Uno de los referentes históricos del movimiento sindical, Wladimir Turiansky, piensa que éste no se puede ubicar “a la cola” del FA, y tampoco es saludable aspirar a que la organización política “se subordine” a los intereses del PIT-CNT.
Paquetón
A pesar de tratarse de una conmemoración, Turiansky optó por no realizar un “panegírico” del proceso fundacional de la CNT y se refirió a las “insuficiencias y dificultades” que sus precursores le trasladarían luego al sindicalismo posdictadura. Entre las tareas inconclusas, Turiansky mencionó las precariedades organizativas y la incapacidad para terminar con la atomización del movimiento sindical. Fueron 200 las organizaciones fundacionales de la Convención, entre grandes sindicatos de rama y pequeños gremios de empresas, fábricas y comercios. Aunque la situación mejoró -hoy la dirección del PIT-CNT está integrada por 58 gremios-, muchos mantienen en pie la tarea de consolidar grandes sindicatos nacionales por rama de producción. De esa forma es posible alcanzar un poderío “que les permita ser realmente negociadores frente a las patronales y el gobierno”. Fernando Pereira opina que no deberían ser más de 25 los sindicatos con representación en la Mesa Representativa, el máximo órgano de la central, y tomó ese número porque refleja el total de ramas de Consejos de Salarios entre privados y públicos. “En la Mesa tiene el mismo peso un sindicato con 20 mil afiliados, como COFE, que otros que tienen 200 socios, y ese debate tenemos que retomarlo”, propuso Pereira.
Para Turiansky, las dos corrientes -social y política- algún día “confluirán en un mismo cauce” que provocará un “verdadero salto cualitativo” en el que las fuerzas populares “serán inmensas”. Sin embargo, desde su punto de vista, los crecimientos en número del PIT-CNT -que en los últimos cuatro años y medio triplicó su número de afiliados- y del FA “al extremo de llegar al gobierno” en 2004- implican que hoy el desafío de alcanzar esa síntesis programática “sea mayor” que en las décadas del sesenta y setenta, cuando se concretaron ambos procesos de unificación. “Lo que en sus orígenes pudo tener gérmenes comunes, poco a poco fue produciendo diversificaciones, y tengo la impresión de que estamos bastante más alejados de alcanzar ese objetivo. Posiblemente porque han cambiado los objetivos de cada uno de los referentes y porque la vida ha planteado otros desafíos”, reflexionó Turiansky, el jueves pasado, en la presentación del libro Enrique Pastorino, estratega obrero y constructor de la unidad, en el marco de la celebración del 43er aniversario de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT).
Desde sus orígenes en octubre de 1966 -que significaron la “culminación de una obra y un decisivo impulso”-, la CNT construyó un programa para defender los intereses de las “grandes mayorías nacionales”, y ese proceso tuvo una “culminación política” el 5 de febrero de 1971 con la constitución del FA, según evaluó.
Turiansky marcó que el sindicalismo uruguayo siempre se distinguió por su independencia respecto de partidos, gobiernos y patronales, sin que eso signifique “indiferencia” ante la realidad política, un argumento que aún hoy repiten desde la dirección de la central. “Pero no se trata sólo de ser independiente pero no indiferente, sino de cómo se ayuda desde el movimiento sindical a la construcción de ese cauce común”, aportó el fundador de la CNT.
Los de ahora
El dirigente de la pesca José Franco (comunista) coincide con Turiansky en que las organizaciones sociales y políticas tendrán que confluir “a partir de un programa y objetivos estratégicos”. Franco recordó que en la década del noventa el movimiento sindical, sobre todo el sector privado, resultó “muy golpeado” por las políticas neoliberales, y apenas los gremios del Estado (que impulsaron en 1992 el plebiscito por las empresas públicas) se salvaron de ese “repliegue forzado”.
Próximas disputas
La dirección del PIT-CNT se ha transformado en una “polea de transmisión” al plano social de las políticas del FA, según opinó el dirigente de Asamblea Popular Eduardo Rubio. “En este período han admitido rebajas salariales que antes eran innegociables y se han hecho paros a favor de leyes del Poder Ejecutivo, como sucedió con la negociación colectiva”, sentenció. Para Rubio, es “absolutamente falso” que las conclusiones de los documentos del II Congreso del Pueblo, un ámbito en el que participó activamente el frente sindical del Partido Comunista, vayan a ser tenidas en cuenta en un eventual gobierno de José Mujica. “Llama la atención ver las pintadas de la 1001 por la eliminación de las AFAP y promoviendo el Frigorífico Nacional, cuando está claro que la fórmula no quiere saber nada con esos temas”, criticó el referente del Movimiento 26 de Marzo.
“Simultáneamente a eso, en el FA se fortalecieron tanto los aspectos de la coalición [se utiliza ese término como complementario a movimiento y en referencia a los sectores que integran la fuerza política], como la influencia de los sectores no proletarios, representantes de las capas medias y la burguesía nacional, lo que provocó un distanciamiento en cuanto a los planteos programáticos”, opinó. Los últimos tres congresos del PIT-CNT y el Congreso del Pueblo del año pasado fueron útiles para “recomponer” esa separación, y algunos de los insumos “para la profundización de los cambios” elaborados en esos ámbitos los tomó luego el congreso del FA de diciembre del año pasado, según Franco. “Estoy convencido de que en los próximos cinco años inexorablemente habrá una mayor confluencia entre las corrientes sociales y políticas”, pronosticó el militante comunista.
Para el coordinador del PIT-CNT, Fernando Pereira (Articulación), es “muy difícil” vaticinar si esas coincidencias alcanzarían su punto culminante en un futuro gobierno orientado por Mujica.
“Lo que hace bien Turiansky es poner sobre la mesa un debate que nos falta y que está inconcluso desde la época de la CNT. Por ejemplo, si el sindicalismo tiene que ser exclusivamente reivindicativo, como piensan algunos compañeros en la central, o también político, como pensamos otros”, afirmó Pereira, que piensa que estos años el PIT-CNT ha tenido la “virtud” de tener iniciativa política y marcar la agenda, con independencia del gobierno de turno. En ese sentido, recordó que durante la crisis de 2002 el PIT-CNT no se acercó a la izquierda política, sino a otras organizaciones sociales, en lo que se denominó en aquel momento como Concertación para el Crecimiento.
“A la gente le han vendido que el FA y el PIT-CNT viven reunidos para ver qué cosa maquiavélica elaboran, cuando en realidad los encuentros son escasos y cuando suceden se entera todo el mundo. Algunos vaticinaban que en la campaña íbamos a estar de licencia, pero seguimos promoviendo decenas de actividades en defensa de los trabajadores, y sin consultar a ningún partido político”, marcó Pereira.