Mañana se cumplen 21 años del fallecimiento en un trágico accidente de Luis Pérez Aguirre, Perico. Perico era un personaje multifacético: cura ordenado por la congregación jesuítica, defensor de los derechos humanos, de la mujer, de las no personas, de los niños, de la ecología, un incansable luchador contra las violaciones de los derechos humanos ocurridas durante la dictadura cívico-militar de nuestro país, escritor, fundador del hogar La Huella y del Servicio Paz y Justicia (Serpaj) Uruguay y representante en la Comisión para la Paz.

La Red de Amigos de Perico hoy quiere conmemorar su desaparición física y para ello ha convocado a cuatro personas que lo conocieron desde diversas dimensiones de su vida para que compartieran reflexiones y vivencias.

Perico, siempre a nuestro lado

Aquel 25 de enero se desató una tormenta impresionante, con truenos y relámpagos. Entonces nos enteramos –me enteré– del accidente de Perico y de su muerte. No dudé un instante: tomé el auto y con esa noche espantosa, en la que sonaban los truenos a mi alrededor, salí hacia Montevideo. No podía soportar ese dolor inmenso sin estar cerca de él y de los que estaban con él. Me fui a Montevideo sola y llegué a donde estaba su cuerpo. Eso no lo olvidaré nunca más, porque Perico nunca debió haber muerto. Era de esos que siempre tienen que estar vivos al lado nuestro. Y ese accidente estúpido que se lo llevó y lo llevó a irse es un dolor que nunca podremos comprender.

Había estado en La Floresta, muy cerca de donde tenía su casa Liber Seregni. Ahí fue el accidente. Después se supo cómo fue, pero eso no importa. Importa que en ese momento ya no estaba entre nosotros, a pesar de que siempre lo sigue estando.

Su vida internacional trascendió y sigue trascendiendo. Se lo reconoce en Francia y en las Naciones Unidas como un espíritu absolutamente amplio y generoso, dedicado a los que más sufren y a los que sufren las violaciones más crueles de los derechos humanos.

Madame Mitterrand lo conoció y desde su fundación France Libertés, junto con Anita, su secretaria, lo visitaron, ayudaron y protegieron. Ahí tuvimos la oportunidad de estar juntas conociendo el trabajo que nació en La Huella, el que hacía con las trabajadoras sexuales, y todo lo que él enseñaba a los niños en La Huella, y el cariño que los niños le tenían. Eso hizo que Madame Mitterrand lo tuviera como un gran defensor de los derechos humanos y quisiera llevarlo a Europa y promoverlo para que estuviera en las Naciones Unidas.

Fue en representación de las Naciones Unidas a un encuentro en Nueva Delhi, donde publicó algo que llama la atención: el “derecho a intervenir”. Ahí explica cómo una persona que ve sufrir mucho a otra puede intervenir, ayudar para que no siga sufriendo los vejámenes que le están ocurriendo.

Madame Mitterrand, a través de Perico, también supo de la prisión de Miguel Ángel Estrella, un pianista argentino que cayó preso en las cárceles uruguayas y que fue muy torturado. Entonces ella le mandó un piano mudo para que él siguiera ejercitando sus dedos, para que cuando saliera pudiera seguir con sus conciertos y su música. Estrella, cuando salió, lo primero que hizo fue dar un concierto en el Teatro Nacional Rubén Darío de la Nicaragua recién liberada, a donde fuimos muchos de los uruguayos que estábamos en Centroamérica.

Perico formó parte, junto con otras personas, de la Comisión para la Paz –creada por el presidente Jorge Batlle en agosto de 2000– y hasta el momento de su accidente él era el representante del Serpaj.

Por eso los libros de Perico, sus escritos, siguen siendo docencia. Siguen siendo un ejemplo para todos los jóvenes que están empezando su vida como estudiantes y que necesitan una luz que los ilumine hacia ese sentimiento tan profundo que tenía Perico de sentir el dolor del otro en las tripas, como él decía. Eso prevalece ahora en muchos de los jóvenes que siguen las enseñanzas de Perico.

Belela Herrera

Educador en derechos humanos

Perico tuvo como uno de los ejes principales de su vida la educación en derechos humanos. Tenía una visión integral y al mismo tiempo no podía imaginar una acción de cambio sin educación. La consideraba como una exigencia primera de cualquier proceso transformador.

Pensaba que la educación en derechos humanos debía ser una “verdadera motivadora de cambio, de transformación, de desarrollo de potenciales y una manifestación genuina de la fidelidad a la vida. Ella se va concretando en una verdadera pedagogía de la vida que se desarrolla en la acción por los derechos humanos. Así, el militante de los derechos humanos se convierte en un educador... y el educador en derechos humanos, en un verdadero militante por ellos. La gran referente de esta tarea es la integridad de la vida, siendo esta el eje conductor de tres grandes dimensiones: a. Integridad de la vida del ser humano corporeizada. b. Integridad de la vida del ser humano en cuanto ser social. c. Integridad de la vida del ser humano en cuanto inmerso en su ambiente”.

Amparo Rodríguez

Pensador y escritor

Perico era un hombre de acción, pero también un estudioso que se daba tiempo para la meditación, la lectura y la escritura. También para el diálogo y la escucha.

Con vocación de comunicación y convocando al compromiso para transformar la realidad de injusticias, buscaba los caminos para compartir sus reflexiones y experiencias.

Se arriesgó a la ficción con Mujer de la vida porque consideró que era el mejor modo de compartir esa realidad tan dura. Escribió para aportar herramientas al trabajo y la acción colectiva, y en especial para la educación en derechos humanos, entre otros libros, Derechos humanos. Pautas para una educación liberadora (en coautoría con Juan José Mosca) y Opción entrañable. Porque consideraba que las mujeres eran un nuevo sujeto histórico y sus movimientos de las alternativas más esperanzadoras dedicó trabajo a estudiar y escribir, de allí –entre otros textos– La condición femenina. Permanecía en la iglesia pese a que pensaba que había perdido credibilidad. La Iglesia increíble. Materias pendientes para su tercer milenio es una obra cargada de amor, sincera preocupación y rebeldía.

Perico era un personaje multifacético: cura ordenado por la congregación jesuítica y un defensor de los derechos humanos, de la mujer, de las no personas, de los niños, de la ecología.

Conocedor de otras historias y saberes, recurrió a leyendas en Desnudo de seguridades –una de sus obras póstumas– para compartir convicciones y preocupaciones en un esfuerzo por integrar las reflexiones de muchos años de lucha, que permitieran “asumir con radical sinceridad la crisis de valores y de los paradigmas teóricos. El problema es que los instrumentos de pensamiento y análisis que habitualmente usábamos ya no nos sirven para explicar lo que vivimos. [...] Para enderezar este planeta torcido y acallar el llanto de dolor de los excluidos es preciso revisar con profundidad esos paradigmas”.

La Red de Amigos de Luis Pérez Aguirre, junto con Ediciones Trilce, conscientes del valor del legado de Perico y fieles a la importancia de divulgar la riqueza de su pensamiento y acción, concretaron en 2001 la edición de Obras escogidas: Ant-confesiones de un cristiano; La opción entrañable; Mujer de la vida. Pasión y prostitución de Miriam; La Iglesia increíble. Materias pendientes para su tercer milenio; La condición femenina; Desnudo de seguridades. Reflexiones para una acción transformadora.1

Como escribe su editor, Pablo Harari, en Desnudo de seguridades, Perico era un “hombre de acción y de ideas pero más que nada de acción”. “Desnudarnos y procurar mostrar los hechos que no nos permitan mentir si decimos que estamos comprometidos en la transformación de la realidad social en la que convivimos. Será necesario transmitir esa determinación, aunque sea con palabras, recurriendo a los relatos, las leyendas, las parábolas, para que nuestra exposición manifieste una ética como acción, no como discurso”, nos dice al inicio de esta obra, como pidiendo excusas por usar palabras. Pero es a través de sus palabras que nos enriquecemos y su obra –más de 20 libros y decenas de artículos– atestigua que él creía que “la experiencia, si se comunica y comparte, deja de ser un valor privado para convertirse en patrimonio de muchos”.

Brenda Bogliaccini

En defensa de la ecología

Sí. Perico pensó y escribió mucho sobre la relación de las personas con la ecología. Entre otros, en La condición femenina, La opción entrañable, Si digo derechos humanos, Perico analizó la relación de los derechos humanos y su estrecho vínculo con el ambiente, con el uso de los recursos naturales como sustento principal para la vida.2 Nos explicó que la vida sobre la tierra depende de un delicado equilibrio desarrollado durante millones de años. La tierra siempre ha sido considerada por los seres humanos como la madre de la vida, la que sustenta alimentos y brinda la fertilidad.

La violación de los derechos ecológicos tiene la misma raíz que la violación de los derechos de los pobres. La pobreza que viven algunos pueblos, producto de la injusticia y la opresión, tiene los mismos efectos que la violencia contra la naturaleza y crea mecanismos de degradación ambiental en el presente y en el futuro, con lo que genera un “ecocidio”. La explotación de la naturaleza se realizó desde antaño, paralelamente a la explotación de la mujer, de la condición femenina. Debemos llegar a una nueva conciencia de los derechos humanos, a la conciencia de la especie. Esta conciencia genera una responsabilidad planetaria que debe tener en cuenta la crítica asertiva sobre la concentración y el despilfarro actual de la riqueza, el compromiso activo sobre la injusticia social, económica y cultural que conlleva, y la responsabilidad hacia las generaciones venideras de todos los seres vivientes que cargarán con las consecuencias de nuestros actos.

La conciencia ecológica de los países “ricos” expresa la experiencia vivida en medio de un bienestar y un consumismo que no cuestionan la estructura de injusticia que viven las enormes mayorías pobres y oprimidas del planeta. La conciencia ecológica expresada por “unos” resulta trivial para los pueblos del sur, ya que no la ven relacionada con la depredación ambiental y la vida humana. Es imprescindible y urgente que se genere una nueva conciencia y una nueva cultura ecológica que no desvincule los conceptos ambientales del contexto sociopolítico global, que no separe la ecología del imperativo de sobrevivencia de los pueblos pobres.

En la ley de urgente consideración (LUC) se modificaron varias leyes que aseguraban derechos ganados por la lucha social de la organización de trabajadores y otras organizaciones sociales y se modificaron leyes con muchos años de trayectoria positiva, como la integración social de los entes de la enseñanza, el Instituto Nacional de Colonización y otras. Sin duda que los poderes criollos necesitan leyes fuertes y autoritarias para ser aplicadas por gobiernos afines a sus intereses y así acallar el reclamo de sus pueblos. La derogación de los 135 artículos de la LUC es imprescindible para quienes tenemos en la “opción por los pobres” el eje de nuestra vida. Como nos decía Perico, “no está todo dicho, queda por delante la monumental tarea de aprender a construir una sociedad solidaria y fraternal”.

Nelson Larzábal


  1. Disponibles en internet y en la Red de Amigos de Luis Pérez Aguirre. 

  2. También a partir de la charla de Cecilia Iannino, integrante de la Red de Amigos de Luis Pérez Aguirre, “Recursos naturales, bienes de todos, desde el pensamiento de Perico”, que integra las reflexiones y los aportes de Perico.