La condena a la invasión rusa a Ucrania que desencadenó la guerra está fundada en los principios que Uruguay ha defendido en democracia, siempre en el respeto al Derecho Internacional y a la Carta de la ONU.

Con estos fundamentos, Uruguay ha condenado las invasiones y la amenaza o el uso de la fuerza de los países o grupos de países que lo han hecho en el pasado.

Estados Unidos y alguno de sus aliados, la OTAN, han sido objeto de condenas en varias ocasiones. Basta repasar lo ocurrido en lo que va del presente siglo para corroborarlo.

La ocupación de territorios que forman parte de un Estado soberano es inaceptable desde el punto de vista de los principios y valores del derecho internacional. Parecería que no caben dos lecturas en ambas cuestiones.

La necesidad de poner fin a la guerra parece también no admitir dos lecturas, con excepción de las voces de las partes en pugna, aun sabiendo que están lejos de ser unánimes en Rusia y en Ucrania.

La búsqueda de la paz debe ser un objetivo principal y permanente de la ONU y la comunidad internacional. Hacer todos los esfuerzos por detener el desastre desatado por la guerra y ponerle fin al horror, la muerte y la destrucción constituye un imperativo.

Desde los inicios de la guerra, a partir de la invasión, se han levantado voces condenándola, pero aún no habiéndolo hecho, muchas voces han reclamado el diálogo y la búsqueda de una solución pacífica.

Reafirmar las bases fundamentales para obtener la paz resulta un paso previo y condición sin la cual esta no sería viable.

Estas deben incluir, en primer término, la devolución de los territorios ocupados por la parte invasora. A ello se le deben sumar garantías al respecto de las fronteras de la Federación Rusa. Los diálogos para lograr dichos acuerdos deben llevarse al amparo de la ONU, y todos los aspectos reparatorios y el levantamiento de las sanciones deben ser tenidos en cuenta con seriedad y ponderación.

Desde los inicios de la guerra, a partir de la invasión, se han levantado voces condenándola, pero aún no habiéndolo hecho, muchas voces han reclamado el diálogo y la búsqueda de una solución pacífica, entre ellas se cuentan China e India.

Ahora Brasil, con el presidente Lula, suma una potencia emergente al llamado a detener la guerra.

China ha expresado el concepto de paz con dos componentes clave para el éxito de cualquier iniciativa: devolución de los territorios ocupados y fronteras seguras para Rusia.

Todos los países deberían levantar su voz para sumar apoyos a un alto el fuego y para el inicio de un diálogo para la paz en el ámbito de la ONU.

Los debates sobre el futuro orden mundial y sobre las luchas por las hegemonías deben dejar de interferir con el objetivo inmediato: detener la destrucción y el horror de la guerra y el peligro creciente de una escalada mayor que pone en jaque a toda la humanidad.

Carlos Pita fue embajador uruguayo en Chile, España y Estados Unidos.