Entre 2005 y 2019, todas las pasividades aumentaron en cada enero y llegaron a hacerlo por encima de los precios, 65%. Y mucho más aumentaron las jubilaciones mínimas (y las pensiones de personas pobres mayores de 65 años y pensiones por discapacidad), las que se triplicaron en su valor real, con aumentos, en general, en julio de cada año. Aunque sigan siendo bajas. Y ahora más bajas, porque las rebajaron en los últimos dos años.

En 2005 y 2006, se dieron aumentos diferenciales por decreto del gobierno para las pasividades más bajas, con mayor porcentaje que el aumento general de todas las pasividades.

Desde setiembre de 2007, se empezó a poner un monto mínimo mayor para superar los montos que se establecían en el acto 9 de la dictadura y la Ley 16.713 de 1995 (la que creó el nuevo sistema jubilatorio con las AFAP y nuevas exigencias para acceder a jubilaciones y pensiones del Banco de Previsión Social –BPS–).

Así, en 2007, se fija un monto mínimo de una BPC (Base de Prestaciones y Contribuciones), lo que hoy es 5.660 pesos. Y así fue subiendo cada año. En 2011 se llegó a dos BPC (11.320 pesos de hoy) y en 2019 a tres BPC (16.980 pesos de hoy). Eran aumentos y se cobraban.

Nos habíamos acostumbrado a que aumentaran todas las jubilaciones y pensiones todos los años (salvo una lamentable pequeña baja en 2019, del 0,2%), y a que aumentaran mucho más las más bajas.

Algo de lo que viene pasando en estos tiempos

En marzo de 2020 asume el actual gobierno. Inicialmente, se continúa el mismo proceso, aumentando en julio a 3,05 BPC (17.263 pesos de hoy).

Pero luego la cosa empieza a cambiar para mal para jubilados y pensionistas. Y eso sucede en medio de la pandemia de la covid-19, lo que perjudica a unas 140.000 personas y sus familias; personas que cobran jubilaciones mínimas, quienes a su vez están entre las más afectadas por dicha pandemia. Al mismo tiempo, los salarios también caen. Y ahora vino la sequía, y con ello la suba de los alimentos y la necesidad de usar agua embotellada... Y se vino el invierno...

En julio de 2021, el actual gobierno empezó con los adelantos a cuenta. Decretó “un adelanto a cuenta del ajuste correspondiente” para las jubilaciones y pensiones mínimas a descontar del ajuste general de todas las pasividades de enero de 2022. Y después otro adelanto a cuenta del 3% general para todas las pasividades en julio de 2022, a descontar en enero de 2023.

Algunos economistas han calculado que con estas rebajas de jubilaciones y pensiones, el gobierno se ha “ahorrado”, es decir, ha dejado de pagar a las personas jubiladas y pensionistas, cientos de millones de dólares por año.

El “adelanto a cuenta” en las pasividades mínimas llevó el monto mínimo a 3,10 BPC (17.546 pesos de hoy). Se suponía que era un aumento pero no. Se descontó. Desde enero de 2022, se dejó de pagar la mejora que habían cobrado cada mes desde julio a diciembre de 2021 esas 140.000 personas jubiladas y pensionistas y personas con discapacidad.

En julio de 2022, el actual gobierno bajó las jubilaciones mínimas a 3,05 BPC (17.263 pesos de hoy) y también las pensiones. Se volvió al monto de 2020, se retrocedió dos años.

En la página oficial del BPS dice: “Montos mínimos de pasividades correspondientes al año 2023, Pasividades con alta en 2023: $ 17.263”.

Si se hubiera seguido simplemente con el mismo mínimo criterio de aumentos de años anteriores, hubiera ido a 3,15 BPC, o sea, 17.829 pesos, y por tanto hubiera sido 566 pesos más por mes. Y sólo siguiendo ese mínimo criterio, en julio de 2023, el monto debería ser de 3,2 BPC (18.112 pesos). No fue así.

Pero además, por si fuera poco, en julio de 2022 se repite el criterio de ajuste a cuenta en general, del 3% también, para todas las pasividades, que se descuenta en enero de 2023. El ajuste fue de 9,82%, pero como se descontó el 3%, en realidad quedó en 6,62%.

Algunos economistas han calculado que con estas rebajas de jubilaciones y pensiones el gobierno se ha “ahorrado”, es decir, ha dejado de pagar a las personas jubiladas y pensionistas, cientos de millones de dólares por año. Plata que tampoco fue a sus familias, ni al comerciante, feriante, productor… Y con eso hay “ahorro fiscal” y “se ayuda” a bajar el déficit fiscal.

Un ejemplo. El gobierno actual pronosticaba que el déficit fiscal en 2021 bajaría a 4,9%. Pero “logró” que bajara más, al 4,1%. Algo parecido en 2022, cuando el déficit bajó a 3,4%. Entre otras cosas, por rebajar jubilaciones y pensiones. Textualmente, el gobierno lo reconoce: “Los rubros de remuneraciones, pasividades y transferencias disminuyeron” (mensaje del Ministerio de Economía y Finanzas en la Rendición de Cuentas de 2022). Tiene mucho que ver el déficit y el ahorro fiscal con las jubilaciones y pensiones. O sea, con la posible calidad de vida de las personas.

Y además, esas 140.000 personas que cobran la mínima prestación son en su mayoría gente del interior, mujeres (59%) y de mayor edad (mayores de 70 y 80 años).

Por estas razones, la Organización Nacional de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas reclama con razón. Es posible, es necesario, es justo cambiar esta realidad.

Ernesto Murro fue ministro de Trabajo y Seguridad Social y presidente del BPS.