En 2018, la revista The Economist identificó a la izquierda que combina el desarrollo de la economía nacional con el conservadurismo cultural como un fenómeno en ascenso.

El 8 de enero de 2024 se fundó en Alemania la Alianza Sahra Wagenknecht-Razón y Justicia (BSW). La nueva formación política está dirigida por Sahra Wagenknecht (nacida en 1969), una de las políticas más conocidas de su generación en Alemania y exestrella del Partido de Izquierda (Die Linke). Nació en la Alemania Oriental comunista, de madre alemana y padre iraní, y se unió al gobernante Partido de Unidad Socialista (SED) en 1989, pocos meses antes de la caída del Muro de Berlín. Después de la reunificación alemana, se unió al partido sucesor del SED, que finalmente se fusionó en Die Linke. Electa primero al Parlamento Europeo y luego al Bundestag, el Parlamento alemán, se volvió cada vez más estridente en sus críticas a la inmigración sin restricciones, especialmente después de 2015, cuando alrededor de un millón de personas de Siria y otros países llegaron a Alemania.

Durante 2023, las diferencias con Die Linke aumentaron hasta que ella y otros diputados se marcharon para fundar BSW. Principalmente, Wagenknecht destacó la pérdida de contacto de Die Linke con su base en la clase trabajadora y la falta de compostura del partido en temas como la guerra y la inflación.

El capítulo del manifiesto fundacional de BSW denominado “Libertad” consta de dos párrafos. El primero advierte de la amenaza a la libertad que suponen la “cancelación de la cultura” y el “autoritarismo político que busca educar a las personas y regular su estilo de vida o su lengua”. El segundo párrafo está dirigido a refugiados y migrantes. Dice que la “convivencia de diferentes culturas” podría de hecho ser “un enriquecimiento”; sin embargo, esto sólo se aplica “siempre que la afluencia se limite a un orden de magnitud que no abrume a nuestro país y su infraestructura”.

En su libro The Self-Justeous, Wagenknecht sostiene que la izquierda política en Alemania (Die Linke, el Partido Socialdemócrata y los Verdes) está dominada por “liberales de izquierda”, una camarilla intolerante y obsesionada por sí misma que sólo habla entre sí e ignora su tradicional apoyo electoral.

En su libro, Wagenknecht dice que los liberales de izquierda afirman defender la diversidad, el cosmopolitismo, la modernidad, la acción climática, el liberalismo y la tolerancia. Por otro lado, declaran la guerra a todo lo que el pensamiento liberal de izquierda considera de derecha: el nacionalismo, el bloqueo del pensamiento contrario, el provincianismo, el racismo, el sexismo, la homofobia, la islamofobia. Para los liberales de izquierda, la fe, la nación y la patria son signos de atraso.

La teoría detrás de este enfoque se llama política de identidad. Está en el corazón del liberalismo de izquierda y proporciona el marco práctico en el que se basa la visión del mundo liberal de izquierda. La política de identidad equivale a centrarse en minorías cada vez más pequeñas y cada vez más extrañas, sostiene, cada una de las cuales encuentra una identidad en alguna peculiaridad que la distingue de la mayoría de la sociedad, y de la que deriva la pretensión de victimismo.

El liberalismo de izquierda es un movimiento político-intelectual relativamente reciente que sólo ha ganado influencia social en las últimas décadas. Sin embargo, señala que el nombre “liberalismo de izquierda” es engañoso. En rigor, no es ni de izquierda ni liberal, pues contradice ambas tendencias políticas en cuestiones fundamentales. Una afirmación importante de cualquier liberalismo, por ejemplo, es la tolerancia hacia otras opiniones. Los típicos liberales de izquierda, sin embargo, muestran lo contrario: una intolerancia extrema hacia cualquiera que no comparta su visión de las cosas. El liberalismo también lucha tradicionalmente por la igualdad jurídica ante la ley, mientras que el liberalismo de izquierda lucha por las cuotas y la diversidad, es decir, por el trato desigual de los diferentes grupos, según Wagenknecht.

La política alemana enfatiza que el liberalismo de izquierda tiene su base social en la clase media rica y con educación universitaria de las grandes ciudades. Esto no significa que todos los graduados con altos ingresos que viven en una gran ciudad sean liberales de izquierda. Pero el liberalismo de izquierda se siente cómodo en este medio, y sus formadores de opinión provienen de este estrato comparativamente privilegiado. Los partidos liberales de izquierda atraen principalmente a las personas más educadas y con mayores ingresos y son elegidos principalmente por ellos. Los liberales de izquierda abogan por una forma de política de identidad multicultural, multigénero y globalista. Viven en sus propias burbujas sociales y tienen poco contacto, salvo el puramente transaccional, con aquellos a quienes explotan, sostiene Wagenknecht en su libro. Sobre todo, convencidos de la virtud de sus estilos de vida y actitudes progresistas, ignoran los valores tradicionales y la solidaridad de la clase trabajadora. Señala que los neoliberales y los liberales de izquierda son prácticamente idénticos. Incluso afirma que los neoliberales de ayer son los liberales de izquierda de hoy: “Así, el egoísmo se ha convertido en autorrealización; la flexibilidad se convirtió en diversidad de oportunidades; la globalización se ha convertido en apertura al mundo; y la irresponsabilidad hacia la gente del propio país se convirtió en cosmopolitismo”.

Wagenknecht afirma que lo que falta son conceptos políticos de solidaridad social que beneficien a las mujeres de bajos ingresos, a los niños migrantes pobres, a los trabajadores temporales explotados y a grandes sectores de la clase media. Tanto en Europa como en Estados Unidos, la obsesión por los pronombres en lugar de la igualdad de oportunidades y una actitud desdeñosa hacia la cultura y el sentido de comunidad corren el riesgo de alienar a grandes sectores de la población de izquierda y, al mismo tiempo, seguir el juego de la extrema derecha.

Opina que con el surgimiento del nuevo liberalismo de izquierda, “el foco de la política de izquierda ya no está en los problemas sociales y político-económicos, sino en cuestiones de estilo de vida, hábitos de consumo y actitudes morales”. Para Wagenknecht, el liberalismo de izquierda jugó un papel importante en el declive de la cultura del debate. La intolerancia liberal de izquierda y el discurso de odio de derecha son fenómenos interrelacionados que se necesitan y se refuerzan mutuamente, remarca. Wagenknecht cree que la primera prioridad de los partidos de izquierda es defender los intereses de los trabajadores y no perseguir políticas identitarias.

La propuesta de BSW –o Alianza Sahra Wagenknecht– se pondrá a prueba por primera vez en las elecciones europeas de julio. Sin embargo, es probable que las tres elecciones estatales que se celebrarán en Alemania del Este en setiembre de 2024 proporcionen una indicación más clara de su desempeño.

Una versión más extensa de este artículo fue publicada originalmente en Outras Palavras.