Soy una mujer de 48 años y hace 33 años que vivo mi vida en situación de discapacidad, a raíz de un accidente soy usuaria de silla de ruedas. También soy militante político partidaria y por los derechos de las personas en situación de discapacidad.
El viernes pasado, 10 de marzo, al despertarme y chequear mi celular me encontré con varios mensajes en los que me preguntaban qué opinaba de la actitud del presidente de la República. A eso respondí que estaba esperando ver con más detenimiento su alocución del día 2 de marzo y la entrevista que le realizó la periodista Blanca Rodríguez. Pero nada tenía que ver con esto la pregunta que me estaban haciendo, se referían a la entrega del pabellón nacional por parte de Luis Lacalle Pou a la selección uruguaya de quad rugby y lo peculiar fue que lo hizo sentado en una silla de ruedas.
Para empatizar realmente sería necesario que se crearan políticas públicas acordes y que dignifiquen la vida de las personas en situación de discapacidad, no que se sigan recortando derechos y expectativas de vida.
El hecho importante no radica en que haya hecho entrega del emblema sentado en una silla de ruedas, en una actitud de demostración de “empatía”. Esas son prácticas que entre las personas usuarias de silla de ruedas llevamos a cabo para visibilizar la temática discapacidad y para que otras personas vivencien la experiencia de transitar la vida sentado y hallarse con determinadas tareas que no podemos realizar. El punto importante es que para empatizar realmente sería necesario que se crearan políticas públicas acordes y que dignifiquen la vida de las personas en situación de discapacidad, no que se sigan recortando derechos y expectativas de vida.
Yo lo invito, señor presidente, a pasar un día, como mínimo, viviendo como una persona usuaria de silla de ruedas. Lo invito a salir a la calle, a ir al comercio de su barrio, a llegar a su trabajo haciendo uso del transporte público y recorriendo las veredas de nuestro país... lo invito a intentar vivir con una pensión que no supera los 14.000 pesos y a no poder acceder a un puesto laboral porque desde pequeños/as venimos siendo discriminados/as e invisibilizados/as a nivel educativo. Lo invito a que próximamente experimente la rebaja en pensiones y jubilaciones que plantea la reforma de la seguridad social. Lo invito a que si necesita un asistente personal haga uso de este sistema de cuidados que viene siendo sistemáticamente desmantelado y que ha perdido calidad en sus prestaciones. Lo invito a que si necesita alguna ayuda técnica (sillas de ruedas, sillas higiénicas, sondas vesicales, prótesis, órtesis, etcétera) experimente cómo le responden en el Centro Nacional de Ayudas Técnicas y Tecnológicas, es más, si logra obtener esa respuesta y cuánto deberá esperar para obtener esa ayuda técnica imprescindible para la vida diaria.
Lo puedo invitar a experimentar muchísimas actividades más que hacen a nuestro diario vivir y enfrentarse a las barreras físicas, comunicacionales, actitudinales, de transporte con las que convivimos... luego de eso podremos hablar de empatía y generar políticas públicas que no estén obstaculizando permanentemente la vida de las personas en situación de discapacidad. De respetar nuestros derechos y dignificar nuestras vidas se trata.