“Nada va a seguir igual cuando se vaya Bachelet, esto ya se vio en los comandos electorales durante la campaña. Uno piensa que se tendría en cuenta el ejemplo, la gestión, los porcentajes de aprobación a la presidencia y a las políticas institucionales de género. Pero no. Es como empezar en foja cero, con ideas fundacionales, sin tener en cuenta los veinte años de gobierno de la Concertación. Pensamos que este tema estaba superado, pero en materia de género nada es obvio”, señaló Fernández ayer durante su oratoria en el seminario Las mujeres en los gobiernos progresistas de Chile y Uruguay, organizado por la organización Friedrich Ebert Stiftung (Fesur) y la Fundación Líber Seregni.
Somos pocos
Agustín Canzani, director de la Fundación Líber Seregni, criticó la poca participación masculina en el seminario (dos más, además de él: uno de los organizadores y otro como participante) y otras actividades sobre género que ha promovido la organización. “Esto es también un indicador de cuánto aparece el tema en la fuerza política. Por eso el debate debe despegar a la agenda desde otros ámbitos, como éste. Porque la cuestión de género siempre sobrevuela pero no termina de cristalizar”, afirmó, y observó que el Frente Amplio no pone el mismo énfasis a la hora de colocar mujeres en puestos de decisión como cuando promueve verbalmente la participación femenina. En ese sentido, Canzani dijo que uno de los desafíos como director de la fundación es rescatar la discusión de las actividades puntuales para que se enmarque en el desarrollo del pensamiento progresista.
Fernández estableció “similitudes” de género entre Uruguay y Chile que resumió como “tan cerca y tan lejos”. “Tenemos la misma presencia femenina en el Parlamento, ausencia de corte de género en los rankings estadísticos internacionales como en el del Banco Mundial; hasta hace poco no teníamos ley de cuotas”, comparó, y reparó también en algunas diferencias. “Uruguay, en apariencia, tiene política institucional y culturalmente un contexto más favorable en la población que Chile”, analizó y recordó la inaplicabilidad que tiene un sistema de cuotas en el sistema electoral del país andino. Acto seguido volvió a las cercanías y reflexionó: “No está garantizada la paridad en el Ejecutivo” a pesar de la reciente afirmación de Bachelet de que “ya no será posible en Chile tener un gabinete ministerial con sólo dos o tres mujeres”.
La senadora Margarita Percovich (Vertiente Artiguista) lamentó en diálogo con la diaria la magra integración femenina que se anuncia en el nuevo gobierno del Frente Amplio, aunque el Congreso de esa fuerza política incorporó en el programa de gobierno no disminuir la representación en los cargos de decisión. “Las mujeres frenteamplistas hemos procurado que eso sucediera porque nos parece que es una de las formas de ir cambiando la cultura, la imagen y lo simbólico con relación a las imágenes de las mujeres desde el lugar del poder, y yo creo que las ministras han hecho todas un buen papel en ese sentido”, señaló la senadora.
En el primer período, Vázquez dio su voto de confianza a Azucena Berrutti (Defensa Nacional), Marina Arismendi (Desarrollo Social) y María Julia Muñoz (Salud Pública). En 2007 y 2008, incorporó a María Simon (Educación y Cultura) y Daisy Tourné (Interior), quien, igual que Berrutti fue reemplazada por un ministro. “Lamento que no se haya llegado a eso de nuevo. Yo me imagino -porque uno no sabe nunca porque no tiene las listas de los sectores- que propusieron mujeres para los cargos de ministerios. Uno tiende a pensar que, considerando lo androcéntrico que es el sistema político, y no escapa a eso la izquierda uruguaya, fueron más los nombres masculinos que femeninos”, deslizó al ser consultada por el procedimiento de selección del nuevo equipo de gobierno.
Y continuó: “Eso debe de haber influido. Porque también fue determinante la actitud de Vázquez, que depositó su confianza en algunas mujeres a las que decidió confiarles la conducción de carteras. No sé la experiencia del presidente electo [José Mujica] en ese sentido”. En su opinión se tiene en cuenta como “complemento” para conformar el gabinete la representación por sector, pero no “los intelectos de hombres y mujeres”, “incluso en las subsecretarías”. “Es un complemento importante cómo las mujeres piensan los problemas que tiene la sociedad uruguaya y los transmiten al gobierno. Este es, fundamentalmente, un retroceso simbólico”, resumió.