Al cierre de esta edición ya habían sido cerca de 20 los legisladores que opinaron sobre la declaración que debía emitir el Parlamento ante la muerte de Zapata Tamayo. El encargado de explicitar la postura oficialista fue su coordinador de bancada, el asambleísta José Carlos Mahía, quien manifestó que la declaración promovida por el FA y probablemente aprobada únicamente con sus votos es “equilibrada” y rescata algunas de las posiciones históricas del país en lo que refiere a los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos.

El texto “no elude”, según Mahía, “el hecho en sí mismo, la extensa huelga de hambre que llevó al fallecimiento de Zapata Tamayo”. En efecto, la declaración “lamenta la muerte” y “aspira a que no ocurran en el futuro hechos de esta naturaleza”.

Sin embargo, Mahía destacó que el episodio no puede analizarse de forma aislada, sino que debe tomarse en cuenta el escenario político que vive Cuba desde hace décadas, y en ese marco criticó la “política de agresión” de Estados Unidos hacia Cuba, el embargo económico al que está sometida la isla, los intentos de asesinato y la ocupación del territorio de Guantánamo. “Tal situación obstaculiza el juicio sereno y objetivo sobre cualquier circunstancia, por más lamentable que ella sea”, indica la declaración.

El diputado recordó informes de Amnistía Internacional (AI) que denunciaban violaciones a los Derechos Humanos en Honduras, México y Colombia, en referencia al informe que la organización realizó respecto de la situación cubana: “Sí nos preocupa la situación de Derechos Humanos en Cuba, pero nos preocupa en la región, y queremos enmarcarlo en ese contexto general”, señaló. En ese sentido, la declaración del FA afirma que los informes de AI sobre la región “abren un signo de preocupación y ratifican la necesidad de mantener una actitud de diálogo permanente en la comunidad internacional”.

Citando a Mario Benedetti, Mahía afirmó que “la historia de Cuba no nos permite ser neutrales”, y destacó los logros de la revolución en educación, deporte y salud. “¿Uruguay no tiene que agradecer la solidaridad de Cuba en materia de salud?”, se preguntó el legislador en referencia a la Operación Milagro y a las miles de personas que fueron operadas de cataratas por profesionales cubanos. “¿Se tiene que aislar eso?”, reiteró. El representante del FA aclaró que los legisladores oficialistas “no somos personas que miren con obsecuencia ningún sistema” y agregó, citando en este caso a Silvio Rodríguez y a Pablo Milanés, que “por supuesto creemos que hay cosas que necesariamente tienen que cambiar, que la renovación tiene que ser parte del sistema de la revolución”.

Me toca a mí

El diputado Jaime Trobo, representante del Partido Nacional en la Comisión de Asuntos Internacionales, planteó que el proyecto de declaración del nacionalismo expresa “solidaridad con el pueblo cubano” y “convencimiento de la necesidad de que se inicie en Cuba una etapa de transición hacia una sociedad democrática y respetuosa de libertades y derechos”. Trobo acusó al oficialismo de soberbia: “¿Quién puede negarse a defender los Derechos Humanos? ¿Quién tiene derecho a administrar el contexto histórico para decir ‘aquí no se están violando tanto como allá los Derechos Humanos’? Quien lo haga padece de una enfermedad de soberbia inaceptable”, aseguró el legislador herrerista.

Acto seguido, se dedicó a comparar el régimen cubano con las dictaduras militares del Cono Sur en las décadas de 1970 y 1980: “Del mismo modo que Pinochet, que Galtieri, Videla y el Goyo Álvarez, Cuba usa los mismos instrumentos para sustentar un gobierno”, afirmó, y enumeró algunos: “Libertad vigilada por el gobierno, prensa oficial, partido único, sindicatos amarillos, instrucción en lugar de educación, cierre de fronteras para salir y para entrar, censura y limitación de internet”.

Trobo manifestó que la intención del debate no es emitir una declaración sino alcanzar el “compromiso ético de poner a Uruguay a trabajar en la transición de Cuba, a ayudarla a que sea libre”. El diputado dijo que la transición en la isla “es inevitable” y encomendó la tarea a la izquierda: “Con su compleja trama de compromisos políticos, tal vez tengan instrumentos idóneos para contribuir”.

Por su parte, el representante del Partido Colorado (PC) en la comisión, Fernando Amado, aclaró que la posición de su partido es “independiente, descontaminada”, y en particular deslizó que su colectividad “no tiene contacto con el gobierno cubano ni con los disidentes en Miami”. Se distanció de la postura del oficialismo pero también de la de los blancos, manifestando que no hay que tener “tanta vehemencia para condenar la dictadura cubana -hablando bajito en otras instancias-, ni tanta vergüenza en decir las cosas por su nombre cuando hay que decirlas”.

El diputado afirmó, igual que Mahía, que “no se puede ser neutral”, pero en su caso dijo las violaciones de los Derechos Humanos “hay que condenarlas siempre”. El proyecto de declaración del PC también llamaba a agotar “todos los esfuerzos diplomáticos” para que la transición “que ya se está operando sea lo menos traumática posible”.