Si la intención fuera interpretar los gestos del presidente de la República para determinar el rol que juega en esta campaña electoral, la primera constatación sería que Vázquez no escatima abrazos. Si se observara con más atención, podría concluirse que el abrazo con el candidato frenteamplista José Mujica duró unos segundos más y fue más apretado que el que le dio a Lacalle. Según se haga énfasis en lo primero o en lo segundo, puede señalarse que el primer mandatario se mantiene equidistante o que sus manifestaciones de apoyo a la fórmula oficialista han sido claras.
El primer abrazo sucedió al finalizar el acto del 192º aniversario de la Armada. Fue breve y cordial. Durante la ceremonia, sólo el vicepresidente Rodolfo Nin Novoa separaba a Vázquez de Lacalle. La cercanía del candidato nacionalista con el primer mandatario estuvo en consonancia con su intento por revertir el rechazo que genera en un sector de la población, posicionándose como una figura conciliadora y capaz de lograr acuerdos. En la misma dirección va el énfasis que ha hecho en estos días acerca de su “amistad” con el presidente. Su esposa, Julia Pou, incluso llegó a afirmar que Lacalle es la continuación del primer gobierno del FA. Y los tres colores que aparecen al final de los nuevos spots nacionalistas también parecen ir en consonancia con esta estrategia.
El segundo abrazo tuvo como protagonistas, nuevamente, a Vázquez y a Mujica, durante la inauguración del Parque Liber Seregni en el Cordón. Vázquez se sentó en la primera fila, junto a la esposa y la hija de Seregni, Lilí Lerena y Bethel. Mujica lo hizo en el extremo de la primera fila, junto a su compañero de fórmula, Danilo Astori. El presidente saludó al candidato al llegar y al retirarse, y también abrazó con mucha fuerza a Astori.
Pese a que Seregni fue, sobre todo durante sus últimos años, una figura resistida por un sector de la izquierda, hoy es símbolo de unidad, y así fue evocado ayer. El intendente de Montevideo, Ricardo Ehrlich, destacó que el general fue “referente y estímulo para la construcción de nuestro futuro” y “símbolo de encuentro para los uruguayos”. La placa de grandes dimensiones instalada en el suelo del parque recuerda una carta que Seregni escribió a su esposa, Lilí, desde la cárcel, en la que describe un ombú como símbolo de la fortaleza del ser humano frente a la adversidad.
Hacé la tuya
Si bien muchos dirigentes frenteamplistas consideran que la defensa de la gestión que hizo Vázquez es una forma de hacer campaña a favor del FA, otros están molestos porque consideran que “no hizo todo lo que podía” y por algunos hechos puntuales. Por ejemplo, sus últimas declaraciones al semanario Búsqueda, cuatro días después de las elecciones nacionales.
En esa oportunidad Vázquez manifestó que es “el presidente de todos los uruguayos” y que no se reunirá ni con Mujica ni con Lacalle antes del balotaje. Señaló también que tiene la “percepción personal de que hay temas, líneas de trabajo que se han marcado en este gobierno que se van a continuar en el próximo”, gane quien gane. Opinó que no se trata de una elección entre modelos sino entre “dos formas de encarar un gobierno”. Algunos frenteamplistas interpretaron esto como una afirmación contraria a la estrategia de la fórmula oficialista, que venía hablando en sus actos de la existencia de dos modelos (Mujica) o proyectos (Astori) de país. Si bien no lo manifiestan públicamente porque no quieren perjudicar la campaña del FA, algunos dirigentes consideran que Vázquez está “haciendo la de él” y está “más preocupado por su futuro personal” que por que la coalición de izquierda triunfe en noviembre.
Esta percepción va en consonancia con el análisis que hace el politólogo Daniel Buquet sobre el rol que está jugando Vázquez en la campaña. “Un presidente saliente puede tener dos objetivos: o pasar a la historia, o mantener y reforzar su liderazgo político, y eventualmente retornar a la presidencia en un período siguiente”, señaló a la diaria. Buquet consideró que, más allá de la intervención previa a las internas, cuando Vázquez se inclinó por Astori como candidato, el presidente ha aparecido “prescindente de la campaña” y “poniéndose un poco por encima del conflicto Lacalle-Mujica”. “Podría pensar que está trabajando esa imagen de estadista para que sea conservada para la mejor historia del país”, opinó.
Por otra parte, apuntó que Vázquez, si bien es el “líder general del FA”, mantiene una disputa por el liderazgo con competidores internos, el más claro de los cuales es Mujica. “Para un presidente saliente el principal competidor es quien lo vaya a sustituir en el cargo. A Vázquez no le conviene que se termine de construir un liderazgo de Mujica en el FA; por lo tanto, tiene que marcar distancias o diferencias con Mujica que lo favorezcan. En el extremo podría estar interesado en que Mujica pierda la elección. Pero tampoco se puede pensar que Vázquez haya trabajado para que Mujica pierda, aunque el hecho de que no se consolide como líder podría ser de su interés”, apuntó.
Para Buquet, las actitudes que ha tenido Vázquez durante la campaña son “consistentes con esos objetivos”. “No vemos una actitud lineal tratando de favorecer a su partido y punto”, consideró. Ayer, cuando ya anochecía sobre el Parque Liber Seregni, los asistentes se dividieron en dos grandes mareas humanas: la primera siguió a Vázquez y la segunda, a Mujica. Los “grande, presidentazo” y “vamos, Tabaré” se mezclaban con los “vamos, Pepe” y “viva el Pepe”. Los vehículos que los transportaban se marcharon con igual velocidad por la calle Requena.