El ambiente era bastante diferente al de Montevideo: los tres partidos más importantes del país sentían en la previa que tenían chances de ganar, lo que le dio al departamento un diferencial. La responsable de esta situación había sido una encuesta de Interconsult a pocos días de la elección, que había dado un triple empate técnico. Las columnas de los focos de luz estaban plagadas de carteles y colores y muchas de nombres que informaban el contenido de las innumerables listas de los 10 candidatos que se presentaron para las elecciones riverenses. La consigna que más se veía era “Pasá la posta”, de Marne Osorio, identificado popularmente por su nombre de pila.
Las calles reflejaban la estrategia de cada uno de los partidos. El FA apostó a promotores y coches con avisos que difundían los nombres de los tres candidatos -Adriana Garicoits, Domingo Tano Cairello y Antonio Tono Cabrera- con relativa equidad, lo que no permitía vaticinar un favorito. En el Partido Nacional la ecuación era otra: Augusto Cal y Juan Joaquín Damboiarena fueron totalmente superados por la presencia de Fernando Araújo (Unidad Nacional), cuya campaña estuvo sostenida por la utilización de mujeres jóvenes que repartieron sus listas durante toda la tarde del domingo.
Ese mismo predominio existía en el Partido Colorado para Marne, con el plus de ser el candidato oficialista, y cuya militancia ya saboreaba la victoria desde temprano en la tarde. A un montevideano que ignorara la coyuntura política riverense y hubiese visto alguno de sus afiches se le habría complicado distinguir a qué partido pertenecía. En sus afiches no predominaba el colorado, sino que era una mezcla de blanco, rojo, amarillo, azul y verde. La aparición del ex intendente y ahora senador Tabaré Viera era lo único que permitía establecer con claridad la pertenencia de Marne al Partido Colorado.
“En Rivera el tema del lema Partido Colorado en las campañas electorales locales es una situación más legal y formal que un sentimiento. Nosotros tenemos un movimiento con ciudadanos que pertenecen a otras colectividades políticas, como el PN y el FA, porque proponemos que se elija un programa y un equipo de vecinos para llevarlo adelante. Los problemas y las soluciones de la gente no tienen color y nosotros acá tenemos que convocar a todo el pueblo”, dijo Osorio unos minutos antes de escuchar en su sede las bocas de urna, en que sonaba cumbia. Al candidato se lo veía feliz, aunque se distanció del triunfalismo alegando que no tenía ni idea de cómo le había ido en las votaciones.
En los demás partidos también había optimismo, aunque mucho más en los militantes del PN que en los del FA. Los primeros decían que seguramente Araújo iba a ser el ganador, pero entre los segundos una frase de una militante de la lista 711 lo definió todo: “Acá gana Osorio claro y el FA es segundo”. Esto fue ratificado por varios militantes frenteamplistas, que reconocían que terminar segundos “a pocos puntos del PC” iba a ser un “buen logro”, más si se tenía en cuenta que en 2005 el FA había quedado tercero.
Se abrió la urna
En las sedes de los candidatos frenteamplistas las caras lo decían todo. En la Casa del Pueblo del Partido Socialista había una preocupación visible por los resultados, al tiempo que en la sede del MPP, donde estaba la candidata Adriana Garicoits, algunos militantes lloraban.
La contrapartida estaba a unas cuadras de distancia de la casa emepepista, en donde la sede de Marne estallaba. Un centenar de personas se felicitaban y se abrazaban, soportando el frío y escuchando en unos altoparlantes una entrevista que le hacían a Osorio desde radio Internacional: “Estos resultados que aparentemente se están dando son históricos y me llenan de orgullo”.
Un camión con una fotografía suya había cerrado la calle y permitía que los seguidores colorados se siguieran acumulando. Al poco tiempo aparecieron los fuegos artificiales, y minutos después apareció el hombre de la noche, acompañado por el senador Tabaré Viera. Ambos saludaron a todas las personas que se les acercaban, bajo una intensa lluvia de papelitos que parecía no terminar nunca. En declaraciones a la diaria, Osorio resaltó: “El pueblo de Rivera no ha elegido un intendente colorado, sino un vecino, un proyecto departamental que viene llevándose a cabo desde hace diez años, un equipo que el pueblo ya conoce. Es una causa que desde su ejecución misma no ha tenido una impronta colorada, sino celeste del departamento”. Respecto de la competencia de Proba con Vamos Uruguay, el electo intendente desestimó polemizar: “Las diferencias no son lo relevante, somos colorados de corazón y vamos a serlo por toda la vida. Pero estamos convencidos de que los servidores públicos deben estar comprometidos con el pueblo, sin dejar de levantar sus propias banderas”.
Por su parte, Garicoits dijo que existe una “gran angustia” y “desi-lusión” desde su sector, ya que esperaban una diferencia menor con el PC. La candidata enfatizó que el FA “debe trabajar más durante los próximos cinco años”, aunque opinó que “los tres candidatos trabajaron muy bien en la interna, ya que había un nivel de unidad”. De todas maneras, resaltó que los resultados reflejan una serie de factores que influyeron, como el porcentaje de dinero destinado a la campaña, además de que “durante cinco años como fuerza política no hemos buscado ser oposición de gobierno”.
En tanto, Fernando Araújo (candidato más votado del PN) se limitó a acotar que el resultado reflejó “10 años de ejercicio de la intendencia del partido político que maneja el poder”. Al cierre de esta nota se pronosticaba una victoria del PC con un porcentaje de votos superior a 50%, mientras que entre el PN y el FA el conteo está muy parejo: se estimaba que cada uno rondaba 23%, aunque también se pronosticaba un posterior despegue de los blancos.