El presidente Tabaré Vázquez salió a marcar terreno en la campaña electoral. Anoche en Bella Unión llamó a “defender la alegría” de los logros del Frente Amplio (FA), enumeró buena parte de las políticas sociales de su administración y acusó a la oposición de “minimizar los logros”. “No somos percheros para que otros nos cuelguen sus culpas”, sentenció el mandatario, y agregó: “¡Con qué facilidad se habla de cosas que antes se podrían haber hecho y no se hicieron!”.
El clima en la concurrida plaza 25 de Agosto era de fiesta. Muchas banderas del FA, unas pocas de Uruguay y un cartel que decía “Peludos”.
“Si Tabaré sigue saliendo así, seguro que ganamos en primera vuelta”, evaluó al final del acto un militante con la bandera de Otorgués en los hombros. “Es increíble lo que convence”, comentó otro locatario. Sin embargo, en la tarde Vázquez había negado que estas salidas al interior persiguieran fines electorales. “Estoy simplemente defendiendo la gestión, porque estoy convencido de que estamos cumpliendo con el programa y el plan de gobierno.
Éste es el camino correcto y tengo la obligación y el derecho de informar a la población, como lo hemos venido haciendo desde que asumimos y lo seguiremos haciendo hasta el último día de febrero”, sostuvo.
En esta incursión por suelo cañero dedicó 90 minutos a defender logros, con especial énfasis en las políticas sociales para los sectores más vulnerables. Habló de los planes de Emergencia y Equidad, la reforma de la salud, las políticas para los sin techo, los programas de salud bucal y ocular, la universalización de las asignaciones familiares, el Plan Ceibal y las mejoras en ASSE. “La medida del progreso de un país no la dan los sectores socioeconómicos más altos sino los más desposeídos.
El progreso de Uruguay no se mide en BMW, en paquetes turísticos al extranjero ni en trajes Armani o carteras Vuitton”, sostuvo Vázquez, que responsabilizó a los gobiernos democráticos posdictadura de los altos niveles de pobreza del país.
“Tendría que pensar”
Antes del acto, Vázquez recorrió junto a sus ministros la planta de Alur. Allí recibió abrazos, dio besos y atendió consultas de los operarios.
A su lado iban los representantes de ANCAP, Raúl Sendic y Germán Riet.
Le explicaban inversiones y procesos mientras el presidente asentía con la cabeza y conversaba. Posó para la foto con cuatro representantes de los sindicatos locales Soca y UTAA. Les dijo que entendía su larga lucha y recordó el pasado sindical de su padre, que militó en la Federación ANCAP. Luego le salió al cruce el plantador de caña Juan Aníbal Soria, que le regaló una piedra con forma de Uruguay y lo felicitó por su gestión. Yaneco, que así lo llaman, tiene una pintada frente a la casa con la leyenda “Soy tupamaro del Che, cultivo caña de azúcar y la tierra es pa’l que la trabaja, carajo!”.
Pocos metros más adelante se detuvo frente a una salteña de 11 años que llevaba su computadora del Plan Ceibal. “En poco tiempo vamos a implantar un sistema para trabajar en red. Les vas a poder enseñar a otros chicos de Montevideo muchas cosas de aquí que ellos no conocen, y ellos van a hacer lo mismo, te van a enseñar cosas de Montevideo”, le explicó Vázquez, en tono paternal.
“Es impensable que acá en el pueblo haya votos que no sean para el FA, después de lo que revivió todo esto”, dijo uno de los operarios.
En una rueda de prensa, Vázquez vaticinó que en 2010 la facturación del proyecto de Alur será de 75 millones de dólares -este año cerrará en 20 millones-, entre la producción de azúcar, biocombustible, alcohol y energía eléctrica.
Luego pasó más directamente al terreno político. Opinó que Lacalle tuvo “mucha honestidad” cuando reconoció haberse equivocado al decir que había que esperar hasta diciembre para invertir en el país.
“Todos cometemos errores, lo bueno es darse cuenta”, comentó. Dijo no tener “ningún inconveniente” en reconocer “las cosas buenas” de anteriores gobiernos, algo que Lacalle reclamó en los últimos días, aunque acotó que en relación con los de la administración encabezada por el herrerista lo “tendría que pensar”. Sí recordó que en la crisis de 2002, desde la oposición, el FA podría haber apostado a “incendiar las praderas”, pero no lo hizo. “Optamos por poner el hombro para que el país saliera adelante”, manifestó.
“Le revienta el pecho”
El presidente de ANCAP y futuro ministro de Industria, Raúl Sendic, no ocultaba su alegría después de la visita al ingenio. “Es una satisfacción enorme que el presidente visite la planta casi culminada a punto de producir etanol y energía eléctrica, con la nueva caldera en marcha. Sentimos el orgullo del desafío cumplido”, afirmó. En 2005 la extensión cañera abarcaba 2.600 hectáreas, hoy están plantadas más de 8.000 y se prevé habilitar el año próximo otras 2.000 -esa colonia se llamará Raúl Sendic, en honor al padre del jerarca-, así como unas 2.500 para la producción de sorgo dulce, destinado a etanol.
En un segundo gobierno del FA será importante “tomar como enseñanza” la experiencia de Alur, en la que una empresa del Estado “hizo punta y operó” para mejorar la calidad de vida de la población, evaluó Sendic. “Esto permitió que hoy mucha gente esté viva en Bella Unión, porque pasamos de una mortalidad infantil de 55 por mil a 13 por mil.
Hay que pensar que muchos niños hoy están entre nosotros y podrían estar muertos”, graficó.
El ministro de Industria saliente, Daniel Martínez, opinó que blancos y colorados “se acuerdan de que los ciudadanos existen cada cinco años”, y que Vázquez fundó la “gestión de gobierno participativa”.
“Un gobierno tiene la obligación de hacer un balance de gestión y de rendir cuentas, es lógico que eso no lo entiendan quienes creen que la democracia consiste en pedir votos cada cinco años y luego no cumplir”, dijo. Para Martínez, si Vázquez compitiera en la campaña “ganaría con un 60 y pico por ciento”. Sostuvo que “por eso le tienen tanto miedo los partidos tradicionales”.
El ministro de Trabajo, Julio Baráibar, marcó que este gobierno “hizo más que los cuatro anteriores”, sin “dedicarse a promocionarlo”. “Estoy seguro de que éste es un pueblo inteligente que puede comparar y darse cuenta de que administrar bien la bonanza es una virtud y no una casualidad”, sostuvo. Desde su punto de vista, a Vázquez “le revienta el pecho de orgullo” por estos avances, y es “absolutamente justo” que recorra el país defendiéndolos.