Hay una especie de reflejo nocivo del común de los frenteamplistas de redes que consiste en oponerse a cualquier cosa que parezca provenir de este gobierno. Interesa analizarlo, y el caso del proyecto de extensión de la ruta 102 hasta la ruta 1 viene a cuento.

Empresas privadas propusieron construir ese tramo y el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) lo está defendiendo a capa y espada. Pero vecinos, ambientalistas y otros encuentran numerosas contraindicaciones al trazado previsto. Otros se han sumado a opinar, la Intendencia de Montevideo pidió que se pare el proyecto y las redes arden. Pocos han consultado a quienes podrían aportar información.

Hay algunos motivos para oponerse, pero no todos son aplicables, ya volveremos a la 102. Por ejemplo, este gobierno demasiadas veces ha apoyado iniciativas de privados por su sola palabra, ha encaminado obras inconvenientes propuestas por privados, firmado concesiones inaceptables, legislado y firmado decretos tal cual fueron redactados por los solicitantes –aunque el texto contradecía otras políticas propias–. Eso, claro, sin siquiera entrar a considerar las objeciones fundadas de vecinos, ambientalistas y académicos. Todo se hace sospechoso.

Esa reacción negativa, ya casi instintiva, tiene varios inconvenientes. El primero es que el Frente Amplio (FA) parece limitarse a ser una oposición, en lugar de una opción. En un grupo familiar, durante una conversación sobre fútbol, alguien me dijo: “No te podés oponer a todo, parecés frenteamplista”. Esa es la imagen. Obviamente, nadie que no tenga una confianza muy ciega quiere votar eso. La Comisión Nacional de Programa está elaborando uno de los mejores planes para el país presentados por la izquierda en la historia. Pero todos los días y ante cada situación lo que importa no es qué opinamos, sino qué proponemos.

El segundo inconveniente de ser una oposición en lugar de una opción es que durante todo este período el gobierno estuvo anunciando medidas absurdas para que el FA se oponga y quede como quien no quiere apoyar la creación de puestos de trabajo. Y la oposición ha entrado prácticamente siempre, como toro ante el torero.

La Perimetral Ferreira Aldunate

El día en que asumió, Tabaré Vázquez brindó un discurso frente al Palacio Legislativo, en uno de cuyos tramos enumeró una larga lista de objetivos que el nuevo gobierno se comprometía a impulsar en cada ministerio. Entre ellos figuraba la construcción de una carretera perimetral de Montevideo. Cuentan que el futuro ministro de Obras, Víctor Rossi, había ido a preguntar a técnicos de todas las áreas y un ingeniero retirado del MTOP le había sugerido esa obra en primer lugar.

Hubo que hacer el diseño, conseguir todas las expropiaciones de tierras, conseguir fondos y concretar la obra, todo en un período de gobierno. Cualquiera puede comprender que eso es extraordinario; las expropiaciones solas suelen demorar lustros. La obtención de los fondos fue un problema particularmente agudo, ya que el país venía de una crisis muy grande y ese primer gobierno tuvo déficits fiscales muy reducidos.

La Perimetral se terminó, pero con algunos recortes. El tramo entre la 101 y la 5 quedó de una sola vía y faltó la conexión entre la 5 y la 1, el tramo que ahora se pretende concretar. El MTOP en su momento consideró que, ya que el objetivo era facilitar el acceso al puerto de camiones provenientes del este, el tramo concretado lograba el objetivo. Lo demás no era prioritario y podía quedar para una segunda etapa. De hecho, la nueva ruta fue un éxito tal que hoy hay quejas de que la parte de una sola vía está saturada.

Hay una especie de reflejo nocivo del común de los frenteamplistas de redes que consiste en oponerse a cualquier cosa que parezca provenir de este gobierno. Interesa analizarlo.

Para el acceso hasta la ruta 1, hoy puede bajarse por la 5 hasta La Paloma, transitando unos cuantos kilómetros de más, con su consumo de combustible fósil. Pero algunos transportistas han descubierto que ahorran cortando por el camino Los Camalotes. Sobrecargar caminos rurales no es conveniente. Un perjuicio económico para la Intendencia y también seguramente tenga consecuencias ambientales y sociales.

Las administraciones del FA habían dejado informes, estudios y proyectos que tomaron en cuenta que según el trazado que se eligiera se podían presentar problemas ambientales y también no ambientales. Cuando empresas propusieron hacerse cargo de la obra con financiación propia, el actual MTOP encargó estudios que, al parecer, no tuvieron en cuenta los que el ministerio ya tenía. De manera que el proyecto actualizado presenta todos esos problemas y otros.

Más constructivo que oponerse, opina Víctor Rossi, consultado para esta columna, sería tratar de acordar algunas modificaciones, como que no haya que realizar realojos masivos de asentamientos, realizar expropiaciones inconvenientes, obstruir la entrada al Parque Lecocq o el acceso a Aldeas Infantiles y, sobre todo, que se cuiden los aspectos ambientales y las áreas protegidas. Rossi entiende que la obra es necesaria, importante, debe construirse, pero también que debe estudiarse cómo evitar todos los inconvenientes que se han encontrado. Como mínimo, debiera construirse doble vía en el Camino de Los Camalotes y lo mismo con un intercambiador en el camino Eduardo Pérez con ruta 5.

De paso, Rossi mencionó que en estas semanas ha consultado a algunos de quienes estuvieron en el proyecto que se dejó, pero que, aparte del suscrito, del FA solamente una legisladora lo ha llamado para pedirle información.

Conclusiones

La negativa cerrada de la oposición y otros actores envalentonó al ministro a atropellar con el proyecto tal como está. Esa dinámica no es la mejor para el país, evidentemente.

¿Opino que hay que construir esa extensión de la 102, con las modificaciones necesarias? Es decir, ¿que Rossi tiene razón? No. No tengo elementos para opinar. A lo sumo, los periodistas somos curiosos y recordamos cosas sobre las que hemos escrito. La idea de esta reflexión es comentar el caso por si es posible bajar decibeles, pero sobre todo, analizar unas taras de nuestro sistema político que pueden llegar a ser graves.

Siendo Tabaré Vázquez intendente, un día vi en el orden del día de la Junta Departamental una propuesta de conceder un trozo del Parque Batlle a un club de baby fútbol. Di por supuesto que nadie iba a votar eso. Es el único parque céntrico, es decir, no recostado a una costa. Y ya buena parte de su superficie estaba ocupada por canchas varias, tres de fútbol, una de ciclismo, una de atletismo, un club de tiro. Se me ocurrían soluciones mejores para el club de niños cuya cancha en terreno prestado había sido ocupada por la terminal de Tres Cruces. Pero, para mi sorpresa, salió por unanimidad, sin debate.

Nuestra variedad de la democracia tiene, entre otras particularidades, que el interés de pequeños grupos motivados (unas cien personas vinculadas a ese club infantil) pesan más que el de mayorías no enteradas (el otro millón y medio de los montevideanos que pierden una parte de su parque, hoy rodeada de muros).

Jaime Secco es periodista, integrante de Banderas de Liber.