En Uruguay, cada tres horas alguien intenta quitarse la vida. Así lo consigna el Ministerio del Interior, uno de los organismos que registra este problema. Hay que tener en cuenta que esta estadística no incluye aquellos intentos que jamás llegaron a la Policía o que quedaron encapsulados en la intimidad de un hogar.

Carina Sagrera, directora del programa Escuelas Disfrutables, entiende que “las ideas suicidas son a menudo el resultado de situaciones emocionales y familiares complejas, como el acoso, el bullying o la violencia familiar”. Es necesario aclarar que, en muchos casos, estas vivencias se ocultan detrás de un silencio lleno de dolor, especialmente entre los más jóvenes. Alejandra Arias, psicóloga especializada, afirma que “si no hubiera tanto maltrato infantil en nuestra sociedad, probablemente veríamos menos intentos de autoeliminación”.

Una crisis en materia de salud pública

En los últimos años, la salud mental ha ganado atención mundial, especialmente en Uruguay, donde las tasas de intento de suicidio han alcanzado cifras altas. El área del Ministerio de Salud Pública (MSP) que se encarga de la atención en salud mental informa que de los 4.723 intentos de autoeliminación (IAE) registrados en 2023, en 2.392 registros se informó antecedente de IAE previos. Esto significa que el 50,63% de los intentos registrados fueron llevados a cabo por personas que ya habían intentado autoeliminarse.

Esta situación es un reflejo no sólo de la crisis emocional que enfrenta una parte significativa de la población, sino también de las deficiencias en las políticas de prevención y tratamiento de los trastornos mentales. Arias sostiene que “hay muchas variables en juego”, tales como “la carencia de especialistas en algunas regiones del país y el contexto de cada región, el acceso a servicios de salud mental, la calidad del registro de datos y las condiciones socioeconómicas de cada región para entender plenamente el panorama”.

El sistema de salud uruguayo había comenzado a implementar iniciativas para abordar la salud mental de manera integral a través de la Ley 19.529, que tiene por objeto “garantizar el derecho a la protección de la salud mental de los habitantes residentes en el país, con una perspectiva de respeto a los derechos humanos de todas las personas y particularmente de aquellas personas usuarias de los servicios de salud mental en el marco del Sistema Nacional Integrado de Salud”.

La especialista consultada admite que no son todas pálidas cuando se trata de hacer valer la ley, teniendo en cuenta que el MSP ha comenzado a tomar medidas y ha implementado un control más exhaustivo a las mutualistas para que asistan y protejan la salud mental de la población en consideración de la crisis que atraviesa el país en esa materia.

Las estadísticas no condicen con las del MSP, la institución a la que los prestadores tienen que informar cada ingreso por ideación o intento suicida. La doctora Arias cuenta: “En los últimos dos años, 2022 y 2023, el Ministerio de Salud Pública se ha puesto más firme en este tema. Convocaron a prestadores de salud y académicos para mejorar los esfuerzos en la recolección de datos y el seguimiento de casos. Todo esto ha llevado a movimientos y esfuerzos por mejorar la situación, pero todavía queda mucho por hacer”. A pesar de esto, “sigue habiendo desafíos con los registros en algunas mutualistas”, agrega. Según el MSP, se aplicaron diferentes sanciones a prestadores de salud, consistentes en apercibimientos y multas.

Cuando la prevención se hace necesaria

Sólo en lo que va del año, Carina Sagrera señala que el programa Escuelas Disfrutables ha intervenido en 32 intentos de suicidio, distribuidos en nueve departamentos. Arias advierte que “las consultas relacionadas con conductas suicidas, ansiedad, depresión e intentos de suicidio han aumentado considerablemente en los últimos años”.

Escuelas Disfrutables se presenta como un programa que le hace frente a esta problemática, pero que deja en evidencia la necesidad de plantear una prevención y contención al niño y adolescente, comenzando desde la escuela.

Las especialistas consultadas resaltan la importancia de que el personal que trabaja en escuelas, como maestros y personal de apoyo, sea consciente de cómo se manifiestan los problemas de salud mental en los estudiantes: “Si bien es crucial dirigirse a niños y adolescentes como población objetivo, también es fundamental considerar el contexto familiar y comunitario. La presencia del maltrato infantil es significativa, y debemos examinar las pautas de crianza y lo que sucede en el entorno. Necesitamos implementar acciones que apoyen a las familias y que fomenten una mayor conciencia sobre el desarrollo socioemocional de los niños”, resalta Arias.

Agrega que, sólo “en 2023, hubo 8.157 denuncias por maltrato infantil, un aumento respecto a las 7.473 del año anterior”.

Arias advierte que los intentos de autoeliminación “a menudo no se relacionan con una búsqueda de muerte, sino con una forma de manejar la angustia. La medicación puede ser una respuesta, pero es fundamental abordar el contexto emocional y social de los adolescentes, más allá de simplemente proporcionar psicofármacos”.

Por otra parte, según el Área Programática para la Atención en Salud Mental, el método de ingesta de medicamentos es la principal forma de IAE. Por debajo de ese método se encuentran las lesiones autoinflingidas, el ahorcamiento o asfixia y el uso de armas de fuego.

Según datos del MSP, gran parte de los suicidios en adolescentes se relacionan con el consumo problemático de sustancias. “En nuestro país, casi el 90% de suicidios está asociado al consumo de sustancias, principalmente en los adolescentes”, según la psicóloga Susana Quagliata, que actualmente trabaja en el área.

Las medidas propuestas por el MSP buscan fortalecer la atención y el seguimiento de las personas con intentos de autoeliminación, con el objetivo de reducir las cifras de suicidios y mejorar los resultados en salud mental.

También como parte de un análisis exhaustivo que hizo el MSP sobre suicidios consumados se encontró que el 50% de los casos en adolescentes incluían condiciones como depresión, ansiedad y/o el uso problemático de sustancias. La mayoría de estos jóvenes recibió indicaciones de tratamiento psicológico o psiquiátrico; sin embargo, los desenlaces trágicos evidencian las limitaciones del sistema de salud: un análisis de certificados de defunción e historias clínicas llevado adelante por el MSP mostró que, “en el 54% de los casos, los adolescentes tuvieron su última consulta en el sistema sanitario durante los tres meses previos al suicidio y que, en el 70% de los casos, acudieron a un centro de salud al menos una vez en los seis meses anteriores”.

La paradoja de Rocha en el “país más seguro y feliz” de Latinoamérica

De acuerdo con el índice global de felicidad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) del corriente año, Uruguay es el tercer país más feliz de América Latina y se encuentra en el puesto 26 del ranking global.

La exministra de Salud Pública Karina Rando, en el marco del Día Nacional para la Prevención del Suicidio, dejó en claro que “la situación de Uruguay es muy comprometida respecto a lo que es América Latina; la tasa de suicidio es de 23 cada 100.000 habitantes cuando en América Latina el promedio es de nueve”. Quagliata, docente de Facultad de Psicología e integrante del grupo asesor de la Comisión Nacional Honoraria de Prevención del Suicidio en Uruguay, recuerda que al mismo tiempo, “según análisis internacionales, Uruguay es uno de los países más seguros, felices y con estabilidad social en América Latina”.

Rocha es un departamento que destaca por su belleza natural, sus extensas playas y paisajes únicos, pero enfrenta un desafío social: tiene una de las tasas más altas de intentos de suicidio per cápita en Uruguay. Este fenómeno refleja no sólo las tensiones sociales y económicas en la región, sino también una carencia de recursos adecuados en materia de salud mental.

“La realidad en muchas regiones sigue siendo preocupante”, mencionó Arias, dado que continúa habiendo “escasez de profesionales, lo que difiere significativamente con la situación en la capital”. A pesar de ser un destino turístico atractivo, la situación de salud pública en Rocha subraya la urgencia de atender las problemáticas emocionales y psicosociales de su población. Según datos del Sistema de Gestión de Seguridad Pública, el departamento de Rocha es el que se encuentra en una situación de mayor vulnerabilidad teniendo en cuenta que presenta una tasa de intento de suicidio, al menos en 2023, de 20,7% cada 10.000 habitantes, significativamente más alta en comparación con Montevideo, que presenta una tasa de 8,7%.

Los especialistas dan cuenta de la falta de psicólogos y psiquiatras para actuar ante casos de intento de autoeliminación o frente a problemáticas de salud mental. “Un aspecto clave es la falta de psiquiatras infantiles en Artigas, lo que puede influir en las cifras. En el último congreso de psiquiatría infantil en Paysandú, se mencionó precisamente esta carencia de especialistas en algunas regiones del país”, cuenta Sagrera. En la misma línea, Arias subraya la diferencia entre la situación en la capital y en los otros departamentos del país: “Sabemos que en la zona metropolitana hay una mayor disponibilidad de profesionales, pero los números siguen siendo preocupantes. El 85% de los psicólogos se concentra en la zona metropolitana, mientras que sólo el 15% está distribuido en el resto de los 16 departamentos del Uruguay”.

Ambas especialistas también coinciden en que situaciones como estas reflejan la crisis de salud mental en el país, donde los suicidios han alcanzado cifras alarmantes. Según el MSP, en 2023 las cifras no fueron para nada alentadoras a pesar de que hubo una disminución con respecto a años anteriores: en números absolutos, hubo 754 suicidios en 2023, lo que representa una disminución de 8,4% respecto al año anterior. En cuanto a la distribución según sexo, históricamente la tasa de mortalidad por suicidio ha sido más alta en hombres que en mujeres. En 2023 los hombres representaron el 75% del total, mientras que las mujeres, el 25%.

En pos de un cambio

El MSP, en su campaña bajo el lema “Crear esperanza a través de la acción” para los días mundiales de prevención del suicidio durante los años 2021, 2022 y 2023, propuso como medida el incremento de prestaciones. En la Rendición de Cuentas 2024 se propone que aquellas prestaciones que ya se encontraban disponibles hasta los 25 años se amplíen hasta 30 años inclusive. Esto teniendo en cuenta que el 50% de los IAE son de menores de 30 años. También se aseguraba el acceso a un copago menor, junto con la subvención de varios antidepresivos de uso frecuente como sertralina, fluoxetina y escitalopram.

Además, se planteó implementar programas de formación para el personal sanitario, con el fin de que puedan detectar a aquellos individuos con riesgo de suicidio, ya que se ha observado que muchos pacientes que acudían a urgencias o al primer nivel de atención con problemas de salud mental no recibían el diagnóstico adecuado sobre su vulnerabilidad. Pero durante lo que va del año y en 2025 inclusive, el MSP no se ha quedado de brazos cruzados y se ha propuesto como meta un acompañamiento aún más exhaustivo que permita orientar y seguir al paciente que haya presentado algún IAE, tanto en forma previa como posterior al egreso, que consiste en “la descripción del tratamiento indicado”; también se va a enfocar en orientar al usuario y/o referente afectivo sobre la medicación prescrita (si correspondiere), brindará indicaciones sobre el seguimiento telefónico inmediato a realizar en los primeros dos días posteriores al egreso, indicará sobre la fecha y hora de la consulta presencial o telefónica y brindará un número de contacto de la institución (con disponibilidad 24 horas) ante alguna situación de crisis. En este sentido, la orientación también va hacia el referente afectivo del afiliado con IAE, a quien se le brindará recomendaciones que permitan reducir el riesgo en el hogar y en la conducta ante situaciones de crisis.

El MSP, en el afán de proteger al paciente con IAE, se propone continuar abordando al afiliado aun luego del egreso de la institución donde se lo ha estado atendiendo, y tiene como objetivo hacer “el seguimiento telefónico inmediato en un plazo máximo de dos días desde el egreso, realizado por un integrante del equipo de salud mental. En dicha instancia, el profesional deberá reevaluar la situación de riesgo de la persona y activar respuesta ante situaciones de riesgo inminente; recordar fecha y hora de consulta presencial a realizar hasta los siete días posteriores al egreso e indagar disposición a concurrir, y recordar recursos disponibles del prestador ante eventuales situaciones de crisis. También solicita que haya una consulta presencial con un integrante del equipo de salud mental en un plazo máximo de siete días posteriores al egreso. Como última instancia, el ministerio propone que haya un seguimiento telefónico en los 30 días posteriores al egreso, llevado adelante por un integrante del equipo de salud mental. En dicha instancia, el profesional deberá evaluar la situación de salud de la persona, indagar adherencia al tratamiento indicado por el equipo de salud mental (en caso negativo, indagar motivos o barreras y ofrecer la posibilidad de retomar la atención), así como recordar próximas consultas agendadas.

Las medidas propuestas por el MSP buscan fortalecer la atención y el seguimiento de las personas con intentos de autoeliminación, con el objetivo de reducir las cifras de suicidios y mejorar los resultados en salud mental. Estas acciones se centran en garantizar un acompañamiento oportuno y sostenido, promoviendo el acceso a recursos y fomentando la adherencia al tratamiento, lo que demuestra un esfuerzo por parte del Estado uruguayo para enfrentar una crisis de salud pública compleja y urgente.

Nicolás Tauber es estudiante universitario.