una serie de medidas para permitir que, en un marco de alta complejidad, se pudieran elegir las horas con tiempo, evitando la molesta movilidad producto de renuncias y nuevas designaciones ya iniciado el año.

De esta forma, luego de estudiar que los movimientos se producían especialmente a partir de las designaciones en el CFE, desde 2013 se adoptó el procedimiento de establecer un cronograma por el cual este consejo ofrecía en primer lugar las horas, luego continuaba el Consejo de Educación Secundaria (CES) y finalmente lo hacía el Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP-UTU). Para que esto ocurriera, el CFE debía iniciar sus actos de elecciones de horas a fines de octubre o a comienzos de noviembre. Desde ese año se coordinó el comienzo de cada elección con cada uno de los consejos y se siguió ese orden.

A esto se sumó un acuerdo al que había llegado el CFE con la Intergremial de Formación Docente en 2014 para que la elección se hiciera por tres años. Esto provocó una estabilidad importante en el cuerpo docente de este nivel educativo.

Como debían ajustarse criterios y procedimientos, cada año se conformó una comisión específica que comenzaba a funcionar en los meses de junio o julio.

Las elecciones de horas para el año lectivo 2020 fueron especialmente complejas en el CFE, dado que estaban culminando los concursos en los que participaron más de 2.000 docentes, logrando derecho a efectividad 873 de ellos y con derecho a interinatos y suplencias otros 535. Sin embargo, se realizaron las coordinaciones necesarias con el CES y el CETP-UTU y se logró iniciar el 4 de noviembre y hacerlo de tal forma que en cada asignatura las elecciones de horas del CFE se realizaron antes que las de Secundaria y el CETP-UTU.

Sin embargo, para 2021 esto no sucedió. Las elecciones de horas en el CFE comenzaron en diciembre y se realizaron luego de haberse iniciado las del CES y el CETP-UTU. Se retrocedió ocho años.

Consultado al respecto el presidente del Codicen, Robert Silva, en su comparecencia a la Comisión de Educación y Cultura del Senado, el 22 de febrero, informó que este año no se pudo realizar “por el mal accionar del consejo anterior”.

La necesaria aclaración de estas líneas es para asegurar que esto no fue así. El propio Silva, un rato después, hizo un reconocimiento parcial diciendo: “Es cierto –no vamos a dejar de reconocerlo– que hubo problemas con la confección del escalafón, que no existía, porque hacía muchísimos años que no había concursos en el Consejo de Formación en Educación”.

Vaya si sabremos esto quienes trabajamos en el CFE y organizamos 150 concursos que se desarrollaron desde diciembre de 2018 a febrero de 2020 aplicando, además, una metodología diferente de la tradicional, realizándolos por agrupamientos de asignaturas, en lo que se denominan internamente departamentos, secciones o subsecciones, incorporando académicos externos a los tribunales y utilizando por primera vez un sistema informático para ello. Estos concursos tuvieron el efecto de pasar de 10% a 40% de docentes efectivos, con la consecuencia de mayor nivel académico del cuerpo docente, con más estabilidad y continuidad en el trabajo en el CFE.

Por un lado, responsabilizan a las anteriores autoridades por sus propias omisiones y debilidades, y por otro aprovechan y hacen suyos los beneficios de los resultados de políticas anteriores.

Claro que esto trae consecuencias en la planificación del año siguiente y en la necesaria toma de decisiones a tiempo. Sin embargo, en 2020 esas decisiones fueron tardías. Para demostrarlo comparemos la toma de decisiones en ambos años. En 2019 se conformó el grupo de trabajo para definir las pautas de elecciones de horas el 11 de junio, pero en 2020 se hizo el 11 de agosto; en 2019 se aprobaron esas pautas el 23 de octubre, pero en 2020 se hizo el 2 de diciembre; en 2019 se aprobó el preventivo de horas para el año siguiente el 14 de octubre, mientras en 2020 se aprobó el 26 de noviembre (con 3.500 horas menos). Por su parte, el escalafón, que es el ordenamiento por el cual eligen sus horas cada año los docentes efectivos, en 2019 se aprobó el 6 de setiembre, pero en 2020 esto ocurrió el 27 de noviembre.

Todo lo anterior llevó a que las elecciones de horas en el CFE en 2020 comenzaran seis semanas más tarde que en 2019 y después de que el CES y el CETP-UTU iniciaran sus actos de elección de horas.

Claro que los concursos y los escalafones reciben reclamos, solicitudes y recursos. Es lo habitual. En este caso, muchos de ellos se tramitaron por el anterior consejo hasta el 6 de mayo, cuando fueron designados los nuevos integrantes del consejo. Por supuesto que quedaron y se presentaron otros que debían ser resueltos por las nuevas autoridades, porque cada uno de ellos tenía sus plazos y procedimientos. Así es el funcionamiento de las instituciones.

Tan es así, que el actual consejo se enfrenta a un número grande de recursos originados por decisiones propias, como la que modificó los efectos del concurso a los profesores del semipresencial, y 90% de ellos presentó recursos de revocación que ahora tienen informe favorable de Jurídica del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública (Codicen).

La crónica aquí descripta para quienes no están vinculados a la educación puede parecer engorrosa, pero demuestra que si hubo retraso, si hubo retrocesos en procesos iniciados, no fue por la anterior administración sino por la demora de las actuales autoridades en tomar decisiones. Tan tardías como el plan de inicio de clases aprobado por el Codicen en enero de 2021.

Seguramente, si el presidente del Codicen no hubiera hecho estas afirmaciones yo no habría escrito esta columna. No es mi intención transformar esto en una denuncia, sino en una necesaria aclaración porque no quiero dejar pasar este tipo de afirmaciones que, por otra parte, se reiteran en esta comparecencia y en las declaraciones de tantas autoridades.

Por un lado, responsabilizan a las anteriores autoridades por sus propias omisiones y debilidades; por otro, aprovechan y hacen suyos los beneficios de los resultados de políticas anteriores. ¡Paradoja!, diría Horacio Buscaglia en aquella recordada campaña electoral de 1989.

Luis Garibaldi es maestro y fue director nacional de Educación.