Falleció Mario Cayota. Tristeza profunda.

Se fue un ser humano entrañable, generoso, brillante, leal, comprometido con sus ideas y su fe, franciscano y artiguista, alegre, caballero, muy buen compañero y amigo. Maestro de generaciones. En lo personal siempre lo consideré mi maestro en la historia, pensamiento e ideología de la democracia cristiana uruguaya.

Un hombre de fe profunda que sentía que el cristianismo tenía un compromiso con los desheredados de la Tierra y con la construcción de una sociedad justa e igualitaria. Su soñada utopía. Y fue coherente con esas ideas, tanto como intelectual e investigador con brillantes libros publicados como en su acción política militante.

En Siembra entre brumas, además de presentar a San Francisco de Asís, su guía permanente, nos ilustró sobre el humanismo cristiano y en particular sobre sus cumbres, Erasmo de Rotterdam y Tomás Moro y su Utopía. Recuerdo, en esas tan disfrutables charlas que pudimos tener, su afirmación de que la utopía era algo alcanzable, a diferencia de la quimera, que no lo era.

En Artigas y su derrota hace un monumental análisis del pensamiento y acción artiguista y la confluencia permanente de su proyecto político con el humanismo cristiano. Su análisis detallado del Reglamento de Tierras de 1815 es un aporte insoslayable. Su biografía de José de Monterroso va en la misma línea.

Mario Cayota no concebía la acción política y social despegada de sus raíces históricas. En Cristianos y cambio social, escrito en coautoría con Carlos Zubillaga, nos relata los orígenes del socialcristianismo en Uruguay. En él se destaca la descripción de la Unión Democrática Cristiana, central social y sindical fundada en 1904, en la que tuvo un gran protagonismo su padre, Eduardo Cayota. En esta misma línea realizó estudios sobre Francisco Bauzá y Juan Zorrilla de San Martín. Destaco su participación en el libro sobre Mariano Soler, en el que analiza su Carta Pastoral de 1894, en la que hace un ataque virulento a la explotación capitalista y denuncia la situación de los obreros.

Frenteamplista convencido, desde los años del Encuentro Progresista, cuya acta fundacional firmó, Mario Cayota tuvo una gran cercanía con Tabaré Vázquez y su familia.

Toda su obra escrita tiene siempre la misma línea de coherencia.

Fue, sin dudas, un gran intelectual. Se doctoró joven en Filosofía en la Universidad de La Plata, fue durante décadas docente en la Facultad de Teología Monseñor Mariano Soler y también en universidades de Argentina, Chile, Brasil e Italia. Estudió mucho a los existencialistas y fue un profundo admirador de Emanuel Mounier y su visión del personalismo comunitario. Recordaremos siempre cuando estábamos en discusiones y solía citar a un filósofo alemán que afirmaba que “la verdad es sinfónica”, frase extraordinaria que describe a Mario.

Pero fue un intelectual de acción. Militó siempre en el Partido Demócrata Cristiano, del que fue presidente durante muchos años. Militó en primera fila contra la dictadura. Fue edil departamental y electo presidente de la Junta Departamental de Montevideo. Frenteamplista convencido, desde los años del Encuentro Progresista, cuya acta fundacional firmó, tuvo una gran cercanía con Tabaré Vázquez y su familia. Tabaré lo designó embajador ante la Santa Sede, donde ejerció de 2006 a 2011 y nuevamente entre 2018 y 2020. También lo nombró en la Comisión de Verdad y Justicia para la búsqueda de los desaparecidos, en representación de la iglesia católica. Esta fuerte relación personal llevó a Tabaré, un tiempo antes de su fallecimiento, a convocar a Mario a su casa y solicitarle que escribiera un libro sobre su gestión de gobierno. Así Mario escribió y publicó Un pasado que se configura en futuro. Pensamiento y acción del presidente Tabaré Vázquez, una pormenorizada descripción de las acciones de gobierno de Tabaré. Discípulo convencido de San Francisco de Asís, fue terciario franciscano, director de Cefrahodis, como también trabajó en el Centro de Estudio y Difusión de la Doctrina Social Cristiana.

Mario Cayota, tan querido compañero y amigo, siempre te recordaremos con tu sonrisa y tu don de gentes. Diste tanto por tu fe católica, tu Partido Demócrata Cristiano, tu Frente Amplio y tu Uruguay. Sintetizo tu recuerdo con el título de una de tus obras: “Optar por los pobres aunque me marquen a hierro”.

Jorge Rodríguez es presidente del Partido Demócrata Cristiano, Convocatoria Seregnista-Progresistas, Frente Amplio.