Hace pocos días me sorprendió un artículo sobre las Fuerzas Armadas del compañero León Lev, actual presidente de la Comisión Especial de Defensa Nacional del Frente Amplio, tanto por sus errores como por su agresividad.1
El punto V del “Compromiso político” del Frente Amplio, vigente desde 1972, establece: “La conducta política frentista entraña, en particular, un uso de las tribunas políticas y otros medios de difusión… que se atenga al respeto recíproco de las fuerzas que integran el Frente y la abstención de actos y expresiones de agresión mutua o de valoración peyorativa”.
El compañero León, al referirse a posiciones que no comparte, utiliza expresiones como “demuestran su ignorancia”, califica de “falacia” propuestas presupuestales que no comparte, mientras que recomienda “estudiar” a otros.
Lo sorprendente es que eso se da en un artículo que tiene errores importantes, como que “Uruguay está en el segundo lugar de menor cantidad de efectivos de la región”, mencionando una publicación de Resdal que dice exactamente lo contrario: que Uruguay es el segundo país de la región con más militares por habitantes.2 Incluso los informes de referencia sobre defensa a nivel mundial (Sipri, Banco Mundial, etcétera, y también los informes de Resdal de años anteriores) colocan a Uruguay como el país de más militares por habitantes de la región. Y también de mayor gasto militar como porcentaje del PIB.
Se puede compartir o no la propuesta de disminuir el gasto militar para aumentarlo en salud o educación; lo que no corresponde es calificar esas propuestas como “falacia”.
De la misma forma que no corresponde tratar como “ignorancia” su errónea interpretación del concepto “democratización de las Fuerzas Armadas”, que no refiere a que los soldados analicen si cumplen o no la orden del coronel (como caricaturescamente escribe), sino que refiere a que las Fuerzas Armadas queden sometidas al poder democrático y que justamente no sean deliberativas, o sea, lo contrario a lo que escribe.
Se puede compartir o no la propuesta de disminuir el gasto militar para aumentarlo en salud o educación; lo que no corresponde es calificar esas propuestas como “falacia”.
Dice el documento final de “Balance y autocrítica” aprobado el año pasado por el Frente Amplio (en el que el propio León Lev participó sin formular objeciones): “Es necesario reconocer que más allá de los acuerdos programáticos logrados en nuestros congresos, en el tema de Defensa Nacional costó mucho conjugar las distintas visiones sobre la plena democratización y la inclusión de las FFAA al conjunto de la vida social. Durante estos 15 años hubo avances y logros, pero no se alcanzaron a recorrer totalmente los caminos para democratizar las FFAA y lograr el diseño y la construcción de una política de Defensa Nacional acorde a nuestra realidad y necesidades”.
Invitar a un nuevo “debate nacional” sobre Defensa Nacional debería hacerse desde un marco de respeto y fraternidad sobre aquellos compañeros que piensan diferente. La adjetivación y caricaturización de los propios documentos del Frente Amplio no contribuye a ello.
Deberíamos recuperar en nuestros intercambios el respeto y la fraternidad que caracterizó a los fundadores del Frente Amplio y también a sus militantes en estos ya más de 50 años de historia.
Gustavo Scaron fue presidente de la Comisión Especial de Defensa Nacional del Frente Amplio.