Seguramente al leer el título, el lector o lectora creerá que nos vamos a referir a las pasadas elecciones venezolanas, de las que ríos de tinta se han escrito y a las que horas de televisión se han dedicado, así como varios posteos en las redes.
Pero no, la referencia es a lo sucedido en la Junta Departamental de Canelones en su sesión ordinaria del 6 de agosto. Durante el transcurso de lo que prometía ser una jornada larga con varios temas de interés para la ciudadanía de Canelones, la bancada del Partido Nacional (PN) presentó un artículo “grave y urgente” proponiendo una moción de repudio a las elecciones venezolanas. Ante esto, la bancada frenteamplista entendió que dicha discusión no era procedente, en primer lugar, porque poco puede influir la discusión de los curules canarios ante esa situación. En segundo lugar, y en virtud de lo anteriormente expresado, porque jamás nos hemos pronunciado por otras situaciones del ámbito internacional: ni ante otras elecciones en nuestro continente ni tampoco ante golpes de Estado como los propinados por Jeanine Áñez en Bolivia o Dina Boluarte en Perú, u otras situaciones terribles como las situaciones de guerra y el genocidio al pueblo palestino por parte del gobierno de Israel. Pero, además, en esa sesión se trataban temas de importancia para las y los canarios, entre ellos la exoneración de la contribución inmobiliaria a la población perjudicada por las inundaciones en Santa Lucía. Y en ello sí que la Junta puede y debe hacer mucha cosa.
Es así que presentaron el artículo y, llegado el momento de la votación, el Frente Amplio (FA) votó por la negativa a la inclusión del punto en el orden del día, lo que, entre murmullos, fue catalogado por los legisladores nacionalistas como “antidemocrático”. Sin embargo, varios de los legisladores del PN fundamentaron su voto mientras la bancada frenteamplista respetuosamente escuchaba sus argumentos. A la hora de exponer nuestra opinión, los frenteamplistas nos vimos cercados por gritos histéricos y salidos de tono que nos impidieron hacer uso de la palabra. Intentábamos exponer nuestras discrepancias con el tratamiento del tema que intentaba ocultar los problemas reales de la ciudadanía, sumados a hechos de corrupción ocurridos en nuestro país por integrantes del gobierno central y por varias intendencias blancas (léase Artigas y los Caram y Valentina dos Santos, Intendencia de Lavalleja, de Florida, etcétera). Pero además, siendo coherentes con la preocupación por otros pueblos hermanos, intentamos señalar la situación de genocidio en la Franja de Gaza justo en el día en que se conmemoraban 79 años del bombardeo a la ciudad de Hiroshima y el terror engendrado, de dimensiones inimaginables. Por lo tanto, pretendíamos cuestionar la preocupación selectiva por los problemas de otros pueblos.
La exposición del FA fue imposibilitada por el griterío y la explosión de violencia ejercida por algunos ediles del PN, uno de ellos conocido por varios episodios de violencia en distintos ámbitos e incluso contra algunos de sus correligionarios. Mucho más si se trata de mujeres, obvio. Lo cierto es que ese clima hostil interfirió por varios minutos, impidiendo la continuación de la sesión, y se llegó a cuestionar a la mesa. La enorme paciencia y profesionalidad del resto de las y los ediles logró que la tarea culminara en buena forma.
La exposición del Frente Amplio fue imposibilitada por el griterío y la explosión de violencia ejercida desde algunos ediles del Partido Nacional.
Pero más allá de lo ocurrido ese día en la Junta Departamental canaria, sesiones espinosas y violentas se vienen sucediendo en los distintos legislativos, más aún en las intervenciones en las redes, en las que la intolerancia parece ser la norma. Todo parece indicar una suerte de “nerviosismo” que se acrecienta al acercarnos a octubre. Pero al decir de nuestro candidato a presidente, Yamandú Orsi, “no vale todo”. La violencia, el insulto, el desacato, la mentira y las noticias falsas no eran parte de nuestra cultura política. Y hoy se vienen abriendo paso en forma preocupante.
En efecto, se nos tilda de antidemocráticos por no habilitar el ingreso de la discusión sobre repudiar o no las elecciones en Venezuela. Exponen en sus argumentos la iniciativa por la que fundamentan el voto, pero usan la violencia y el griterío para acallar las opiniones de los demás. ¿Qué ejemplo dan políticos uruguayos a generaciones más jóvenes? ¿Qué autoridad moral tienen de hablar de lo que pasa en otros pueblos, cuando en un país como el nuestro utilizan la violencia verbal ante opiniones diferentes?
Corresponde, desde estas páginas y desde cada tribuna, trabajar por el fortalecimiento de la democracia. Y esta sólo se fortalece a partir de la exposición de las opiniones, sin gritos, insultos, verdades a medias y mentiras abiertas. No todo vale.
Susana Muñiz, Diego Núñez, Marisol D’Albora y Hernán Pérez son ediles del Partido Comunista, Frente Amplio.