En un salón de actos de la Torre Ejecutiva repleto en su mayoría de mujeres, realizó ayer su primera aparición pública la nueva directora del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), Beatriz Ramírez. La jerarca abrió la jornada recordando a la alemana activista política y obrera Clara Zetkin, quien el 8 de marzo de 1920 propuso durante el II Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas instaurar un día de homenaje. “La institucionalidad de género no es otra cosa que producto de las grandes luchas de las mujeres a lo largo de su historia”, expresó Ramírez como reconocimiento.

En su intervención, durante el repaso de los alcances de la gestión del Inmujeres en la pasada administración, saludó el trabajo de su antecesora, Carmen Beramendi, que realizó la tarea “sin capital político acumulado”. Y también reconoció a Mariela Mazzotti -cuya dirección en el Inmujeres fue objetada por Mujica- por su trabajo coordinado con el instituto desde la comuna capitalina.

Ramírez dedicó especialmente un párrafo a mencionar la labor del departamento de Mujeres Afro que funciona dentro de Inmujeres, donde se desempeñaba hasta la semana pasada. “Es una huella en el desafío que surgió en el movimiento afrodescendiente de este país para hacer política de Estado”, destacó. Un lugar “central” en su gestión tendrá la violencia de género: “Las cifras dan a entender que éste sigue siendo un tema de emergencia nacional”, dijo y añadió: “Esto se hace colectivamente o no se hace”.

Entre el público había legisladoras, representantes del gobierno nacional y departamental de Montevideo, académicas y activistas de diversas organizaciones sociales. En ese marco, volvieron a circular, como en el acto de asunción de Mujica el 1 de marzo, las manos de cartón naranjas que piden “Aborto legal 2010”. La materialización verbal de la reivindicación llegó y fue celebrada con la oratoria del ministro de Salud Pública, Daniel Olesker: “Esperamos que en este período de gobierno se complete esta ley [la de Salud Sexual y Reproductiva] con la despenalización del aborto”, señaló.

Vayan pasando

Luis Rosadilla (Defensa Nacional) fue quien rompió el hielo. “Buenos días a todas y todos”, enfatizó. “¿Vieron que ya estamos aprendiendo? Y traje los deberes hechos”, expresó con sorna y luego se puso serio. “Los avances legislativos se plasman parcialmente. Cuesta mucho cambiar una cultura profundamente” reflexionó y puso su propia experiencia como ejemplo. “Nacimos y nos criamos de tal forma que éste es un bocado que masticamos y masticamos y no terminamos de tragar”, reconoció el ministro. “Te vamos a poner un poquito de miel”, interrumpió la edila colorada Glenda Rondán.

A modo de respuesta, Rosadilla señaló que el de género “no es un tema que surja a la hora de proyectar”. “Es un tema del que hay que acordarse porque son políticamente correctos”, remató. “Dije que traje los deberes. Pero no nos gusta copiar, el informe lo hizo Gabriela González”, explicó y le dio la palabra. (Ver nota vinculada al final). Enseguida le llegó el turno a Industria, Energía y Minería, por el cual tomó la posta el subsecretario, Edgardo Ortuño. “Después de la decisión de Rosadilla me quedé pensando si debería o no debería darle la palabra a Patricia, que fue la que hizo el informe, pero creo que no. Que los que no somos mujeres tenemos que asumir este tema”, opinó.

Para entonces, la moderadora anunció la retirada de Mujica agradeciendo su presencia. En cambio, las presentes le reclamaron firmemente “¡Que hable!”, “¡Que hable!”, “¡Que hable!” aunque sin éxito, porque en unos segundos el presidente desapareció por la puerta de emergencia.

Luchadoras sin rostro

”Fui engañado como pocas veces”, dijo el titular de Transporte y Obras Púbicas, Enrique Pintado, luego de que ya habían hablado varios asesores en representación de los secretarios de Estado. “Sólo el ministro puede hablar’, me dijeron cuando sugerí que hablara la entendida en la materia”, protestó e hizo una mención que no fue bien recibida. Sugirió que como “la jornada se hacía muy larga” para el próximo año rindieran cuenta “los mejores ministerios”. La respuesta fue un “no” unánime y algún comentario acerca de que iniciativas como ésa apuntaban a “invisibilizar a los peores”.

La ministra de Vivienda, Graciela Muslera, reconoció sin rodeos que no estuvo informada a tiempo de la rendición y se excusó de asumir compromisos “sin la madurez” que implica, aunque dejó “las puertas abiertas del ministerio”. “Hasta hace 15 días no tenía idea de que tenía que hablar delante de ustedes”, también avisó el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre. Oriundo de Salto, también trajo a colación su experiencia personal, aclarando que no proviene del terreno político sino del ámbito privado. “Fui educado para entender que el rol de la mujer es el de madre, mujer, ama de casa, protectora moral. Y esta instancia de hoy nos pone, a los ignorantes en la materia, en este compromiso y nos obliga personal e institucionalmente en estos temas”, reflexionó. “La agricultura familiar representa el 20% de la actividad económica, pero dos tercios de los agricultores del país son la clave del desarrollo; y no hay agricultura familiar sin mujeres en el campo”, afirmó y relató otra experiencia personal. “Mi madre es de origen rural. La mayor de 52 nietos de un inmigrante italiano que eran criados para ser monjas y curas. Cuando estaba claro que mi madre no iba por ese camino la sacaron de la educación y durante seis años recorrió caminando cuatro quilómetros al liceo. Luego se vino a Montevideo, donde hizo la carrera de odontología. Luchadora social anónima, hoy me hubiera gustado que estuviera acá”, contó con emoción, contagiando a las presentes.