El próximo domingo hay que votar, y cada uno evalúa a quién según sus preferencias y tomando en cuenta las propuestas, la gestión realizada, sus percepciones y valoraciones. Son muchas las facetas que se pueden considerar, y una para mí muy importante es lo hecho con relación a las infancias y adolescencias.
El documento programático “Gobernar entre todos”, de la coalición de gobierno, plantea una serie de medidas, varias de las cuales están en sintonía con lo iniciado por el Frente Amplio en sus 15 años de gobierno. Por lo tanto, las principales diferencias estarán más en lo hecho (o no hecho) que en lo declarativo. Acá les comparto algunas reflexiones, a la hora de hacer balance y decidir el voto.
1. Este gobierno tuvo acciones en favor de la infancia y la adolescencia, pero no fueron su prioridad
La inmediata aparición de la pandemia de covid-19 llevó a tomar un conjunto de decisiones urgentes que han sido bien evaluadas, pero que fueron insuficientes y dejaron consecuencias en lo familiar y lo social, sin tener respuestas acordes a situaciones traumáticas de enfermedad y muerte. El encierro tuvo impactos en la violencia familiar, la tendencia al aislamiento, el incremento de los suicidios y los intentos de suicidio, el descuido en la atención de otras enfermedades y sus tratamientos, la menor asistencia a los centros educativos, problemas económicos y de alimentación.
Todo esto impactó fuertemente en niños, niñas y adolescentes, sin que aparecieran como prioridad. Fue en el segundo año de gobierno que se adjudicaron fondos para primera Infancia, de alcance limitado y dejando de lado a los otros niños, niñas y adolescentes.
2. La pobreza infantil estuvo en los cinco años en sus niveles más críticos
Luego de una reducción sostenida de la pobreza durante los 15 años de gobierno frenteamplista, el impacto económico de la pandemia y la falta de acciones relevantes que la contrarrestaran incrementó el desempleo (más en las mujeres con hijos) y el trabajo informal y precario; muchos de los puestos de trabajo que se fueron creando posteriormente fueron en programas de empleo transitorio y con ocupaciones de bajos salarios.
La pobreza infantil creció al 20% de los niños y niñas que nacen, por lo que hay problemas estructurales que no se están atacando, y todas las medidas tomadas de mejora en las transferencias han sido insuficientes, entre otras cosas, porque no se amplió la población beneficiaria.
Es notorio que el gobierno no tomó acciones para revertir la situación, lo que es muy grave. Se creó un Fondo Infancia que comenzó a funcionar a mitad de este año, ya en plena campaña electoral.
3. Las violencias aumentaron en todas sus manifestaciones
Las violencias crecieron, en parte por el encierro, en parte por los problemas económicos, en otra parte por el crecimiento de las bandas y el narcotráfico, así como de la cantidad de personas armadas.
Las denuncias por violencia basada en género crecieron, y en la mayoría de los casos, en hogares donde viven niños y niñas. Hay más niños baleados que llegan al Pereira Rossell, más niños y niñas asesinados; son de los peores indicadores que podemos ver en estos últimos años.
La información brindada por el Sistema Integral de Protección a la Infancia y la Adolescencia contra la Violencia (Sipiav) fue dando cuenta de este crecimiento, y no hubo un aumento de las respuestas para atenderlas.
Lejos de combatir las desigualdades de género, se avanzó en leyes regresivas (como la de tenencia compartida) y se promovió una batalla cultural contra los avances en materia de derechos.
4. Hay una menor concurrencia a los centros de primera infancia y a las escuelas, y no se hizo nada para revertirlo
En los últimos años bajaron los niveles de concurrencia educativa. En algunos barrios, las continuas balaceras han instalado el “cuerpo a tierra” en los CAIF y las escuelas, y han creado más inseguridad a la hora de salir a la calle, mayor desprotección.
5. No hubo propuestas para mejorar la integración de los y las adolescentes al sistema educativo ni para su participación social y cultural
Más allá de los grandes anuncios sobre la transformación educativa, y de algunas modificaciones realizadas en los planes, no se ven avances efectivos de mayor integración y participación, fundamentalmente de los y las adolescentes. Son pocos los centros que han logrado que sus estudiantes disfruten y promuevan iniciativas, que favorezcan la culminación del ciclo educativo, que se integren con propuestas sociales y culturales barriales y de circulación social por las ciudades y departamentos. La exclusión de “los que tienen problemas” prevalece y, por lo tanto, no hay un proceso de apropiación para desarrollar propuestas educativas transformadoras.
Salvo en el incremento de las adopciones, ninguna de las metas propuestas por INAU para el quinquenio se cumplieron. Y estamos hablando del organismo que es rector en las políticas de infancias y adolescencias.
6. Hay señales claras de un deterioro en cuanto a la salud mental
Parte de lo señalado tiene que ver con la salud mental, como concepto integrador que hace a nuestros vínculos familiares, barriales, amistosos, sociales; a la participación en el deporte y las expresiones culturales; a los modos de enfrentar los conflictos y buscar solucionarlos; a la capacidad de empatía, de ponerse en el lugar de los otros, de aceptar y valorar la diversidad; a la promoción de la igualdad de género, el respeto y de los derechos; al combate a la soledad, la angustia, el aislamiento, y a la construcción de grupalidad, lazos afectivos y colectivos.
Faltaron abordajes interinstitucionales, articulaciones entre los centros de salud, los educativos, los del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU). Corresponde preguntarse: ¿por qué se cerraron servicios y hubo un retiro del Estado del territorio, especialmente en aquellos lugares de mayor complejidad?
7. El INAU estuvo muy lejos de cumplir las metas que se había fijado
Salvo en el incremento de las adopciones, ninguna de las metas propuestas por el INAU para el quinquenio se cumplieron. Y estamos hablando del organismo que es rector en las políticas de infancias y adolescencias y gestor de una amplia gama de programas y servicios de atención. En su plan quinquenal se propuso reducir la internación en “hogares” y aumentó; también ampliar la atención ante situaciones de violencia, y año a año los informes del Sipiav mostraron más denuncias y atención insuficiente; aumentaron el abuso y la explotación sexual. En 2022 se anunció un plan de expansión en primera infancia que llevaría a la creación de 110 centros nuevos y a un aumento de cobertura de 17.500 niños y niñas… y apenas están llegando a los 3.000.
Entonces, cuando el documento “Gobernar entre todos” establece en su punto 8 la prioridad en primera infancia y en las familias, es necesario contrastar lo que se dice con lo realizado.
Lo primero que me sorprende es la afirmación de que, “en particular, creemos que debe ser en el próximo período de gobierno donde se ponga en el centro de las prioridades a la primera infancia y las familias”. Por una parte, es un reconocimiento de lo antedicho: la primera infancia no fue una prioridad en este período de gobierno. Por otra parte, desconoce todo lo realizado en los años previos, desde la creación del Plan CAIF en 1989 hasta el avance sustancial en los gobiernos del Frente Amplio con la inversión más grande que hizo el país en el quinquenio 2015-2020.
Con relación a las medidas, una parte importante tiene que ver con el pago en transferencias económicas como principal argumento para reducir la pobreza. En este punto hay coincidencias con lo que propone el Frente Amplio, pero le falta esa integralidad de lo económico con el empleo, la vivienda, la salud, la educación, los programas sociales, los servicios de cuidados, la inserción laboral de las mujeres, que son aspectos imprescindibles para una superación efectiva de la pobreza.
Un segundo aspecto se relaciona con el incremento de las licencias parentales, y el mayor apoyo a las madres de sectores de menores ingresos. Con la creación del Sistema de Cuidados en 2015 se avanzó en este punto, y luego no hubo más modificaciones en el ejercicio de este gobierno.
Un tercer aspecto es el acompañamiento a las madres desde el embarazo y durante los primeros años de vida, lo que se realiza particularmente desde la creación de Uruguay Crece Contigo en 2012, agregando la teleasistencia que se empezó a aplicar en los últimos años.
Un cuarto aspecto es extender la atención alimentaria durante todo el año en los centros educativos de mayor vulnerabilidad económica. Sin duda, es una medida necesaria que debe abarcar tanto el ciclo escolar como secundaria y que requiere pensar su implementación en los períodos en que no hay clases. Esto está planteado en las bases del Frente Amplio y es un tema a desarrollar.
Un quinto punto propone la expansión de los CAIF a horarios de tiempo completo, priorizando los que abarcan a sectores más vulnerables y controlando los estándares de calidad. En este sentido, no debería limitarse a los CAIF, ya que también hay otras propuestas en los CAPI gestionados por el INAU, así como en los Siempre (centros con empresas y sindicatos), que tienen un gran potencial de expansión. Lo mismo en cuanto a los espacios para hijos e hijas de estudiantes y las Casas Comunitarias.
Por último, se propone la capacitación laboral en hogares monoparentales y el acompañamiento al egreso de quienes han vivido en centros del INAU, medidas ampliamente compartibles que cuentan con consensos políticos.
En cuanto al egreso del INAU, hay propuestas que se empezaron a desarrollar, pero lamentablemente el actual directorio negó el apoyo a varios jóvenes que necesitan ese apoyo imprescindible para adquirir autonomía.
Para finalizar, cabe resaltar que con frecuencia se habla de que en el terreno de las infancias y las adolescencias hay muchas coincidencias entre los diferentes partidos políticos, pero esto que así parece al leer los documentos se ha traducido en enfoques, recursos y resultados diferentes, y esto resulta clave a la hora de elegir.
Por aquello de que del dicho al hecho hay un gran trecho: qué tan grande es ese trecho se ve en la comparación de las gestiones de gobierno.
Jorge Ferrando fue director del INAU desde 2007 a 2015 y estuvo a cargo de la Secretaría Ejecutiva de Primera Infancia.