Flaco por sí mismo
Presupuesto. El FA instaló comisiones con concejales, alcaldes, el Ejecutivo, la Mesa Política y la bancada de ediles. Iniciamos rondas con el Partido Nacional y el Partido Colorado. Esta semana se instaló una comisión con el PC, que ha expresado su voluntad de apoyar las iniciativas en obras e infraestructura, el aumento en inversión social y continuarán analizando el aumento de contribución inmobiliaria por franjas. En síntesis, nos dijeron que no descartaban el respaldo, y si ese escenario se consolida tendríamos los 21 votos. Y si esto se desata, seguramente haya sectores blancos que van a respaldar el presupuesto en la Junta Departamental. Interpretativo. Es muy difícil después de dos pronunciamientos del soberano tratar de sacar interpretaciones de la ley por vía parlamentaria. Estamos contra la ley y fui el primer intendente que firmó en la última campaña, pero fuimos derrotados. Ésa es la verdad. Puede estar en peligro una herramienta que nos sirvió para frenar la oleada privatizadora de los 90, aunque también es cierto que hay que medir este problema en función de la unidad de acción del FA. Tenemos un doble desafío por delante, y hay que resolverlo en clave de FA. Nin Novoa. Confío en su honestidad y por eso lo respaldamos. Hay medios de derecha que están generando un estado de opinión que no otorga las garantías del proceso. Me tocó vivir un vapuleo mediático similar en el primer gobierno, que incluyó tres o cuatro juicios. Todos se archivaron. Durante años tuve que soportar el olor de los camiones cisterna de estiércol que me tiraron.
-¿En qué medida la integración de Darío Pérez al gabinete ha facilitado la estabilidad del gobierno?
-Ha sido muy importante. No es lo mismo ver la gestión desde afuera, y el involucramiento de los compañeros de Cabildo, y de otros sectores que respaldaron a Darío, ha terminado en un aporte significativo para la elaboración del presupuesto y la redimensión del gobierno. Darío participa en la agrupación de gobierno y en las comisiones cuatripartitas, y hay una sintonía en el FA alrededor del proyecto. Las dos principales fuerzas políticas de Maldonado, la Alianza Progresista y Cabildo, son las que proporcionalmente tienen menos cargos en el Ejecutivo, porque no se manejó un criterio de ponderación sino de capacidad técnica.
-¿Por qué el Frente Liber Seregni (FLS) no termina de despegar?
-Porque tiene que dejar de ser un acuerdo electoral y convertirse en un espacio político. Le falta forma y estructura. El FLS está haciendo el esfuerzo, pero si no avanza puede generar desánimo. Y me incluyo en eso. Y no circunscribo este espacio sólo a la Alianza Progresista, Asamblea Uruguay, Nuevo Espacio y Banderas de Liber, sino que pienso en un espacio más amplio con la CAP-L, la Vertiente Artiguista y el Partido Socialista. El problema es que hay versiones cortoplacistas. No podemos anteponer proyectos colectivos a intereses particulares. Al momento de construir proyectos como el FLS tenemos que estar dispuestos incluso a que nuestros nombres sean prescindidos para integrar una lista. Me preocupa cómo nos cuesta enamorar a amplios sectores del sindicalismo y de la cultura que son afines a la propuesta del FLS.
¿Le falta rumbo al gobierno de Mujica?
El gobierno enfrenta una discusión clave como la presupuestal, y en eso aparecen actores organizados, como los sindicatos, las cámaras empresariales o los médicos, que quieren tener una discusión más activa, y después hay amplios sectores que no tienen voz. Y que tienen que incorporarse a la participación ciudadana. Si el FA no sale a defender este presupuesto, corremos el riesgo de que sectores corporativos, que tienen mayor capacidad de movilización, participen más del reparto de la riqueza, y que los grupos más vulnerables queden afuera.
-Está bien lo de las amenazas corporativas. ¿Pero no hay errores propios?
-Claro que hay fallas, como tener una agenda tan abierta. Hay demasiados temas que el gobierno le ha colocado encima de la mesa a la ciudadanía, tal vez por las características del presidente de la República. Y del lado del FA, nos falta ponernos atrás de Pepe con más fuerza, entre otras cosas para ayudar a cerrar esa agenda tan amplia y dar respuesta a las situaciones de conflicto. Hoy vivimos un escenario bastante complejo, eso es cierto. Y la oposición también juega. Cuando el senador Pedro Bordaberry plantea que el presidente tiene que irse a descansar, tenemos que darnos cuenta de que hay que salir a cortar grueso. Porque la derecha más rancia de nuestro país no tiene derecho a cuestionar la legitimidad del gobierno o el rol del presidente. No podemos confundirnos: cuando se le pega así al Pepe es también un golpe durísimo al FA, y tenemos que cerrar filas. A veces parece que algunos compañeros de izquierda, para tener un micrófono, se olvidan de eso.
-¿Hay riesgo de que no se concreten compromisos programáticos?
-Las concreciones pueden peligrar. Porque si el gobierno abre varios frentes, y al mismo tiempo los militantes de izquierda estimulamos conflictos sociales, unos para plantear el gobierno en disputa y otros para ser más radicales porque el programa de izquierda no los contempla. Hay mucho perfilismo, y no podemos pedirle al FA más de lo que tiene en su programa, porque por ese camino los marginados van a seguir estando en la misma de siempre. Si nos seguimos mirando el ombligo y perdemos la visión integral del proyecto, vamos derecho al camino de Chile, o como ya había sucedido antes con gobiernos socialdemócratas en Europa.