El anuncio del cierre de la empresa de origen griego Tsakos Industrias Navales, dado que no se logró llegar a acuerdos para adquirir un nuevo dique flotante luego de la ruptura del que tenían, es muy duro para el grupo Tsakos, pues se consolidó como una empresa referente en el área naviera y muchísimos trabajadores dependían de esta. Como todo hecho, esto no afecta una sola área, sino que tiene repercusiones en varias otras.
Desde la Fundación María Tsakos, instalada hace 46 años en el país, su presidenta, Soraya Ochoviet, comentó que, si bien la fundación tiene autonomía y depende directamente de Atenas, la naviera, la fundación y otras iniciativas griegas son consideradas parte del mismo grupo Tsakos y referentes de cada área participan en el consejo directivo de la fundación, por lo que están muy apenados por no haber encontrado otra solución para esa área.
Desde el anuncio de la naviera, muchos han consultado qué pasaría con la fundación y otras iniciativas griegas, y desde esta se recalcó que continuarán en el país afianzando los lazos estrechos existentes entre Grecia y Uruguay. Estos comenzaron en 1687 cuando el primer griego, Jimariotis Dimitriu, de apodo “Ventura”, se estableció en Uruguay (Tamis, Los griegos de América Latina, 2006), y se intensificaron entre 1909-1939 y entre 1945 y 1955, cuando varios marineros y pescadores griegos se establecieron en las cercanías del puerto de Montevideo. Como para la mayoría de los migrantes uruguayos, el puerto ha sido un lugar de referencia para los helenos, pues, como afirma Tamis (2006): “El primer establecimiento de griegos provenientes de Andros, Milos, Asia Menor, Sirios y Jios se registra en las calles alrededor de la Aduana en el puerto frente al antiguo mercado. Les resultaba muy cómodo el ámbito del puerto ya que en su mayoría eran marinos de las islas del Egeo”.
Más allá del proceso desencadenado en el puerto, el vínculo cultural existente se reafirma cotidianamente con las distintas actividades que se desarrollan desde la Fundación María Tsakos: cursos de griego moderno, de filosofía, literatura, talleres de danza, canto y la realización de diversas charlas y talleres relacionados de alguna manera con Grecia. Más de 400 personas participan anualmente en las actividades que lleva adelante la fundación. Entre estas, el 22 de marzo Katia Marina ofreció una charla sobre las “Similitudes y diferencias entre las revoluciones griega y oriental (1811-1821)”, que provocó la reflexión sobre los interesantes paralelismos que trazó.
En el marco de los 200 años de la revolución griega, la Fundación Tsakos organizó un concurso abierto en tres categorías (niños/as, jóvenes y adultos) sobre las similitudes y diferencias de esta revolución y la oriental, y Katia Marina resultó ganadora en la categoría adultos con un ensayo histórico.
La presentación de Marina giró en torno a cuatro temáticas principales que fueron abordadas desde un enfoque comparativo: orígenes y proyectos políticos, gauchos y kleftes, el rol de Gran Bretaña y la construcción nacional. De manera muy sintética y procurando resumir algunos de los puntos centrales de un extensísimo tema para cada una de las naciones abordadas, Marina comentó que mientras, en la Banda Oriental, Artigas lideró a partir de 1811 la lucha independentista respecto de la corona española, en el Imperio otomano, las insurrecciones serbias de principios del siglo XIX dieron inicio a otros procesos emancipatorios que redundaron en la independencia de varias naciones europeas, entre ellas, Grecia.
Comentó que los dos procesos comenzaron en sectores urbanos a partir de movimientos generados por una clase intelectual de alto poder adquisitivo. En el caso de la Banda Oriental, vinculados al puerto, y en Grecia, procedentes de la diáspora intelectual radicada en distintas capitales europeas. En ambos casos, estas élites locales, potenciadas por Inglaterra, deseaban comerciar libremente y se veían beneficiadas por la creación de un gobierno local independiente que les permitiera tener mayor autonomía y beneficios económicos.
La realización de esta charla abierta y gratuita a todo público propició la posibilidad de reflexión conjunta, tanto sobre la realidad actual de la fundación como de la historia de Grecia y la nuestra.
Si bien kleftes y gauchos, figuras campesinas de ambas naciones, se sumaron a las luchas, generalmente con cierto desconocimiento de las ideologías subyacentes en estas, luego de la instauración de los nuevos gobiernos, de la propiedad privada y del control ejercido por los nuevos Estados, se vieron relegados y sufrieron el impacto del nacionalismo y de tener que agiornarse a las exigencias del mercado propiciadas por la nueva forma de capitalismo. La transición de pequeñas economías dependientes de imperios a economías con cierta independencia y una nueva inserción en los mercados internacionales redundó en un proceso largo y complejo de creación de ideales de nación que en ambos casos implicaron el nombramiento de las nuevas repúblicas, la elaboración de una constitución, la presencia de una lengua estandarizada unificadora –con las consecuencias sociales que esto creó a nivel de la población– y la consolidación de cierta historia y simbología compartida.
En un momento muy triste para la fundación debido a las complejidades socioeconómicas que conlleva la vida en sociedad y el funcionamiento de los mercados globales, que a veces redundan en procesos de crisis de distinto tipo, como la que vive la naviera, la realización de esta charla abierta y gratuita a todo público propició la posibilidad de reflexión conjunta y de diálogo intercultural significativo, tanto sobre la realidad actual de la fundación como de la historia de Grecia y la nuestra. Hoy la dependencia de nuestros países continúa de distintas maneras, pues en un mundo interconectado los procesos demandan decisiones y acciones conjuntas que muchas veces no son las que uno espera, y las repercusiones pueden ser terribles para muchos.
Patricia Carabelli es docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.