El comité científico designado por las cancillerías de ambos países tenía 60 días a partir de la firma del acuerdo de Anchorena para redactar el proyecto de monitoreo conjunto. Diferencias técnicas impidieron cumplir con el plazo, y el 2 de noviembre Uruguay pidió una prórroga de diez días para continuar las negociaciones. Con el nuevo plazo ya vencido, ayer a última hora en cancillería, Timerman y Almagro, acompañados por los científicos de ambos países -Eugenio Lorenzo y Alberto Nieto por Uruguay, Guillermo Lyons y Juan Carlos Colombo por Argentina-, y por los vicecancilleres Roberto Conde y Alberto Dalotto, lograron redactar el acuerdo. Para ello decidieron dejar a un lado algunos temas que obstaculizaban el consenso y se pusieron de acuerdo en torno a diferencias técnicas sobre el monitoreo.

“Tenemos una base científica muy firme que continuará evolucionando en el futuro”, resaltó Almagro. Timerman, en tanto, manifestó que “no hubo muchas diferencias que saldar”. Tanto para la planta de UPM como para la desembocadura del Gualeguaychú se acordó realizar mediciones continuas de temperatura y calidad de las aguas, del volumen del caudal antes del vuelco de los efluentes en el río y de la turbidez del agua. Además, se estableció que la Dirección Nacional de Medio Ambiente de Uruguay tomará muestras de los pluviales que se descargan al río desde UPM, que se instalará un equipamiento para mediciones continuas que incluirá sensores, y se evaluará la calidad del aire en el predio que ocupa la pastera. Timerman afirmó que la intención de Argentina es monitorear más adelante la fauna y la flora en la zona de influencia de UPM.

En todo momento los cancilleres destacaron que se trató de un acuerdo científico y no político. Hoy se presenta el proyecto ante la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), que deberá aprobarlo, y en los próximos días se abrirá una licitación para escoger un laboratorio que analice las muestras extraídas. Según se explicitó ayer, el laboratorio será de origen canadiense. Timerman aseguró que en estos días ya se instalarán los equipos y se comenzará con el monitoreo. “No es un problema de nacionalismo. Si [UPM] contamina, contamina a los dos países. Si no contamina, no contamina a ninguno”, reflexionó el canciller argentino.