Más allá del sistema económico imperante, ¿cuáles son las dinámicas sociales hoy? La vida sucede en una especie de cuarto de interrogatorio al que las personas ingresan voluntariamente y con comodidad se instalan debajo de un reflector que pulveriza todo escondite, toda reserva o secreto de la vida personal. Una especie de radiografía voluntaria constante, que lejos ya de las sombras de la caverna de Platón, conduce a la humanidad a ver el mundo a través de placas y pantallas.

Bienvenidos a la sociedad de la transparencia, al decir del filósofo coreano Byung-Chul Han, en la que todo se sabe, todo se ve y no hay lugar para esconderse. Parafraseando al autor, bienvenidos a la sociedad de la pornografía.

Hay un conjunto de cuestiones presentes a lo largo de la historia, porque son inherentes a la vida humana, y que se adaptan a cada época con formas de manifestarse y de problematizarse distintas. Algunos de esos asuntos son: la libertad, el poder, la política, la vida en sociedad, la justicia y la economía. La transparencia es una manifestación exagerada y explícita de todas estas cosas.

No hay matices, no hay puntos medios, no hay equilibrios, todo está expuesto en un primerísimo primer plano. La transparencia vuelve al mundo una película en dos dimensiones, y desaparece la profundidad. En la política, por ejemplo, desaparecen el pensamiento, las ideas y la ideología. La libertad se percibe como absoluta y se pierden de vista las limitaciones. El poder se ostenta sin vergüenza y sin contemplaciones sobre el mañana y sobre la próxima derrota y eso destruye los equilibrios.

La vida en sociedad “es” todo eso que pasa frente a los ojos en las pantallas, pareciera que lo que queda fuera de ese marco de cristal líquido no existe, y si no se puede meter ahí dentro, no tiene razón de existir. La justicia se practica comunitariamente y al grito, parecieran pesar más las campañas de enchastre, contraenchastre y condena social que los dictámenes formales. Así, como hay dos arenas de justicia, es posible ver cómo se contratan equipos para enfrentar a la justicia virtual del linchamiento y para enfrentar las causas en los tribunales de la justicia legal. La economía gira en torno a la producción de placer y confort humano y la abundancia pulveriza la satisfacción. Se devora placer sin sentirlo.

La pérdida de densidad, de profundidad de las cosas, licúa las dinámicas y las relaciones. Y hablando de licuar, vale mencionar que buena parte de la perspectiva de Han podría integrarse al análisis social de Zygmunt Bauman. Por momentos como mecanismos explicativos de algunas conclusiones, por otros como elementos de enriquecimiento de la complejidad del análisis, y en otros dando un paso más hacia las dinámicas propuestas por el mundo digital.

Este último punto hace referencia a la propuesta teórica de Manuel Castells. La sociedad de la transparencia, que construye un sistema de control en red. La red que describe Castells tiene múltiples nodos, resultados de interrelaciones, un mecanismo por el que se controlan los unos a los otros sin centros que generen relaciones unidireccionales. Quizá una de las mayores diferencias de Han con Bauman, Castells y Ulrich Beck sea que el filósofo coreano no centra su análisis en la estructura del capitalismo de este tiempo, aunque entiende como Castells que el centro es la información y la comunicación.

El pensamiento de Han va dirigido a comprender cuáles son los códigos de relacionamiento humano en este tiempo. No es sencillo, quizá sea la mayor duda que queda, comprender de dónde emerge la ansiedad de transparencia en la sociedad. Pero es esta noción la que genera un determinismo sobre la vida de las personas, sobre la esfera productiva, afectiva y de esparcimiento.

Para los autores mencionados previamente el sistema económico generaba un fuerte condicionamiento sobre lo social. No total, ni unidireccional, pero marcaba firmemente la cancha. Según Han, la transparencia lo iguala todo y la clave de esa igualdad es que todo se puede medir respecto del eje del dinero. Quizá la transparencia sea resultado de un largo proceso dialéctico en torno a la idea de la igualdad, combinado con la infinita capacidad de vigencia del dinero como parámetro de equivalencia.

Lo que se plantea como big bang es la universalización del dinero como medida para todas las cosas, todo tiene una equivalencia en dinero. Por lo tanto, como todo es medible por la misma regla, todo está en pie de igualdad, aun cuando esa misma regla sea la que lo jerarquiza todo pornográficamente, en palabras de Han. Entonces, la fuente de equivalencia también es esencialmente el origen de la desigualdad.

La sociedad de la transparencia no cambia ni mejora las relaciones de poder y las desigualdades sociales, sólo las registra y las expone en sus múltiples pantallas dentro de las pantallas.

Las redes sociales son el concepto de moda, cualquier disciplina de las humanidades que se lea tiene alguna reflexión sobre este fenómeno. Sucede que dentro de ellas se hacen las radiografías de la vida de las personas y los otros evalúan su estado a partir de las placas que se postean en los muros virtuales. Nunca hubo mayor exposición de la vida humana. Se tamiza la cotidianidad a través de programas que sistematizan y ordenan la información que cada individuo maneja para funcionar. Todo aquello que alguien es está depositado allí. Factible de ser juzgado, de ser condenado, repudiado o alabado por toda la eternidad efímera de la inmediatez. Nunca en la historia hubo mayor poder “infraestructural”, en términos de Michael Mann, y ese poder tiene la forma de la red que consigna Castells.

En conclusión, la sociedad de la transparencia no cambia ni mejora las relaciones de poder y las desigualdades sociales, sólo las registra y las expone en sus múltiples pantallas dentro de las pantallas. Disuelve la densidad, licúa las trascendencias y desintegra los centros, construyendo enormes redes de autocontrol.

Las personas se sienten más libres que en cualquier otro momento de la historia; sin embargo, la capacidad de control social parece infinita. Desaparecen las nociones críticas y sólo queda lo que es visible para todos. La sociedad de la transparencia es la versión moral del rendimiento en la esfera productiva. Cada uno es su propio jefe, cada uno administra su total “libertad” de manera “responsable”.

La sociedad de la transparencia como sociedad positiva echa a un lado el esfuerzo y el sacrificio, comprometiendo las posibilidades de realización de aquellos que no están dispuestos o no saben cómo ir en contra del sistema.

El próximo capítulo de esta serie1 abordará el estado de situación de las sociedades latinoamericanas y hacia dónde se dirigen.

Referencias

Bauman, Zygmunt (1999) La globalización. Consecuencias humanas. FCE. (pp. 7-38; 103-134).

Beck, Ulrich (2004). ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización. Ediciones Paidós Ibérica. (p. 1-35).

Castells, Manuel (1997/2000) La era de la información. Vol. 1 La Sociedad Red. Alianza Editorial. Prólogo: “La red y el yo” (pp. 31-55) y Conclusiones: la sociedad red (pp. 549-558)

Han, Byung-Chul (2018) La sociedad de la transparencia. Ed. Herder. Barcelona (11-44; 87-95).