La cita estaba pactada para las 16.00 en el piso once, donde se encuentra la oficina de Mujica. Diez minutos antes ya se habían encontrado todos los delegados de la organización, pero no querían “prensa”. “¿Cómo se enteraron? No queríamos aparecer, no queremos hacer presión porque ésta es la primera reunión con Mujica”, advirtió a la diaria Luisa Cuesta. Ayer, en su audición radial de M24, el presidente llamó a “armar la convivencia” sin que eso signifique el “renunciamiento a nada”. “No significa que haya que andar de la mano, a los besitos. Significa tener tareas en común que nuestra sociedad debe tener que intentar resolver, cada cual desde donde está”, afirmó.

Prosiguió: “Nos parece lógico que haya gente que clame por justicia y luche por ella en nuestra sociedad. Nos parece lógico que haya gente que piense que en realidad cumplió un papel histórico y que hay que dar vuelta la página. Ni se da vuelta la página ni lo otro. [...] El concepto de convivir es muy superior al concepto de reconciliar. Porque el de reconciliar parte de algo imposible, que es pedirle a la gente que abdique, y pedirle a la gente que abdique es pedirle que renuncie a su libertad. El de convivir parte de [una] idea básica que es respetar las distintas formas de interpretación de la libertad que cada cual tiene”.

Como integrante de Familiares, Milka González se sintió aludida. “Dentro de la sociedad puede ser [que haya reconciliación] pero nosotros ¿por qué vamos a buscar reconciliación con ellos? Eso es algo individual, igual que el perdón. ¿Qué vamos a perdonar? ¿Qué es lo que debemos perdonar? Que nos digan”, comentó a la diaria. “A mí lo único que me importa es que digan la verdad. Mi opinión es que si dicen la verdad se vayan a donde se les antoje; presos no me gustan, no me gustan presos”, enfatizó por su parte Cuesta.

“Fue sólo un gesto”, señaló González en referencia a la bandera tupamara, presuntamente utilizada durante la toma de Pando en 1969, que el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, José Bonilla, le entregó a Mujica el viernes para “comenzar la reconciliación” y “llevar adelante la unidad nacional”. “Lo que pasa es que los desaparecidos los tienen ellos, ellos saben lo que pasó y ninguno de ellos va a hablar. Ninguno de los militares va a hablar, ¿te das cuenta?”, lamentó Cuesta.

Hablemos

“Algunos piensan que estamos empecinados en quedarnos en el pasado. Nosotros sentimos que, por el contrario, estamos comprometidos con el futuro. [...] Es mucho lo que se ha avanzado en este tiempo, pero aún falta contestar cómo, cuándo, dónde y por qué. [...] Usted sabe que en esta lucha no nos guían intereses partidarios ni personales espurios”, había expresado Familiares el día de la asunción presidencial.

Ese día, recordó Cuesta, Mujica no los recibió, y por eso ayer llegaban con una gran expectativa, que se ensombreció por unos momentos cuando, en la mesa de entrada de la Torre Ejecutiva, se dijo a los periodistas que estaba “anotado” que la reunión sería sólo con el secretario de la presidencia, Alberto Breccia. En apoyo de esa afirmación, la funcionaria señaló que ayer no se había realizado el ceremonial con integrantes del cuerpo de Blandengues que indica la presencia de Mujica en la sede del Poder Ejecutivo.

Pero el mandatario estaba en su despacho, y su encuentro con la delegación de Familiares se prolongó por más de una hora. “Estamos contentos de que nos recibiera. Nos entendimos, pienso que nos entendimos, hablamos como en familia. Nos encontramos con una persona que está consustanciada en el tema tanto como nosotros”, expresó Cuesta tras la reunión. Los visitantes hicieron dos pedidos. El primero tiene que ver con la Comisión de Seguimiento (de hechos relevantes para la investigación sobre detenidos desaparecidos) creada tras el trabajo de la Comisión para la Paz: “Necesita estructura para que se fortalezca el trabajo y que el trabajo por la verdad sea muy positivo. Tiene una pobreza de apoyo en esta transición muy importante”.

La segunda fue una cadena nacional para el 20 de mayo, día en que se realizará la 15ª Marcha del Silencio, para homenajear una vez más a los más de 200 desparecidos y demandar verdad y justicia, en el aniversario de la aparición, en Buenos Aires, de los cadáveres de Rosario Barredo, Héctor Gutiérrez Ruiz, Zelmar Michelini y William Whitelaw. El mensaje que se quiere difundir, adelantó a la diaria Óscar Urtazú, es muy claro. “No hay nada laudado, la anulación de la Ley de Caducidad no terminará con la impunidad y la teoría de los dos demonios no existe”, simplificó. Y añadió: “Suponer que hay dos demonios es suponer que hubo una guerra entre dos partes iguales, y eso no fue así. Y que la guerra continúa, ésa no te la llevo”.