El miércoles de la semana pasada, en una reunión con referentes sectoriales del FA en Suárez y Reyes, el presidente José Mujica pidió a todos los sectores apoyo para que la Ley de Presupuesto tenga un respaldo unánime en el Senado. Solicitó además que las discrepancias se canalicen en el Consejo de Ministros, que en opinión del presidente debe ser el ámbito por excelencia de discusión política, señalaron a la diaria asistentes al encuentro. Como muestra de ello, Mujica está privilegiando cada vez más los Consejos de Ministros frente a las reuniones de gabinetes sectoriales (productivo, social, de seguridad) que fueron la tónica durante sus primeros meses de gobierno.

Los comentarios de Mujica en la reunión del miércoles hacían referencia a la posición que expresó el Partido Comunista (PCU) en su último Comité Central sobre el capítulo referente a los funcionarios públicos de la Ley de Presupuesto. El sector votó a favor en la Cámara de Diputados por disciplina partidaria, pero no tiene definido qué hara en Senadores. “Lo resolveremos cuando se discuta en la bancada. La posición del PCU está muy clara en el documento [del Comité Central], estamos en contra de esos artículos. Por ahí hay una pista”, deslizó el senador Eduardo Lorier.

Para algunos dirigentes del Frente Líber Seregni (FLS), este tipo de posturas responden a “perfilismos” de cara a los congresos partidarios (en diciembre se realiza el del PCU y concluye el del Movimiento de Participación Popular, MPP). “Siempre hay perfilismos, eso no es nuevo ni lo va a ser”, estimó el senador Rafael Michelini (Nuevo Espacio). En tanto, la diputada Daniela Paysée (Asamblea Uruguay) consideró que “estos perfiles a veces tienen más estridencia desde el punto de vista mediático que lo que en realidad son en el debate interno”. “Hay además una coyuntura de congresos partidarios donde los perfiles se exacerban”, evaluó. Respecto a los artículos sobre los funcionarios públicos, la legisladora señaló que “en Diputados se votó a favor” y que espera que en el Senado “pase lo mismo, porque estos temas fueron privativos en la interna partidaria y se tomaron definiciones al respecto en los cuales todos estuvimos de acuerdo”. “El FA considera que éste es el mejor presupuesto que se pudo dar en este momento. El que se desmarque asumirá la responsabilidad de eso desde el punto de vista de lo que significa la unidad de acción”, advirtió.

Lorier no cree que este tipo de posicionamientos ponga en riesgo la unidad. “La unidad no está en juego en ninguna instancia. Para nosotros la unidad no depende de integrar o no el gobierno con cargos, lo que apoyamos es un programa, no hacemos especulaciones tácticas”, afirmó. Sostuvo que su sector es “crítico” respecto al gobierno, “en el sentido de ser capaces de ir hasta el fondo de las cosas, siempre con propuestas fundadas”.

Otro factor que pone en riesgo la unidad, según algunos dirigentes, es la discusión en torno al proyecto interpretativo de la caducidad. “La unidad, en la medida en que se respeten las decisiones del FA y los acuerdos internos, no va a estar afectada. Esperemos que ello no suceda”, alertó el senador Rafael Michelini (Nuevo Espacio). Para Paysée, “la unidad está un poco golpeada” con este tema, pero estimó que “no peligra en términos macro, porque es un principio que tenemos todos incorporado”.

Independencia de clase

Otro campo en el que se expresan las dificultades internas del FA es en el movimiento sindical. En el conflicto bancario, una de las listas que lleva adelante las medidas más duras, la 17, está compuesta mayormente por dirigentes afines al PCU y al MPP. Sindicalistas afines al FLS hacen notar que ellos son más “oficialistas” que los propios sectores que constituyeron la base de apoyo del presidente Mujica en las elecciones internas de junio de 2009. Dirigentes políticos de esta misma tendencia consideran que las medidas adoptadas son “desmedidas” en relación con las reivindicaciones. “El Clearing de Informes, por ejemplo, es un ámbito sensible, donde está en juego el país productivo al que todos aspiramos. Me parece que el movimiento sindical debe evaluar qué gobiernos en este país han atendido sus demandas y cuáles han sido indiferentes”, consideró Paysée.

Lorier niega que haya detrás de la conflictividad sindical una intención política. “A veces se les busca a las cosas un trasfondo que no tienen. No hay un trasfondo político, no hay ninguna medida ni maniobra detrás. Esto es una olla de presión que venía de largo tiempo atrás”, consideró, en referencia al conflicto bancario. Opinó además que ese conflicto “ya está solucionado”.

Julio Pérez (Alianza Progresista) entiende, en cambio, que los congresos partidarios de los próximos meses y el congreso del PIT-CNT del año próximo podrían tener incidencia en el desarrollo de algunos conflictos sindicales. “Todo puede estar jugando. Pero esto no es sólo un tema de línea política, porque hay cuestiones que responden más a los hombres”, manifestó.

Pérez considera que algunos sindicalistas, sobre todo los que militan en Articulación, han tenido “mayor madurez” para adaptarse a los gobiernos del FA. “Esto no es un tema de moderación o radicalidad, sino de aprendizaje. Hace 20 años Richard Read (ex militante del PVP, hoy en el FLS) no era ningún moderado, y tampoco lo era Luis Romero (director de Trabajo y ex sindicalista de Funsa). Una vez te pegás la cabeza contra la pared, y dos capaz que también, pero en la tercera ya tu postura no puede ser la misma”, dijo el aliancista.

“Son cosas que siempre juegan, pero no es algo de ahora. Siempre ha pasado que los congresos tienen una influencia en los conflictos”, sentenció el diputado Óscar Groba (Espacio 609), quien al igual que Pérez ha participado en las negociaciones con AEBU en representación de la Mesa Política del FA.

Groba, ex militante del Partido Comunista y ex coordinador del PIT-CNT, marca dos escenarios posibles en la compleja relación entre sindicalismo y militancia política: “Cuando la capacidad de convencer y negociar de un cuadro sindical funciona correctamente, puede terminar hasta influyendo en las decisiones de una interna partidaria, pero cuando esa firmeza no existe puede pasar que los partidos terminen marcando la orientación de un conflicto”, comentó.