En las redes sociales circula un video que tiene como exponente a un reconocido empresario uruguayo del mundo del software. En él se presenta el modelo de ciudadano esperado por parte de un sector de la sociedad. Este video se desarrolla con el empresario en una silla y formando parte de una aparente entrevista. Allí dice: “Yo creo que uno aprende mucho de hechos traumáticos, [...] una vez leí una cosa, que es que muchos de los emprendedores tuvieron algún momento muy traumático pero que no los quebró. De alguna manera les creó una fe para hacer cosas imposibles, porque se enfrentaron a eso. A mí me pasó y conozco a muchos emprendedores que pasaron por momentos trágicos. Yo creo que la pandemia hoy es un fabricante de momentos trágicos, con todo lo malo que tiene va a endurecer y forjar el carácter de las futuras generaciones de emprendedores”.

En este artículo pretendemos realizar un breve análisis de las características que –a nuestro entender– presenta el modelo de ciudadano que se busca imponer en la actualidad. Lejos estamos de pretender cerrar la discusión sobre el tema en cuestión, sino que buscamos generar aportes que abran el debate. Para que esto suceda, planteamos algunas interrogantes que irán guiando la lectura e intentaremos responderlas.

Colocando trampas a la libertad

¿Por qué el modelo del emprendedurismo es impulsado desde un contexto neoliberal? ¿Cuál es la noción de sujeto que hay detrás del emprendedor?

Según el filósofo surcoreano Byung-Chul Han, nos encontramos atravesando un cambio de paradigma, que va de aquella sociedad disciplinaria descrita por Michel Foucault a una sociedad del rendimiento. Esta situación se produce a partir de que la sociedad moderna alcanzara el punto límite en su producción. En estas condiciones de productividad, se modificó aquella forma moderna de concebir el trabajo como lugar donde el sujeto construye lazos sociales y sentido de pertenencia.

Hoy somos sujetos cada vez más individualistas y formamos parte de una sociedad que coloca como norte a seguir el emprendedurismo. Se plantea que las situaciones traumáticas vividas y el carácter de los sujetos para redireccionarlas son los factores determinantes para lograr ser exitoso. Esta afirmación, que reduce las desigualdades sociales a una cuestión de carácter personal y de fe, invisibiliza las diferentes realidades bio-psico-sociales de los sujetos. Las afirmaciones realizadas en el video encierran algunas trampas, ya que colocan al sujeto como el único responsable de lo que le sucede. Aquí nos surge otra interrogante: si los límites de las condiciones de posibilidad o imposibilidad se encuentran en el propio sujeto, ¿cuál es el rol del Estado?

Parecería que las potestades del Estado están reducidas a la vigilancia y al control, en tanto este asume que las buenas o malas condiciones de vida de sus ciudadanos dependen exclusivamente de la resiliencia individual y la “fe de apostar a lo imposible”. Pero ¿quién puede ser emprendedor? ¿Todos podemos apostar a lo imposible, o se necesitan recursos y cierta estabilidad financiera? La enorme cantidad de uruguayos que quedaron desempleados producto de la flexibilización laboral en contexto de pandemia, ¿no se esforzaron lo suficiente o no tuvieron fe?

Las afirmaciones realizadas en el video que transcribimos entran en tensión con nuestra perspectiva, a partir de la cual comprendemos las desigualdades como situaciones relacionales y no individuales. El reconocimiento por parte del Estado de que la mayoría de sus ciudadanos tienen potencialidades, autonomía y capacidad para tomar decisiones sobre su vida en ningún caso debería traducirse en dejarlo librado a su suerte.

Si en nuestro país hay gente que depende de ollas populares para acceder a la alimentación no es por falta de esfuerzo personal, sino porque el Estado asume que comer no es un derecho, sino un bien que debe ser alcanzado de manera individual. Estas concepciones son ideológicas, y las decisiones son políticas de gobierno sobre cómo y dónde se usan los recursos del Estado.

Por otro lado, entendemos que gran parte de los cambios sociales actuales se han dado en las formas de producir las subjetividades. En la forma positiva del poder hacer –como plantea Byung-Chul Han– el sujeto contemporáneo es más rápido y más productivo que el de la obediencia. El modelo emprendedor, en que uno es su propio jefe, de alguna manera creyéndose dueño y soberano de sí mismo, termina sometiendo a la persona a su suerte y voluntad.

A través del emprendedurismo, con un sujeto obligado a sentirse en libertad, se vuelve más eficaz el aumento de la productividad y el control social.

Esta situación, lejos de conducir a la libertad del sujeto, opera de manera tal que la libertad y la coacción coincidan, provocando que no sea necesario un agente externo para someterlos. Se trata de una autoexplotación acompañada por un sentimiento ficticio de libertad. Esto se produce por la lógica del mercado, la cultura neoliberal y las tecnologías de la información y de la comunicación. En síntesis, a través del emprendedurismo, con un sujeto obligado a sentirse en libertad, se vuelve más eficaz el aumento de la productividad y el control social.

Educar es en plural

¿Qué aportes se puede hacer desde el campo pedagógico a la discusión?

En la actualidad ya no se le pide a la escuela que intervenga con las lógicas del disciplinamiento con el fin de que egresen de ella sujetos dóciles y flexibles, como en algún momento lo mencionó Foucault, sino que los dispositivos pedagógicos actuales intentan promover sujetos que puedan crear, innovar, que puedan adaptarse rápidamente al cambio y, sobre todo, que sean capaces de generar su propia oportunidad.

Desde nuestra perspectiva nos afiliamos a que las escuelas pueden ser lugares de resistencia y de posibilidad.

Detrás de toda práctica educativa hay una idea de sujeto, por lo cual procederemos a hacer algunos aportes al tema en cuestión. El pedagogo John Dewey consideraba que el aprendizaje que se desarrolla de la actividad social es lo que permite al sujeto sentir que puede darle dirección a un proceso social determinado. A diferencia de lo que plantea el modelo emprendedurista, no son los esfuerzos individuales, sino la inteligencia y las voluntades puestas en relación con otras y al servicio de un acervo común, las que van a permitir que una sociedad o un sujeto encuentre el camino adecuado para enfrentar los problemas que se le presenten.

El sujeto, a partir de lo que aprende, puede incidir de alguna manera en la experiencia colectiva. Es en ese intercambio de experiencias que va adquiriendo herramientas para poder modificar y construir una nueva realidad. La cultura es aquello que le permite al sujeto interpretar mejor los significados de la acción social, y cuanto mejor entienda la realidad, mejor va a ser la participación en ella.

En síntesis, la escuela en su sentido amplio debería estar al servicio de la comprensión de cuáles son las fuerzas sociales operantes de la época, para que el sujeto pueda intervenir en ellas y redireccionar ese proceso social donde está inserto. Para ello deben generarse las condiciones que hagan posible que se formen sujetos capaces de comprender el mundo en que viven.

Fabricio Andriolo es licenciado en Educación y miembro del Grupo de Estudios en Políticas y Prácticas Educativas del Instituto de Educación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República.