El gobierno saliente tuvo muchas deficiencias vinculadas a las políticas públicas sobre drogas1. Por su parte, el gobierno entrante tendrá muchos desafíos en esta área. Hay varias aristas relacionadas con las políticas de drogas que colectivos vinculados con el tema venimos reclamando hace tiempo, y tenemos esperanza de que este gobierno las pueda abordar dado el vínculo ideológico con la temática.
Los desafíos vinculados específicamente con la clínica y la prevención del consumo de sustancias quedarán para otra columna. Hoy me interesa que veamos droga por droga cuáles son algunos aspectos a abordar, y mejorar, que se tornan desafíos para el nuevo gobierno.
Bebidas energizantes
En Uruguay se reclama a gritos por parte de algunos políticos y especialistas que se prohíba la venta de energizantes a menores de edad. Para quienes trabajamos en centros educativos es muy común ver menores de edad consumiendo cualquier volumen de estas sustancias, incluso en clase. Es realmente importante para la salud pública de niños y adolescentes llegar a este punto y lograr prohibir la venta a menores por las potenciales consecuencias de su consumo.
Además, estas bebidas están contraindicadas en mujeres embarazadas y lactantes. Por lo que sería necesario, como mínimo, que la etiqueta de las bebidas energizantes contenga el logo de no consumo en el embarazo, acompañada de la leyenda de no recomendación de consumo en menores de edad.
También se podrían estudiar medidas aplicadas en otros países, como limitar la cantidad de cafeína que pueden tener estas bebidas, prohibir envases vistosos, prohibir la venta en bares y boliches donde se venda alcohol (dado que se usa para mitigar los efectos de la borrachera y poder tomar más alcohol) y aplicar impuestos especiales a estas bebidas.
Es realmente necesario tomar algunas medidas de prevención y control de consumo de las bebidas energizantes dado que el contenido (sobre todo la cantidad de azúcar y cafeína) tiene efectos perjudiciales y puede afectar especialmente a los jóvenes y mujeres embarazadas y lactantes. No se habla mucho del tema y el consumo sigue liberado; así llegó a ser la segunda droga (después del alcohol) más consumida por los estudiantes de secundaria de Uruguay (54,4% de los estudiantes de secundaria la consumieron el último año) con una edad de inicio de 12,9 años (datos obtenidos de la IX Encuesta Nacional sobre consumo de drogas en estudiantes de enseñanza media de Uruguay).
Tabaco
Todos los académicos dedicados a estos temas recomendamos aumentar los impuestos al tabaco. Uruguay está atrasado respecto a las normas internacionales y recomendaciones de organismos de la salud. Sería importante aprovechar un gobierno progresista que logró los mejores resultados en el tema políticas antitabaco para ajustar estas cosas. Los productores de tabaco jugarán sus cartas, pero es importante mejorar aspectos de salud pública y no favorecer la industria.
Hay dos aspectos más que sería importante abordar y que van de la mano. Es necesario mejorar la fiscalización del comercio ilícito de cigarrillos. En Uruguay se habla mucho del tema, pero hay pocos datos (algunos investigadores estiman que en Montevideo representa el 21% del mercado). La falta de datos claros al respecto y el escaso control del ingreso de cigarros de contrabando complican el control interno del mercado y, por lo tanto, la aplicación de políticas de control y regularización.
Con esto último se vinculan las flexibilizaciones que impuso el gobierno saliente de Lacalle Pou. Algunas decisiones (por ejemplo, la flexibilización del empaquetado de cigarrillos) se vincularon con favorecer a los productores de cigarros y que puedan competir con el cigarro de contrabando. Esto es una gran falacia, no comprobada, y que atentó contra normas locales con buenos resultados. Sin dudas, es tarea del nuevo gobierno desandar lo hecho por la coalición de derecha y con esto mejorar el control de cigarros en la frontera.
Otro aspecto de vanguardia, pero que amerita estudiar su aplicabilidad en nuestro país, es lo que se ha hecho en países como Inglaterra y Nueva Zelanda, donde se prohibió la compra de tabaco a determinadas generaciones. Por ejemplo, si en Uruguay estuviéramos de acuerdo en aplicar esta norma a partir de 2025, todos los nacidos desde 2007 (que cumplen 18 años en 2025) en adelante no podrían comprar cigarros. Con esto se pretende que los jóvenes no tengan acceso a comprar cigarrillos y evitar en generaciones posteriores todos los daños asociados al consumo.
Alcohol
Uruguay ha sido evaluado más de una vez por la Organización Mundial de la Salud (OMS) respecto a las políticas públicas aplicadas a prevenir el consumo de alcohol, y recibió no muy buenas notas. Considerando que somos uno de los países que consumen más alcohol del mundo, quizás sería importante ajustar algunas cosas.
Un aspecto muy reclamado a Uruguay por parte de organismos internacionales es el ajuste de impuestos a las bebidas alcohólicas. Manejamos impuestos muy bajos comparados con los recomendados y aplicados en otros países.2
Además de tener impuestos muy bajos, Uruguay está descuidando a la juventud en estos temas. Si bien está prohibida la venta a menores, las estadísticas dicen que sobre los 13 años se debuta en el consumo. Acompañado a estas estadísticas, no hay una política clara de prevención de consumo de alcohol (¿quizás lo recaudado con el aumento de impuestos se podría destinar a programas de prevención como en otros países?).
Tampoco cuidamos a las embarazadas, que junto con los jóvenes son población de riesgo y tienen totalmente contraindicado el consumo de alcohol. No hay campañas de prevención específicas para esta población y sigue existiendo en TV abierta una propaganda de una reconocida bodega donde una mujer embarazada toma una copa de vino.
Estos dos últimos aspectos fundamentan la existencia de campañas de prevención destinadas a esas poblaciones. Y otros cambios, como la reclamada modificación de las etiquetas de las bebidas con alcohol (si vemos en los supermercados las etiquetas, son pocas las bebidas que tienen la indicación de no consumo en el embarazo y en un formato diminuto).
Para finalizar, estamos en condiciones de pensar en aumentar la edad legal para acceder a bebidas alcohólicas de 18 a 21 años, como se hace en países como Estados Unidos y Canadá. La edad de 18 años es bastante arbitraria basada en cuestiones legales (responsabilidad en toma de decisiones) pero no biológicas. Considerando el desarrollo del sistema nervioso y que el alcohol es una droga neurotóxica, sería más coherente que la edad legal para comprar fuera 21 años y no 18.
Profesionales, académicos y varios políticos vinculados al tema están de acuerdo con que el próximo mercado regulado a desarrollar en nuestro país debería ser el de las drogas psicodélicas.
Marihuana
En lo que respecta a la marihuana, hay varios elementos del mercado regulado a mejorar:
Dado el impacto que tuvo ofrecer variantes con más THC en los consumidores, habría que explorar más este punto. No sólo por la cantidad de THC, sino por las relaciones con el CBD y otras variantes.
Siguen existiendo pocas farmacias que vendan marihuana del Estado. Hay quejas de dueños de farmacias que se han querido sumar y han tenido dificultades. Esto hay que reverlo y aceitarlo, porque no tiene sentido tener este sistema si no se puede acceder al producto.
Se debería repensar si sólo las farmacias pueden vender; en otros países con sistemas del estilo, otras estructuras como los clubes cannábicos pueden vender marihuana.
El mercado regulado prevé la existencia de empresas que se dediquen al desarrollo de productos derivados del cannabis con diversas utilidades. Capitales que se han intentado instalar y desarrollar en Uruguay han manifestado diversos inconvenientes, los que habría que rever junto con el Ircca.
Otro problema que vivimos desde hace tiempo es el tema de las penas desmedidas para quienes comercializan pequeñas dosis de marihuana. Varios casos han resonado en los últimos tiempos, en los que por vender pequeñas cantidades se han dado penas desmedidas comparadas con quienes cometen otros delitos. Es necesario rever el sistema penal sobre estos temas.
El consumo de marihuana en las cárceles y la venta a turistas son dos puntos que vuelven al debate sistemáticamente. Es necesario discutirlo y compararlo con lo que pasa en otros países, como Canadá.
Un aspecto que muchos académicos no logramos entender es cómo con la jurisprudencia que genera el mercado regulado no contemos con un instituto o centro de investigación con investigadores que se dediquen exclusivamente a estudiar el cannabis desde algún lugar (consumo, beneficios médicos, etcétera). Contamos con el capital humano para ser referencia internacional en el tema, deberíamos aprovechar que en nuestro país se puede investigar esta droga sin restricciones como tienen otros países.
Por último, y el más importante a mi criterio, un enorme desafío respecto a este tema que tiene el gobierno entrante es aplicar las normativas de prevención de consumo de cannabis que prevé la ley de mercado regulado. Hace 11 años se votó la ley, y el trabajo en prevención es prácticamente nulo.
Estos son sólo algunos puntos basados en nuestra experiencia trabajando en el tema y en charlas con personas vinculadas. Pero, sin dudas, debe haber varios más, dado que el mercado regulado hay que reevaluarlo de punta a punta.
Drogas sintéticas
Uno de los principales problemas vinculados al consumo de drogas sintéticas es el origen y la composición. Uno puede “pegar” una “pasti” o unos “cristales” y no saber cómo llegaron a Uruguay ni cómo están compuestos. Así, una estrategia seguida en muchos países, y que se hizo en nuestro país pero se discontinuó, es dar la oportunidad a los usuarios de saber cómo está compuesto lo que consiguió. Para esto hace falta laboratorios, que pueden ser móviles y llevarse a las fiestas electrónicas, por ejemplo, y que los usuarios dejen una muestra de lo que van a consumir. Esta lógica es necesaria, lo hemos dejado de hacer, pero dado la forma en que ha crecido el consumo y la “cultura electrónica” es fundamental tomar medidas preventivas y de consumo cuidado.
Psicodélicos
Uruguay tiene un gran “debe” con estas drogas. En los últimos años se han creado dos grandes grupos de trabajo dedicados a indagar en diferentes aspectos del uso de estas sustancias; Arché (Espacio Interdisciplinario de la Udelar) y Supap (Sociedad Uruguaya de Psicoterapia Asistida por Psicodélicos y Enteógenos). Ambos grupos muestran y demuestran las utilidades y beneficios que tiene el uso de estas sustancias. La evidencia internacional es abrumadora a favor de los beneficios que puede tener habilitar o, mejor, regular su uso.
Nos merecemos entre todos un gran debate de cómo podríamos regular el uso de estas sustancias para contar con sus beneficios de forma regulada. Sobre todo cómo o de dónde se podrían obtener estas drogas (es un grupo de drogas grande y variado que va desde la ketamina hasta los hongos). Eso lo hace un desafío, porque un aspecto fundamental de los mercados regulados es que se debe dar cuenta de la calidad de los productos; ¿quién o quiénes podrían proveerlo legalmente?, ¿profesionales de la salud podrían proveerlo a estos fines? Si es así, ¿deberían tener una habilitación? ¿Cómo regularíamos el uso recreativo? En fin, son muchas preguntas muy complejas por todo lo que implica, pero amerita discutirlas y ver si podemos generar un mercado regulado de psicodélicos.
Profesionales, académicos y varios políticos vinculados al tema están de acuerdo con que este debería ser el próximo mercado regulado a desarrollar en nuestro país. Por lo tanto, está dentro de los desafíos del próximo gobierno.
Otras drogas
Quedan pocas palabras para hablar de otras drogas como la cocaína (y sus derivados) y los psicofármacos usados sin prescripción médica. En el caso de la cocaína, amerita discutir los límites de posesión y las penas relacionadas, además de la posibilidad de su uso medicinal y de investigación como pasa en otros países, en tanto sus derivados están prohibidos y es necesario ajustar los controles de ingreso y salida del país.
Finalmente, el gran problema del uso de psicofármacos sin prescripción médica que tiene Uruguay (es uno de los países que más psicofármacos consumen en las Américas) también se relaciona con un mejor control, dado que la venta ilegal es lo que más habilita su uso sin tener que ir al médico en búsqueda de una receta que lo avale. Y esta venta ilegal se da frente a los ojos de todos, dado que hasta en las ferias se puede conseguir.
Esta lista incluye sólo algunos temas que son importantes abordar en el próximo quinquenio o al menos avanzar. Existen puntos no incluidos que el lector puede agregar en su análisis del tema.
La tarea es ardua, hay mucho para hacer, pero muchos tenemos la esperanza de que en los próximos años podamos avanzar de la mano de un gobierno con una visión progresista de la temática.
Paul Ruiz Santos es licenciado y doctor en Psicología, profesor adjunto de la Universidad de la República, investigador de la ANII y el Pedeciba.
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Muchas de ellas las publicamos en esta columna, por si el lector quiere profundizar. ↩
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Si el lector quiere profundizar en este tema, puede leer esta columna que publicamos con Leo Lagos. ↩