Un gesto que podría ser catalogado como de fe democrática por parte del presidente Luis Lacalle Pou fue la convocatoria a los presidentes anteriores, que se mantienen en actividad política aún, para brindar un mensaje relacionado al quincuagésimo aniversario del golpe de Estado.
Cómo defender la democracia fue el tema (no explícito) de la conferencia que dieron los tres últimos presidentes junto al actual. Ver a los cuatro hablar de lo que entendían por democracia fue un verdadero desafío.
Fueron muy significativas las argumentaciones de cada uno de ellos, sin dudas mostrando sus perfiles ideológicos, que intentaban con diferentes estilos y argumentos asegurar que defendían la democracia.
Lo llamativo, sin dudas, fue la breve exposición del expresidente Lacalle Herrera, donde casi de forma inadvertida expuso su teoría de cómo cuidar la democracia. En uno de sus pasajes decía: “Pero debemos hacer para que esto dure y perdure, no extremar nuestros derechos, no acosar sino siempre dejar un lugar para el entendimiento a través del respeto, que no va en contra de la lucha política y ser fuerte en materias de ideas, pero no en materia de personas”.
Si analizamos esta frase, sin dudas que es concordante con el concepto original de la teoría de los dos demonios desarrollada por el expresidente Julio María Sanguinetti, en donde la culpa de todo la tienen el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN) y el movimiento popular.
Tanto Lacalle Herrera como Sanguinetti ponen como origen de la confrontación el aumento de la movilización popular y el MLN (que en 1972 estaba absolutamente desarticulado, el accionar de este grupo era una excusa para lo que sucedió después) explicando que el entonces presidente Juan María Bordaberry no tuvo otra opción que gobernar bajo medidas pronta de seguridad y luego estado de guerra interno, y por último generando una dictadura civil y militar. En ningún momento plantean que el movimiento popular trataba de impedir la aplicación de un modelo neoliberal que a cualquier precio querían imponer en América Latina. Que el origen de la reacción popular fue la pérdida permanente de derechos sociales, individuales y el empobrecimiento de las clases sociales más desprotegidas. Que sin dudas es la situación más violenta que puede sufrir una sociedad.
Estoy convencido de que la frase de Lacalle Herrera no es casualidad y que contiene una amenaza solapada. Resulta que su énfasis lo puso en no exigir mucho la agenda de derechos para cuidar la democracia.
El Plan Cóndor estableció la misma política de implantar dictaduras que respondieran a Estados Unidos, en toda América Latina.
Por eso estoy convencido de que la frase de Lacalle Herrera no es casualidad y que contiene una amenaza solapada. Resulta que su énfasis lo puso en no exigir mucho la agenda de derechos para cuidar la democracia.
En buen criollo, “muchachos del pueblo, no exijan muchos (derechos), que si no los malla oro, apoyados por los militares, nuevamente dan un golpe”.
Pero profundicemos un poco más en el análisis. ¿Cuáles son esos derechos que no deben “extremarse” a que se refiere Lacalle Herrera? Quizás se refiere a exigir mejores salarios, condiciones de trabajo, mejoramiento del sistema sanitario, la vivienda, la educación. Derecho al agua potable. Le pediría que nos aclare si es a esos derechos a los que se refiere.
Y le preguntaría, ya que de sus palabras se desprenden esos conceptos de armonía tutelada, qué hicieron usted y el herrerismo para frenar el golpe. Por qué votaron a favor de las medidas prontas de seguridad, del estado de guerra interna preludio de la dictadura, y por qué muchos integrantes del herrerismo apoyaron el golpe y luego integraron la estructura de la dictadura en diferentes estamentos. Les convenía que el movimiento popular y la izquierda creciente en nuestro país, representada por el Frente Amplio, se aniquilaran, porque esos eran sus enemigos principales, y no la dictadura. Ahora nos viene a dar clase de cómo mantener la democracia con un discurso que nos llama al respeto y a la no agresión (lo que comparto) pero solapadamente nos amenaza y, como si fuera poco, nos exhorta a tolerar la explotación de los trabajadores por los ricos y a no decir nada, a no “extremar derechos”.
No caben ese tipo de amenazas encubiertas que siguen responsabilizando al pueblo de los golpes de Estado.
El señor Lacalle Herrera muestra permanentemente su pensamiento ideológico ultraderechista, que intenta consolidar un régimen neoliberal que ya aplicó en 1990 cuando fue presidente e intentó vender los bienes estratégicos del Estado. Ese es el modelo social que quiere imponer la coalición multicolor y que amenaza con el fantasma represivo para acallar al pueblo uruguayo.
Si las causas por las que luchamos son verdades históricas, no tendrán forma de detenerlas, menos aún de callarnos. No pudieron durante 13 años, no podrán jamás.
Daniel Parada es médico y fue profesor agregado en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.