Hace unos días culminaron los cabildos de los municipios de Montevideo, una instancia de rendición de cuentas acerca de lo realizado por los diferentes concejos municipales el año anterior. Son instancias que permiten dar cuenta a la ciudadanía acerca de lo hecho, pero también nos permiten revisar lo que hemos planificado junto a vecinos y vecinas para nuestros municipios.

Visibilizar lo que sucede en el tercer nivel de gobierno, en algo que ha sido una construcción permanente desde su creación mediante la Ley de Descentralización, parece relevante en momentos en que la política pública y el Estado se retiran de los territorios.

En nuestro caso, llegamos a este cabildo después de un año bien particular, de una pandemia que nos alejó de los espacios cotidianos de encuentro, de construcción colectiva, de disfrute, de aprendizajes. En ese contexto, de todas formas realizamos instancias virtuales convocando a vecinos y vecinas para conocer sus propuestas hacia la construcción de un Plan de Desarrollo Municipal para este período de gobierno.

Realizamos instancias de precabildos con diferentes ejes temáticos que nos obligaron a pensar, discutir y proponer ideas y sueños. Son esos sueños y propuestas los que intentamos plasmar en esa hoja de ruta que conforma nuestro Plan de Desarrollo Municipal, sintetizados en siete líneas estratégicas.

2021 para muchos uruguayos y uruguayas no fue nada fácil porque, además de la pandemia, se perdieron puestos de trabajo, se recargaron los ya conocidos problemas de cuidados y se instaló una crisis que no sólo era sanitaria, no solamente afectaba lo más cotidiano, sino que también era económica.

Entendemos que hoy resulta imprescindible y necesario fortalecer los espacios de participación de los diferentes territorios, poder construir juntos y juntas acciones que promuevan la convivencia, el disfrute, el deporte y la recreación, la cultura, el juego, la mejora del ambiente, el uso de la ciudad de todas y todos.

Algunos de los asuntos de la conversación tuvieron que ver con la participación ciudadana y comunitaria. Sostener y promover los concejos vecinales en pandemia fue todo un desafío que entendemos que se logró concretar gracias a la tarea de los concejales y al apoyo del municipio.

La creación de espacios para trabajar los temas de convivencia y seguridad se suma a los problemas que identifican las vecinas y vecinos en nuestros territorios. Las visiones más simplistas podrán enunciar que es únicamente un tema del Ministerio del Interior y la Policía, pero existen suficientes experiencias acerca de que la convivencia es algo mucho más amplio; sentirse segura y cómoda es una construcción mucho más compleja. Entendemos que el Estado más que retirarse debe redoblar los esfuerzos que estimulen una vecindad que cuide, que se disfrute, que construya lugares más hospitalarios para habitar.

Visibilizar lo que sucede en el tercer nivel de gobierno parece relevante en momentos en que la política pública y el Estado se retiran de los territorios.

El lugar que tienen nuestras infancias y adolescencias en nuestras comunidades también es parte de lo que rendimos. Dar voz a los gurises y sus propuestas, apoyar acciones de política pública como escuelas de verano y propiciar y estimular experiencias de base comunitaria, que cuiden, permitan acceder a la ciudad y todas sus experiencias, como la que realizamos con la comunidad de Verdisol, forman parte de la trama que teje el tercer nivel de gobierno y que permite, por primera vez, zambullirse en una piscina, entre otras cosas.

Los temas ambientales incorporando la perspectiva de las comunidades también estuvieron presentes. El circuito limpio es un programa que viene llevando adelante el municipio, que tiene la finalidad de promover la participación y el compromiso vecinal en el cuidado y la valoración del ambiente y fortalece a la cooperativa de trabajadoras y trabajadores de la Eco Planta Durán. Implica que instituciones y organizaciones separen los residuos cotidianos y los clasifiquen. Estos materiales clasificados son trasladados a la planta de reciclaje.

El desarrollo económico, patrimonial, turístico y rural también fueron parte de la rendición de cuentas. Retomar actividades que den cuenta de las identidades y las historias de nuestras comunidades, atajar a las mujeres jefas de hogar que perdieron sus trabajos, dar real dimensión a nuestras comunidades rurales, entre otras acciones.

La integración social en tanto espacio de ensanche de derechos y de acceso privilegiado a políticas culturales de los diferentes niveles de gobierno ha sido una parte sustantiva de nuestras tareas.

No existe comunidad posible que no cuide y regule su integración, y por tanto el despliegue de acciones que intervengan los espacios de lo común pasa a ser sustantivo en las realidades del tercer nivel de gobierno.

La emergencia no la pudimos elegir, se nos impuso. El concejo municipal asumió como propias tareas que corresponden a otros niveles de gobierno, como la seguridad alimentaria, la atención a los más vulnerables en un momento de repliegue de las políticas públicas, los efectos de una desigualdad persistente.

Todo esto se puede encontrar con mayor nivel de detalle en la web del Municipio G. Como siempre, es necesario explicitar que esto es un piso, construido durante años por políticas que se van acumulando en capas y que dan cuenta de la necesidad de que nuestras acciones reflejen imágenes de futuro pero vinculadas con la realidad concreta.

Por último, y no menos importante, reconocer la tarea de los funcionarios que hacen posible todo esto.

Esperamos poder continuar sumando más voces para construir comunidad.

Leticia de Torres es alcaldesa del Municipio G de Montevideo.