La motosierra fue el ícono que trabajadores, jubilados y estudiantes eligieron para condensar lo que representa a su entender la vuelta al poder del candidato nacionalista a la Presidencia: un instrumento que llega para acabar con las conquistas que la clase trabajadora obtuvo en este período de gobierno. Por eso en los volantes se llamaba a “trancar la motosierra”, por eso la motosierra aparecía en un cartón, tachada, y al culminar el acto la ataron a seis globos de helio y la soltaron, para que se perdiera lejos.
Una hora antes del mediodía, las columnas provenientes de Artigas, Rivera, Cerro Largo y Rocha comenzaron a marchar desde Ejido y 18 de Julio hasta la Plaza Libertad. El PIT-CNT había dispuesto un paro general parcial entre las 10.00 y las 14.00. Los dirigentes sindicales de Bella Unión habían salido siete días antes desde su ciudad y recorrieron el trayecto a veces a pie, a veces en ómnibus, deteniéndose en los pueblos. “No queremos volver a tener un gobierno como el que tuvimos. Queremos evitar la desnutrición, la pobreza infantil”, explicó el dirigente Juan Correa, del barrio Las Láminas, que se lamentó por no poder estar en su ciudad justo cuando la visitaba el presidente Tabaré Vázquez. “Con este gobierno mejoró mucho. En 2002 teníamos un mes de zafra [de caña] y ahora tenemos seis meses”, resaltó.
Desde el estrado de más de dos metros de altura ubicado en la Plaza Libertad, la vista se perdía. Más allá del edificio del Gaucho seguían las banderas. En la manifestación, que tuvo como consigna “Contra las políticas neoliberales de los 90”, participaron cerca de 15.000 personas. “Nuestras expectativas están totalmente colmadas”, aseguró Juan Castillo, integrante del Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT.
Comparaciones
La primera oradora, Virginia Villalba, de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), hizo referencia a uno de los puntos de la plataforma: la convocatoria a anular la Ley de Caducidad en octubre. Paulino Porras, de la Organización Nacional de Jubilados y Pensionistas del Uruguay (Onajpu), advirtió que “si volvemos a la década de los 90, va a ser como este señor, que extrae la motosierra para cortar todos los logros sociales que se han conquistado”. Porras afirmó que los años 90 representaron “el cierre de fábricas, los no consejos de salarios, los hospitales y la enseñanza paupérrimas y los niños que comían pasto porque pasaban hambre”. “No queremos volver a eso”, afirmó.
Daniel de Souza, de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM), hizo un paralelismo entre los gobiernos de Lacalle y de Carlos Saúl Menem en Argentina. “Si dan un paso más allá para quitarnos las conquistas, sabremos rebelarnos y no pasarán, compañeros”, proclamó. Alejandro Laner, dirigente sindical de Salud Pública, sostuvo que en octubre se enfrentarán dos proyectos de país. “Uno ya lo vivimos, es el proyecto de la miseria, del 14% de desocupación, del 35% de pobreza. Por el otro lado, el proyecto de esperanza, para consolidar y profundizar la negociación colectiva”, manifestó.
La convocatoria también reclamaba implementar las medidas aprobadas por el Congreso del Pueblo, entre ellas, el establecimiento de un frigorífico nacional, el diseño de un plan agrario nacional y la eliminación de las AFAP.
La oposición cuestionó la movilización por entender que la central obrera hace campaña a favor del Frente Amplio. Los llamados grupos “radicales”, que ayer realizaron un contraacto en la explanada de la Universidad de la República, hicieron lo propio porque creen que de esta forma el PIT-CNT pierde su independencia de clase. A esto se hizo referencia en el discurso de la Plaza Libertad. “Hay que sentirse orgullosos de tomar posición histórica. Esto es política desde el pueblo y desde la clase obrera. Hay que tomar partido y posición ante cada evento político del país. Los que convocan a contraactos lo que hacen es apolitizar, y la clase obrera no es apolítica, se la juega, compañeros”, contestó De Souza.
Después de los discursos se escucharon las estrofas de “La Internacional”, y los asistentes, en vez de dispersarse como sucede habitualmente, cantaron durante minutos con los puños en alto.