El desarrollo puede entenderse de múltiples maneras. Sin embargo, creemos que, en esencia, se trata de un proceso social, histórico, normativo, complejo y multidimensional, orientado a mejorar la calidad de vida de la sociedad. Hablar de desarrollo implica reconocer que esa mejora no es un fenómeno aislado ni espontáneo y surge de la interacción entre múltiples dimensiones –económicas, sociales, ambientales, institucionales– que se potencian o se condicionan mutuamente.

Como todo proceso histórico, el desarrollo tiene anclaje y contexto. Los problemas que enfrentamos responden a un momento determinado, pero también nos desafían a imaginar futuros posibles. Pensar el desarrollo, entonces, exige una mirada normativa y transformadora, capaz de traducir diagnósticos en acciones que nos acerquen al horizonte de bienestar que deseamos construir colectivamente.

El contexto internacional, signado por grandes transformaciones, empuja la necesidad de profundizar y orientar esta reflexión. El orden global que emergió tras la Segunda Guerra Mundial, basado en la cooperación multilateral y en grandes acuerdos comunes, presenta un escenario de fragilidad marcado por la disputa de un nuevo orden geopolítico. El ascenso productivo y comercial de China y de los países del sudeste asiático, el surgimiento y crecimiento de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) como forma alternativa de comercio y financiamiento internacional, la política proteccionista y unilateral de Estados Unidos durante la administración de Donald Trump y los conflictos bélicos en curso han reconfigurado las prioridades internacionales.

En este escenario, en el que parece que el consenso sobre el desarrollo se encuentra en cuestión, Uruguay apuesta por otro camino, el de retomar la planificación, el diálogo social y la participación amplia como pilares para pensar y construir su futuro.

En este sentido, nos interesa subrayar la dimensión social del desarrollo. Más allá de las teorías, los indicadores o las metodologías, debemos recordar que los procesos de desarrollo son impulsados por actores concretos: partidos políticos, organizaciones de trabajadores y de la sociedad civil, cámaras empresariales, la academia y el Estado a través de sus políticas públicas. Son estos actores, con sus visiones, tensiones y acuerdos, quienes dan vida y sentido a las transformaciones sociales.

De esta manera, coincidimos con las reflexiones recientes de Luis Bértola y Rodrigo Arocena en la sección Ideas de la diaria: Uruguay vive un momento propicio para retomar los debates estratégicos sobre su rumbo de desarrollo. Ya atravesamos, en nuestra historia reciente, un ciclo de bonanza económica impulsado por el boom de los commodities, sin que eso se tradujera en transformaciones profundas en términos sociales, productivos o ambientales. No deberíamos repetir ese patrón.

Hoy, los grandes temas están claros y, en buena medida, son compartidos. Como señala Bértola, el desafío no es sólo crecer, sino definir la dirección de ese crecimiento para que se traduzca en desarrollo y bienestar. Coincidimos con Arocena en que no hay desarrollo sin conocimiento, ciencia, tecnología e innovación; sin una transición ambiental y productiva; sin reducción de desigualdades y mejora del empleo; sin fortalecer el mercado interno y lograr una inserción internacional inteligente. Todo eso debe construirse de manera participativa, mediante alianzas amplias y visiones diversas.

En este escenario, donde parece que el consenso sobre el desarrollo se encuentra en cuestión, Uruguay apuesta por el camino de retomar la planificación, el diálogo social y la participación como pilares para pensar y construir su futuro.

En los últimos meses hemos visto señales alentadoras. Actores con intereses distintos comienzan a encontrarse y dialogar. La central sindical y la Cámara de Industrias del Uruguay se encuentran desarrollando en conjunto un proyecto de fortalecimiento del sector industrial bajo la órbita del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional, respaldado por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y la Organización Internacional del Trabajo. La Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) retoma la planificación de largo plazo con su iniciativa Uruguay 2050, centrada en el cambio demográfico y la transformación de la matriz productiva. Por otra parte, desde la Agencia Nacional de Desarrollo actualmente se busca impulsar un conjunto de políticas públicas tendientes a la transformación inteligente de la matriz productiva.1 Por su parte, la Universidad de la República (Udelar), junto con el PIT-CNT, avanza en acuerdos para generar capacidades orientadas a dotar de contenido y argumentos técnicos a una Estrategia Nacional de Desarrollo con base en una Mesa de Diálogo Tripartito.

Todo parece indicar que los principales actores colectivos están dispuestos a conversar. El desafío, ahora, no es sólo definir los grandes temas, sino llenarlos de contenido para avanzar del diagnóstico al acuerdo y de los acuerdos a políticas concretas.

Para incentivar este proceso es necesario fomentar espacios de encuentro entre actores sociales estratégicos capaces de generar cambios reales que aborden los desafíos que el país enfrenta y enfrentará en el futuro. A partir de los consensos, podremos estructurar acciones, construir políticas públicas e implementar medidas que generen cambios positivos en lo productivo, económico, ambiental y social, apuntando al bienestar de la sociedad en su conjunto.

Con ese espíritu, desde la Asociación Uruguaya de Licenciados y Licenciadas en Desarrollo (Auled) buscamos profundizar esa vinculación tan relevante para el país, articulando el diálogo de distintos saberes y tratando de construir un espacio entre distintos actores, que sirva como motor de desarrollo. Convocamos entonces al primer conversatorio sobre la Estrategia Nacional de Desarrollo, que se realizará el 18 de noviembre a las 19.00 en el Aula Magna de la Facultad de Información y Comunicación de la Udelar. Participarán Rodrigo Arim, director de la OPP; Marcelo Abdala, presidente del PIT-CNT; Leonardo Loureiro, presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales; y Judith Sutz, doctora honoris causa de la Udelar y excoordinadora de la Unidad Académica de la Comisión Sectorial de Investigación Científica.

La Auled es una asociación civil sin fines de lucro fundada en 2016, que nuclea a profesionales vinculados a los estudios del desarrollo en el ámbito uruguayo. Surgió como necesidad de los y las licenciadas en Desarrollo de la Facultad de Ciencias Sociales de crear un espacio colectivo para promover la formación continua, así como de generar un espacio de discusión e investigación sobre las problemáticas del desarrollo que contribuyan a ampliar las oportunidades de vida de toda la ciudadanía.2

Federico Sanz, Paula Leguísamo, Diego Schroeder, Gimena García, Gabriel Márquez y Camilo Martínez son licenciadas/os en Desarrollo y miembros de la Auled.


  1. https://ladiaria.com.uy/opinion/articulo/2025/8/impulsar-la-transformacion-productiva-una-tarea-inaplazable/ 

  2. Para mayor detalle de las actividades que lleva a cabo la Auled consulte nuestra página web