En abril de 2008, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en ejercicio de la presidencia pro témpore del Mercosur, se comprometió, junto con su colega de Guatemala, Álvaro Colom, a impulsar un acuerdo de asociación entre el bloque y el Sica. Destacó que éste permitiría multiplicar las inversiones y promover la cooperación técnica y la transferencia tecnológica. En setiembre de 2008 se acordó el inicio de las negociaciones. La vicecanciller de República Dominicana, Clara Quiñones de Longo, explicó en ese entonces que, debido a las asimetrías entre los bloques, el propósito no era la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) sino la negociación de un convenio político, económico y de cooperación de carácter amplio entre las partes.

Se demora

El Congreso de Brasil decidió postergar hasta 2012 la elección directa de diputados al Parlamento del Mercosur, informó este domingo la agencia de noticias ANSA. Una moción presentada por el Partido de los Trabajadores fue rechazada por la oposición, por entender que “no es un tema que tenga prioridad”, ya que “antes de hacer el Parlasur se necesita más integración real”. Los mismos argumentos esgrime la oposición uruguaya para rechazar la reglamentación de elecciones directas a parlamentarios del Mercosur en octubre. En tanto, jueces de las cortes supremas de los cuatro países del bloque, reunidos la semana pasada en Buenos Aires, acordaron dar los pasos necesarios para la constitución de un tribunal de justicia supranacional vinculado al Mercosur.

En abril de 2009, el presidente Tabaré Vázquez visitó a su par costarricense, Óscar Arias. Teniendo en cuenta que a partir de julio ambos asumirían la presidencia pro témpore de los respectivos bloques, los mandatarios ratificaron su voluntad de concretar las negociaciones y fueron más allá: propusieron la firma de un TLC.

Pero sucedió algo que alteró los planes. El 28 de junio militares y civiles golpistas expulsaron de Honduras al presidente constitucional, Manuel Zelaya. A partir de entonces, la comunidad internacional tomó medidas de presión sobre el gobierno de facto, además de condenar explícitamente el golpe liderado por Roberto Micheletti. Al día siguiente del golpe de Estado, el Sica manifestó que desconoce al actual gobierno hondureño y expresó su respaldo a Zelaya. Tomó además medidas económicas, como la suspensión del apoyo financiero a ese país por parte del Banco Centroamericano de Inversión.

No obstante, la Unión Europea suspendió dos días después del golpe las negociaciones para un acuerdo de asociación con el Sica, “vistas las circunstancias”. Para mediados de julio estaba prevista una reunión en Bruselas que se pretendía que fuera la última, para cerrar el acuerdo, pero fue cancelada.

En la misma posición está el Mercosur, aseguraron a la diaria fuentes de cancillería. “Estamos esperando a ver cómo se organiza internamente el Sica a partir del golpe en Honduras. Ellos tienen que marcar la cancha y establecer cómo se redefine la membresía de Honduras”, señalaron. El Mercosur pretende que el Sica negocie excluyendo a Honduras o que defina una representación que no sea la del gobierno golpista, de lo contrario, “sería muy difícil aceptar una reunión”. “La posición del Mercosur es clara con respecto a Honduras: hay ciertas cosas que no podríamos aceptar”, enfatizaron. No obstante, las fuentes se mostraron confiadas en que el Sica “buscará la manera de no generar una situación incómoda” para poder concretar un encuentro.